Saturday, October 31, 2009

Re-elección presidencial

Considero que dentro del paquete de posibles reformas políticas a discutirse (y que se ha centrado en el Parlamento) podría incluirse la habilitación de la re-elección presidencial consecutiva por un sólo período. Creo que la eliminación de la re-elección consecutiva –reforma constitucional ejecutada al calor de la fuga de Fujimori—es y será negativa para el afianzamiento de gobiernos que respondan mejor a los intereses de las mayorías. Expongo cuatro razones por las que sostengo es apropiada.

En primer lugar, la re-elección es el principal mecanismo de rendición de cuentas con el que cuentan los electores sobre el desempeño de sus elegidos. La re-elección puede permitir al electorado premiar o castigar a la autoridad elegida, de acuerdo con elementos concretos basados en la evaluación de su desempeño durante el primer período (y no en base a promesas o esperanzas sin fundamento más allá del discurso demagógico). En segundo lugar, la posibilidad de una re-elección puede ser un incentivo para la autoridad para mejorar su actuación. De otro modo, se corre el riesgo que la autoridad elegida se desentienda de su función y, a falta de motivaciones, reduzca su trabajo a una mediocre administración pública sin ambiciones. En tercer lugar, la posibilidad de una re-elección permite plantear políticas de mediano plazo, con un horizonte mayor al inminente recambio. Y en cuarto lugar, complementariamente con el punto anterior, la posibilidad de la permanencia en el gobierno contribuye a la construcción de una burocracia con profesionales con mayor experiencia en la administración pública, cuyo proceso de aprendizaje se fortalece conforme pasa el tiempo.

Obviamente, la re-elección presidencial consecutiva no está exenta de riesgos, sobre todo si el marco legal puede ser “interpretado” antojadizamente y dar pie a la perpetuación en el cargo o a proyectos autoritarios como los de Venezuela o Colombia. Considero que estos riesgos autoritarios podrían ser atenuados, si reducimos cada período presidencial a cuatro años, disminuyendo así los efectos producidos por el desgaste del tercer año (año equidistante de la “luna de miel” y de la inminencia del recambio).

La re-elección per se no es una institución perjudicial para la democracia ni para su institucionalización. Por el contrario, considero que tiene más virtudes que debilidades. Sin embargo, la percepción que tenemos de ella está contaminada por la experiencia de los últimos años del fujimorismo, y por el abuso chavista de este recurso. Creo, sin embargo, que si los ciudadanos recobramos el derecho a re-elegir a nuestros gobernantes, haremos que éstos tengan más incentivos para mejorar su desempeño y no sentirse como aves de paso que sólo les interesa gozar de los beneficios de la banda presidencial.

Publicado en Correo, 31 de Octubre del 2009.

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Monday, October 26, 2009

III Congreso Internacional de Estudios Electorales

Esta semana se realiza en Salamanca (España), el III Congreso Internacional de Estudios Electorales, donde presentaré el paper “Reformas políticas y clivajes estructurales. Evolución de la distribución del voto de los partidos políticos peruanos (1998-2006)”. El programa del área Partidos y Sistemas de Partidos lo pueden encontrar en este link. Y el resumen del documento es el siguiente:

El conjunto de reformas políticas aplicadas en el contexto de la transición del Fujimorismo a un régimen democrático en el Perú han determinado procesos de "territorialización" en los partidos políticos más antiguos del sistema político peruano. Como estrategia para su éxito electoral (APRA) o de sobrevivencia (Unidad Nacional), estas organizaciones han desarrollado determinados patrones de "territorialización" en el país, teniendo como eje los centros urbanos más importantes y las regiones de mayor desarrollo económico, abandonando de esta manera ambiciones de presencia nacional (una débil representación en zonas de economía tradicional). Utilizando resultados electorales (1998, 2000, 2001, 2002 y 2006) y una metodología geo-referencial (Sistema de Información Geográfica), se profundiza en las características de los nuevos patrones de asentamiento territorial de los partidos políticos “nacionales” en el Perú: urbano, dependiente del sistema vial costeño, alrededor de las zonas agrícolas exportadoras; y a su vez alejados de las zonas de agricultura tradicional y de actividad minera. Los hallazgos permitirán incorporar nuevos elementos y renovar la discusión sobre el impacto de los clivajes estructurales y de las reformas políticas en la distribución territorial del voto en este país.

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Saturday, October 24, 2009

El “sorprendente” Arana: ¿Marco o Carlos?

Imagínese que es un ciudadano de un sector popular de las zonas marginales de cualquier ciudad del país. Imagínese que no tiene un trabajo fijo, y que vive de cachuelos eventuales, como peón en la construcción de un edificio nuevo, o como comerciante interprovincial. Obviamente, no tiene tiempo para participar de alguna organización política (llámese partido) o de evaluar las propuestas políticas (y sus matices ideológicos) de las plataformas políticas de aquellas. En todo caso, le convencerá aquel discurso que se dirija a su realidad cotidiana. ¿Qué tipo de vínculo político considera, estimado lector, será más atractivo para este ciudadano? ¿Aquél que le ofrece un puesto de trabajo o un beneficio concreto e inmediato, aunque sea temporal, a cambio de su apoyo político? ¿O aquél que apela a un discurso de desarrollo alternativo concentrado en la “defensa del medio ambiente”?

En los últimos años, dos personajes han intentado la construcción de vínculos entre la política y la ciudadanía a través de estas dos estrategias distintas. Uno de ellos ha logrado protagonismo en el contexto de conflictos sociales en zonas de inversión minera, arbitrando o “defendiendo” a las comunidades afectadas por esta actividad. El otro aparece como una suerte de especialista en articular redes y estrategias de movilización política –clientelares—a través de programas sociales. El primero busca acercarse al ciudadano a través de un discurso programático/ideológico. El segundo a través de un intercambio entre bienes a cambio de soporte político. El primero tienta la Presidencia de la República. El segundo “trabaja para su partido”, el Apra. ¿Cuál de los dos, considera Usted, sintoniza mejor con el perfil del ciudadano que describíamos inicialmente?

A estas alturas, no debería sorprendernos que los vínculos clientelares sean más fuertes en el establecimiento de las fidelidades políticas. En un contexto donde las discusiones programáticas resultan sofisticadas y abstractas para el ciudadanos promedio, en el que los arraigos personalistas son endebles (los caudillos históricos no existen), y en el que la política está desprestigiada, el clientelismo se convierte en una estrategia pragmática, donde paradójicamente, el ciudadano tiene capacidad de negociación, de conseguir bienes materiales de manera más inmediata, y de construir lealtades. Evidentemente, también tiene su lado oscuro, porque la relación es asimétrica y arbitraria; sin embargo puede resultar ser un mal menor ante alternativas que sólo ofrecen discursos bienintencionados, pero poco concretos. Intuyo que la sorpresa vendrá por el lado de los que apelan a un pasado clientelar (el fujimorismo) o los que lo planteen como parte de una estrategia al servicio del real-politik (¿Carlos Arana en el Congreso?).

Publicado en Correo, 24 de Octubre del 2009.

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Wednesday, October 21, 2009

Seminario Estabilidad Democrática en América Latina

La Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda organiza mañana el Seminario Estabilidad Democrática en América Latina, en el marco de las actividades del 25 aniversario de dicha casa de estudios. En este evento co-presentaré la ponencia “Gobernabilidad Democrática en América Latina” que es un estudio conjunto que con Ezequiel González venimos finalizando sobre los factores formales e informales de la gobernabilidad política aplicados a los casos de Argentina, Bolivia, Ecuador y Perú. Dicha investigación será publicada conjuntamente con las demás ponencias (ver programa) a inicios del próximo año por esta universidad.

Más información sobre el evento, aquí:
Fecha: 22 de Octubre de 2009-09-28
Lugar: Museo Nacional de Colombia
Cra. 7 No. 28 – 66
Hora: 8:30 a.m a 1:00 p.m

Conferencistas:
Aníbal Pérez – Liñan (University of Pittsburgh. EE.UU)
Santiago Basabe (CIPEC, Ecuador)
Francisco Gutiérrez / Fredy Barrero (Universidad Sergio Arboleda, Colombia)
Carlos Guzmán (Universidad del Norte, Colombia)
Carlos Meléndez / Ezequiel González (University of Notre Dame, EE.UU)
José Cepeda (Universidad Sergio Arboleda, Colombia)

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Monday, October 19, 2009

Curso: Medición, Causas y Consecuencias de la Democracia.

Durante esta semana, dictaré el curso de Medición, Causas y Consecuencias de la Democracia invitado por la especialidad de Ciencia Política de la Universidad Sergio Arboleda (Bogotá, Colombia). Asimismo, participaré en otras actividades académicas que se enmarcan dentro de los 25 años de esta casa de estudios. A continuación les comparto el syllabus del curso.

Sumilla
El curso presentará una introducción a la literatura sobre democratización, y la conceptualización de democracia como variable dependiente e independiente. El curso está dividido en 5 secciones, cada una correspondiente a cada clase. En la primera, se presentarán los modelos y clasificaciones más importantes de democracia. Del mismo modo, se hará una introducción metodológica sobre la construcción de indicadores para medir dicho concepto y se presentarán las mediciones más empleadas. En la sección 3, se revisarán las principales interpretaciones sobre los factores que intervienen en el nacimiento, mantenimiento y fin de regímenes democráticos. En la sección 4, se presentarán las consecuencias de la democracia en las esferas de la política, la sociedad y la economía. El curso finaliza con una breve reflexión acerca del debate contemporáneo sobre la democracia y su evolución en América Latina.


Objetivos del Curso
1. Introducción a la literatura sobre democratización, enfocando tres aspectos: medición de la democracia, democracia como variable dependiente, y democracia como variable independiente.
2. Presentación de investigaciones empíricas sobre democratización, enlazando discusiones clásicas sobre el tema con los debates más recientes sobre la misma.
3. Aplicación del debate sobre democratización al contexto latinoamericano.

Temas

1. Democracia. Introducción. Conceptos y modelos.
Para el análisis politológico, la democracia es una variable latente. Esta sección abordará brevemente los elementos característicos de los modelos de democracia y los criterios para su estudio y clasificación.

David Held, Modelos de Democracia. (ediciones varias)*
Robert Dahl, Poliarquia. (ediciones varias). Cap 1 y 2.*
David Collier and Steven Levitsky (1997), “Democracy with Adjectives: Conceptual Innovation in Comparative Research”. World Politics 49:3 (April).
Gary Goertz (2006) Social Science Concepts. A User’s Guide. Princeton, NJ: Princeton University Press.

2. Medición de la Democracia.
Esta sección tiene un énfasis metodológico. En primer lugar, se abordará las consideraciones metodológicas sobre la medición de conceptos en ciencia política. En segundo lugar, se presentarán algunas de las mediciones más relevantes sobre democracia, y finalmente se describirán y compararán algunos de los índices más populares: poliarquía, Freedom House y Polity IV.

Michael Coppedge and Wolfgang Reinicke (1990), “Measuring Polyarchy”, in Studies in Comparative International Development 25:1 (Spring)*
Michael Coppedge (1999), “Thickening Thin Concepts and Theories: Combining Large N and Small in Comparative Politics." Comparative Politics 32:4 (July): 465-76.*
Michael Coppedge, Angel Alvarez, and Claudia Maldonado (2008). “Two Persistent Dimensions of Democracy: Contestation and INclusiveness”, Journal of Politics (July, 2008)
Freedom House, “Methodology”.* http://www.freedomhouse.org/template.cfm?page=363&year=2008
Polity IV. http://www.systemicpeace.org/polity/polity4.htm*

3. Causas de la Democracia.
En esta sección se presentarán los principales marcos teóricos que se han empleado para explicar el nacimiento, el fortalecimiento y la caída de la democracia. Se analizarán marcos interpretativos que han puesto el énfasis explicativo en variables estructurales (teoría de la modernización), culturales, e institucionales. El enfoque es de la democracia como variable dependiente.

Barbara Geddes, “What Causes Democratizacion?” In Carles Boix and Susan Stokes, eds., The Oxford Handbook of Comparative Politics (Oxford University Press, 2007), pp.317-339.*
Seymour Martin Lipset, “Some Social Requisites of Democracy: Economic Development and Political Legitimacy”, American Political Science Review 53 (March 1959): 69-105
Ronald Inglehart and Christian Welzel (2005) Modernization, Cultural Changes, and Democracy: The Human Development Sequence (Cambridge Press). Cap. 2
José Antonio Cheibub and Fernando Limongi, (2002) “Democratic Institutions and Regime Survival: Parliamentary and Presidential Democracies Reconsidered”. Annual Review of Political Science 2002, Vol.5: 151-179.


4. Consecuencias de la Democracia.
En esta sección se presentará la democracia como una variable independiente, es decir se examinará empíricamente las consecuencias de la democracia como factor que explica fenómenos políticos, sociales y económicos como: gobernabilidad, orden, conflictos y guerras civiles, y crecimiento y desempeño económico.

James D. Fearon and David D. Laitin, “Ethnicity, Insurgency, and Civil War,” American Political Science Review 97:1 (2003): 75-90.*
Adam Przeworski, Michael E. Alvarez, José Antonio Cheibub, and Fernando Limongi, Democracy and Development: Political Institutions and Well-Being in the World, 1950-1990 (Cambridge University Press, 2000).*
Arend Lijphart, Patterns of Democracy: Government Forms and Performance in Thirty-Six Countries (Yale UP, 1999). Caps. 14-15-16-17
Michael Ross, “Is Democracy Good for the Poor?” American Journal of Political Science 50:4 (October, 2006): 860-874.

5. Debates contemporáneos sobre Democracia y un balance de la “tercera ola” en América Latina.

En esta sección está compuesta de dos partes. En la primera, se analizará dos debates contemporáneos sobre democracia: la relación entre democracia y el desarrollo de los Estados; y el impacto de la difusión de la democracia como factor internacional que promueve su fortalecimiento como régimen político. En la segunda, se presentará un breve balance sobre la situación de la democracia representativa y participativa en América Latina, considerando los factores que han intervenido en este proceso.


Michael L. Ross, “Does Oil Hinder Democracy?” World Politics 53:3 (April, 2001): 325-361.
Daniel Brinks and Michael Coppedge, “Difussion is No Ilussion: Neighbor Emulation in the Third Wave of Democracy”, Comparative Political Studies 39:4 (May 2006): 463-489
Steven E. Finkel, Aníbal Pérez Liñán, and Mitchell A. Seligson, “The Effects of U.S. Foreign Assistance on Democracy Building, 1990-2003,” World Politics 59:3 (April 2007): 404-439.
Scott Mainwaring and Aníbal Pérez-Liñán (2005), “Latin American Democratization since 1978. Democratic Transitions, Breakdowns, and Erosions”, in Frances Hagopian and Scott Mainwaring (eds). The Third Wave of Democratization in Latin America. Advances and Setbacks. (Cambridge Press, 2005)*
Carlos Meléndez (2009) “Measuring and explaining the increase of Participatory Democracy in five Latin American countries (1979-2007). Presented at the 2009 American Political Science Association Conference (Toronto, Canada).*

* Lecturas obligatorias.

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Saturday, October 17, 2009

La Izquierda (está) Verde

Los partidos políticos pueden organizarse en torno a intereses de clase, a apoyos personalizados hacia figuras políticas, y a partir de la defensa de determinados temas ("issues"). Nuestra historia ha tenido de los tres tipos: el origen antioligárquico del APRA, la proliferación de organizaciones a favor de Fujimori, y los partidos "descentralistas" (Somos Perú) o anticorrupción (FIM). Son los del último tipo los que parecen reproducirse con mayor intensidad en los últimos años. La pregunta es: ¿puede una organización política organizada en torno a un "issue" ganar una elección presidencial?

En las últimas semanas se han hecho públicas las aspiraciones políticas del padre Marco Arana, funcionario de la ONG Grufides, y que en los últimos años ha alcanzado notoriedad por su defensa de las comunidades aledañas a inversiones mineras. La organización política que estaría coordinando Arana -"Tierra y Libertad"- busca articular a cuadros provenientes de algunas ONG ("ambientalistas", "municipalistas"), organizaciones rurales (ronderos del norte), izquierdistas dizque-reciclados (y otros pragmáticos disidentes del PS), y jóvenes "promesas" provenientes de foros alternativos-para-sus-amigos (realizados en barrios populares) y de las marchas contra Fujimori (cuando conocieron el centro de Lima). Este combo político, aunque izquierdista, buscaría un posicionamiento alternativo al de Humala (marcar distancias con su imagen autoritaria) apelando a la figura "buena gente" de un sacerdote con "sensibilidad social".

Al menos por su origen, esta agrupación está más cerca de un partido temático antes que de uno masivo. Quieran o no sus impulsores, su capital político inicial, forjado en conflictos sociales, lo convierte en un partido antiminero. Esta iniciativa enfrenta dos retos: dar el paso de la lógica de la protesta social a la de la política electoral (acuérdense que Washington Román representaba a los frentes nacionales y sólo sacó 2% como candidato regional en el Cusco) y buscar apelar a un público mayor (los partidos "verdes" en Europa no pasan de ser aliados de bloques políticos más fuertes). Su demanda de origen (la agenda antiminera) es tan particular y sesgada como la de los fujimoristas (libertad a Fujimori). La división ambientalistas/promineros no alcanza (¿aún?) magnitudes nacionales ni cruza las diferentes clases sociales. No forma un clivaje, una división en el electorado. Importa a un sector social influyente, pero aún no significativo electoralmente. Además, no se trata sólo de campesinos afectados por la minería, sino también de clases urbanas profesionales que se benefician de este tipo de inversión. ¿Es posible conquistar al electorado peruano con agendas políticas tan sesgadas? En todo caso, por el momento, nuestra versión chola de la izquierda ambientalista aún está verde.

Publicado en Correo, 17 de Octubre del 2009.

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Saturday, October 10, 2009

Izquierda: ¿espada o cruz?

La izquierda peruana (lo que queda de ella) ha sido noticia esta semana por dos hechos: un grupo de miembros del Partido Socialista decidió abandonar esta afiliación e integrarse al colectivo politico detrás de la candidatura del religioso Marco Arana; y el creciente predominio del ala más radical dentro del Partido Nacionalista que lidera el ex comandante Ollanta Humala. Estas decisiones evidencian paradójicamente las prácticas que la izquierda suele esgrimir a sus adversarios políticos. Sus opciones electorales dependen de procesos externos, azarosos, que históricamente parecen ligarla al soporte eclesial (por ejemplo, Teología de la Liberación) y al militar (por ejemplo, Velasco Alvarado).

El colapso de los partidos afectó a todo el espectro politico por igual, pero ha sido la derecha la que ha logrado sobrevivir en términos políticos. Unidad Nacional ha tenido la candidatura más exitosa que le conocemos a la derecha. Lourdes Flores superó el 20% en dos elecciones presidenciales consecutivas. No llegó a la Presidencia, pero produjo una representación congresal significativa. Por su parte, el APRA no sólo está en el poder, sino que tiene anclaje a nivel sub-nacional que lo hace la fuerza más organizada. Estos relativos éxitos electorales vienen de la mano con la promoción de nuevas generaciones políticas, con experiencia en administraciones ediles y gubernamentales. No es casual el “appeal” político que pueden tener alcaldes como Heresi o Kouri, y la evidencia de un recambio generacional (los “cuarentones”) en el APRA. Estos procesos de revitalización política (en medio de un sistema politico fragmentado) no han sucedido en la izquierda.

A la izquierda sólo le queda apelar al oportunismo de figuras de relativa presencia mediática, precisamente contradiciendo sus supuestos de construcción y representación de la sociedad organizada. La estrategia oportunista de sus “miembros” contradice los fundamentos que han echado en cara en los últimos años: no hay construcción de partido, ni de plataforma política, ni experiencia en gestión qué mostrar. ¿Dónde quedan las escuelas de formación de liderazgos que promovieron si van a buscar a un “outsider” como líder? ¿Dónde quedan las extenuantes sesiones de elaboración de planes de gobierno si van a aceptar la que les impongan? ¿Dónde queda la coherencia ideológica y política si se practica el transfuguismo que tanto se critica? ¿Dónde están las experiencias exitosas de gestión al momento de someterse a la negociación del orden de las listas de candidatos? La izquierda, lamentablemente, ha hipotecado su suerte al azar de una moneda en el aire.

P.d. Publicado en Correo, 10 de Octubre del 2009.

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Saturday, October 3, 2009

El aprista ortodoxo

El tiempo no pasa. El mundo no se mueve. La historia no avanza. Esas parecen ser las premisas desde las que Nelson Manrique evalúa insistentemente al “Apra del siglo XXI”. En el último mes, Manrique ha escrito tres artículos con una misma idea (1, 2, y 3), a mi entender inválida. El historiador sostiene que la actual política económica del gobierno de Alan García es una suerte de traición a los preceptos fundacionales de Haya de la Torre. Considera que “El Alan del perro del hortelano” no puede estar más lejos de la visión del país que propugnaba Haya de la Torre en El Anti-imperialismo y el APRA. De acuerdo, pero ¿y qué? ¿Por qué el APRA del siglo XXI tendría que seguir teniendo las mismas líneas ideológicas de hace ochenta años? ¿Por qué tendríamos que tener como parámetro de evaluación la fidelidad a pie juntillas a un texto escrito bajo distinto “espacio-tiempo histórico”? Me parece certero mostrar la incoherencia (lo cual no es ninguna novedad), pero utilizar esta “inconsistencia” para evaluar la actual política del aprismo no me parece válido.

A mi entender, es legítimo que las plataformas políticas cambien, se transformen, evolucionen, estemos o no de acuerdo con ellas. Sería absurdo que las propuestas políticas se mantengan anquilosadas en el pasado. Siguiendo el estilo argumentativo de Manrique, por ejemplo, deberíamos criticar a lo que queda de la izquierda peruana de “inconsistente” por no seguir sosteniendo la lucha armada como una alternativa viable en el siglo XXI. Ello es obviamente un absurdo, tan absurdo quizás como para un aprista seguir sosteniendo la internacionalización del Canal de Panamá.

Un elemento para la sobrevivencia de los partidos políticos es precisamente su capacidad de adaptación ideológica. Ello parece ser una constante en los partidos latinoamericanos que han sobrevivido a la caída del muro y al cambio de siglo. El Partido Justicialista argentino es el más claro ejemplo de un partido “obrero” capaz de aplicar un paquete de reformas neoliberales. De Perón a Menem, en términos ideológicos hay un abismo; pero precisamente en la audacia del cambio y en la habilidad para facilitar la convivencia de distintas posiciones, se explica que siga siendo el partido más sólido de Argentina.Finalmente, tampoco es ninguna novedad los virajes pragmáticos del Aprismo a lo largo de su historia, lo cual obviamente generó más de una escisión entre los que propugnaban la línea ortodoxa y los que eran más sensibles al cambio. Manrique parece haberse unido al primer grupo (aunque no tenga carnet, al menos eso creo).

pd. Publicado el 3 de Octubre en Correo. Por error en la versión online del diario, la columna salió publicada bajo la autoría de "Periodista Correo" sin precisar mi nombre ni el hecho que soy un colaborador y no un periodista de este diario. En la versión impresa la referencia es la acertada.

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