La pregunta del millón: por qué hay protestas sociales en el Perú actual? Discutamos algunas hipótesis –aunque algunos lo señalan en tono de verdades incuestionables—que se han elaborado por “
sociólogos espontáneos” a propósito del paro agrario y sus consecuencias:
1. “
No hay canales abiertos para procesar las demandas ni partidos para intermediarlas” (Godoy, abogado bloggero, )
http://www.desdeeltercerpiso.blogspot.com/De acuerdo con Godoy “no sabemos procesar nuestros conflictos sociales de manera pacifica…y la intermediación pacifica es escasa en provincias”. Considera además que “cuando se habla de partidos, no debería verse las firmas obtenidas para inscribirse, sino su real capacidad de recoger las demandas y de presencia efectiva en cada región”. (Eso ultimo cómo se mide?)
Si, compare, de acuerdo, yo también suscribía lo mismo hace un tiempo, y quizás la teoría y el sentido común digan lo mismo, pero veamos la realidad:
la existencia de partidos no garantiza la intermediación de demandas. Los partidos pueden inclusive ser nocivos para el procesamiento de los conflictos porque pueden politizar la agenda, desviarla hacia sus propios intereses, utilizarla como medio de oposición política para sus propios fines y dejar la agenda de demandas tal cual como la encontraron. Los conflictos de los ochenta estaban repletos de estos ejemplos, desde Izquierda Unida y la CGTP hasta los más radicales de Sendero Luminoso que, usando tus palabras, “tenían presencia efectiva” en las zonas rurales.
Creo que no se trata de “partidarizar” la canalización de demandas, sino de otorgar a los actores sociales de los recursos para negociar con el gobierno. O sea,
en el Perú sí se procesan demandas pero de los sectores que tienen acceso a los recursos de la negociación, no sólo los grupos de poder, sino también sectores sociales que consiguen sus demandas sin pasar por la violencia. Esos no hacen noticia, claro. Los que hacen noticia son los que sólo tienen a la violencia como su único recurso de negociación.
2. “
Hay una crisis de representación política” (Vivas, experto en farándula peruana, creo que estudió sociología)
http://www.elcomercioperu.com/edicionimpresa/Html/2008-02-21/mejora-tu-lucha.htmlPara el experto en la prensa de espectáculos, “la democracia –que vivimos—tiene canales abiertos de participación política” con descentralización y medios de comunicación que transmiten la plataforma de lucha (versión peruana de la video-política). De acuerdo con él “los espacios para la protesta pacifica están a disposición de la sociedad, pero hay una crisis de representación política que hace que las comunidades alzadas los desperdicien”.
Le pasa lo mismo que a Godoy, pero cambia de “culpable”.
Hay palabrejas que terminan siendo los culpables de todo: “la crisis de intermediación”, la “crisis de representación política”. Suena convincente, pero, qué es exactamente eso? A qué se refieren?
Lo que queda claro es que
la conflictividad en el Perú no es producto del régimen político, aunque le duela a los izquierdistas participativos: tenemos instituciones democráticas participativas como bien lo señala Vivas (la reforma descentralista fue clave al respecto), que creo que dan en teoría muchas oportunidades para la canalización de demandas. Si estas son ineficientes, no es necesariamente por la “crisis de representación”.
Cuando los partidos en el Perú realmente representaban demandas sociales, igual había un clima de conflictividad social. O sea la representatividad no es la solución de los problemas (Tampoco se sabría cual es la receta para alcanzar la idílica representatividad).
Es decir,
no es cuestión de diseño institucional solamente, ni de partidos representativos, sino nuevamente de la falta de capacidad de negociación de los actores subordinados. Este déficit puede resolverse sin tener que esperar por “partidos representativos” o “lideres sociales legítimos”. Ambos casos, seamos sinceros, no existen.
3. “
Hace falta un pacto social” (Susana Villarán, ex candidata presidencial, alcanzo el 0.71% en las elecciones del 2006).
http://www.larepublica.com.pe/content/view/205342/481/De acuerdo con Villarán “no habrá paz social, cohesión, ni convivencia pacifica si no se resuelven las causas que motivan la protesta y que genera una violencia que nadie quiere”. Primicia, chocherita. Este argumento es digno de una clase de lógica: “Si A causa B, cuando quito A, no sucede B”. Aja!
Pero mas allá de la broma (Villarán es tan linda que debe tener correa ancha), ella pide un gran Pacto Social por el Desarrollo Agrario (mierda!, ya la puso nombre) para resolver el problema de los pequeños productores. No pues, porque
ello puede generar aun mas conflictos!!! Así como lo leen.
Ningún pacto es garantía de ausencia de violencia, porque trae otros problemas como: quienes están incluidos en el pacto, quienes están excluidos del mismo, cual es el alcance de este, cual es la legitimidad de este, quienes los convocan. El pluralismo no es necesariamente la solución a los problemas de violencia. Los Estados Unidos consideraban tener un régimen pluralista en los sesenta hasta que se dieron cuenta de la insurrección negra del movimiento por los derechos civiles (ni Robert Dahl la vio).
Pero claro, entiendo a la lideresa del PDS, cuyo “background” le hace concebir la negociación como un pacto pacifico, cuando también involucra una negociación no exenta de violencia.
4.
Alan es una mierda (Faverón, critico literario, vive en la comodidad de una universidad de los Estados Unidos como yo; ninguno de los dos de janitor, por si acaso)
http://puenteareo1.blogspot.com/2008/02/qu-bonita-tu-huelga.htmlEn primer lugar, Faverón se va contra Vivas porque este ultimo señala que “hay que profesionalizar y tecnificar la protesta. Y hacerla mas imaginativa, para que sea la creatividad y no el trágico saldo de muertos y heridos lo que asegure su repercusión mediática”. Faverón se burla del análisis de Vivas por considerar que este está equiparando una “huelga con una canción de Yola Polastri” o con el Corso de Wong. Pero creo que Vivas tiene razón, no en el sentido de la lectura superficial que hace Faverón, sino en que
las protestas sociales desarrollan su propia tecnología, su propia industria. No en los términos postmodernos que quiere enfatizar el crítico literario, sino en los más propios de la
teoría de la movilización de recursos.
Las protestas políticas y los conflictos generan un grupo de profesionales de la movilización, quienes son precisamente los que generan los repertorios y las técnicas que pueden impedir que una protesta se desborde hacia la violencia (o también pueden provocarla). (Claro, cuando me refiero a “repertorio” no me refiero a los sketch de Risas y Salsa, para mayor información leer: William Gamson, The Strategy of the Social Protest, 1975). Y claro que las protestas requieren imaginación!!! Y nuevamente no estoy hablando de sus “performances”, sino de las estrategias para hacer de la medida de protesta más eficiente y menos costosa.
Pero el análisis del “janitor más culto de la costa este” (aprovecho para solidarizarme por el agravio, que en el fondo es purita envidia), la culpa lo tiene Alan García y todos los peruanos que votamos por él. Claro,
este análisis es el producto de una lectura llena de prejuicios y de apasionamientos. García es un factor a tomar en cuenta en el análisis, pero no el único. Y centrar todo el peso de la explicación en su desempeño como gobernante resulta ilógico. Por eso mismo el autor llega a conclusiones-arengas que lo desconciertan a él mismo: “La pregunta es por que no esta todo el Perú protestando hoy”. La respuesta sería, porque hay muchos que la pasan bien, por lo menos todavía.