Saturday, November 28, 2009

Elecciones en Uruguay

Mañana los uruguayos elegirán a su nuevo Presidente quien, según todas las encuestadoras, será el ex guerrillero Tupamaro José “Pepe” Mujica (Frente Amplio). Mujica, de acuerdo con las proyecciones, pasará ligeramente el 50% de los votos válidos, lo suficiente para imponerse a Luis Lacalle (Partido Nacional) quien a pesar de haber crecido en casi 16 puntos porcentuales con respecto a su votación de la primera vuelta, sólo llegará al 42% de las preferencias este domingo, lo que no será suficiente para repetir una victoria electoral presidencial (recordemos que el candidato de los “blancos” fue presidente desde 1990-1995).

De acuerdo con diversos analistas, la campaña hacia la segunda vuelta fue de pocas emociones y estuvo signada por graves errores de uno y otro bando, haciendo que la evolución de las preferencias avance prácticamente por inercia. Lacalle quiso explotar la idea de inestabilidad económica ante una eventual victoria de Mujica, pero una torpe campaña publicitaria terminó generando más temores hacia su propia candidatura. Lacalle planteó un recorte del gasto público (con una moto-sierra en mano), lo cual fue aprovechado por la izquierda que lo tradujo en una amenaza de recorte de los planes sociales, y de gastos en educación y en salud.
Mujica no estuvo tampoco exento de desaciertos. Se fue de boca muchas veces atacando a sus propios compañeros de izquierda, criticando a gobernantes de otros países (los Kichner, por ejemplo), o con propuestas que implicaban riesgos sobre la propiedad privada. Sin embargo, su simpatía popular y el contexto económico favorable para el oficialismo atenuaron los excesos de quien al parecer será el próximo presidente uruguayo.

La izquierda va a gobernar por segunda vez (y consecutiva) en la historia uruguaya, lo cual hace sólo diez años era impensable en un país que había sido dominado por el oligolopio político entre “blancos” y “colorados”. Estos cambios políticos parecen ser el correlato de transformaciones sociales más significativas. Un país cuyas elites tradicionales han entrado en declive, parece promover un recambio hacia una dirigencia nacional más inclusiva, pero también podría ser el sinceramiento de un país que ya no es lo que fue. En palabras de un amigo uruguayo sobre la inminente victoria de “El Pepe”: “Hijo mío, no estudie, no trabaje, dude de la democracia, no se bañe, hable como un borracho de bar. Existe un pequeño país sudamericano en el cual Usted aún puede ser elegido su líder”. ¿Es Mujica la expresión de una “democratización social” de las élites uruguayas o la evidencia del final de la “Suiza de América”?

Publicado en Correo, 28 de Noviembre del 2009.

Especial sobre las elecciones uruguayas en El Pais de Uruguay.

Video de contra-campaña del Frente Amplio sobre el "moto-sierra" Lacalle:

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Saturday, November 21, 2009

Elecciones en Chile 1: Frei vs. Enríquez-Ominami

Esta semana Chile ha estado –para variar—en las primeras planas de todos los diarios limeños. El descubrimiento del espía ha vuelto a generar tensiones diplomáticas y políticas con nuestro vecino del sur, en un momento doblemente clave para este país. Chile no sólo se encuentra en plena campaña electoral, sino que además su presidenta Bachelet ha conseguido el mayor nivel de aprobación en la historia post-transición (78%).

El comportamiento electoral de los chilenos dista de la imagen de un país con un sistema político estable. Desde mediados de los noventa, el ausentismo electoral y el porcentaje de ciudadanos no registrados para votar han aumentado significativamente. Alrededor del 15% de registrados no votó en las elecciones del 2000 y del 2005, y los más jóvenes tienden a no inscribirse en el padrón electoral. Si a ello le sumamos las manifestaciones de protesta de escolares el 2006 (denominada la “revolución pinguina”), estamos ante una creciente desafección política en las nuevas generaciones.

Esta desafección se expresa nítidamente en la emergencia de la candidatura independiente de Marco Enriquez-Ominami (Nueva Mayoría para Chile) quien le ha “robado” seguidores a Eduardo Frei (Concertación). De acuerdo con una encuesta del CEP, ambos candidatos se ubican en la centro-izquierda del espectro politico; y el crecimiento en los últimos seis meses del primero (pasó del 13 al 19%) tiene un correlato en la caída del segundo (30 al 26%), aunque aún no lo suficiente como para arrebatarle el pase a la segunda vuelta. Si uno analiza más a profundidad las encuestas, encuentra que precisamente el 32% de los jóvenes entre 18 y 24 y el 26% de los que se ubican entre los 25 años y 34 años votarían por el independiente. El apoyo a Frei en estos grupos etáreos es del 14 y 18%, respectivamente. No sólo hay un gran sector de jóvenes que no participan electoralmente, sino que además aquellos que se inclinan hacia la izquierda no adhieren su voto a la Concertación.

Mientras tanto en la derecha, Sebastián Piñera (Coalición por el Cambio) no tiene competencia. Es el único candidato que ocupa el espacio derecho del espectro. La intención de voto a su favor se ha mantenido en 35%, lo que sería al parecer su “techo electoral”. En este escenario, la Concertación se siente segura de continuar en el poder. La aprobación de Bachelet ha despertado optimismo en los oficialistas quienes confían que Enriquez-Ominami también haya llegado a su límite superior, y que finalmente le termine dando una mano para la segunda vuelta.


Publicado en Correo, 21 de Noviembre del 2009.

Recomendable: Encuestas completas de CEP en este link.

Los videos de la campaña de Frei: Llamando a los chilenos a "unir fuerzas" (video 1) y considerándose "más buen mozo" que Enríquez-Ominami (video 2). Lo que se hace por los votos.

Video 1:


Video 2:

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Saturday, November 14, 2009

En defensa del Congreso

Conscientemente o no, la mayoría de medios de comunicación –de izquierda a derecha, prensa escrita, televisiva, radial, bloguera, nadie se salva—ha enfilado su puntería sobre el Congreso de la República, resaltando, semana a semana, escándalos y faltas de nuestros representantes. No hay un solo día en el que algún congresista no sea objeto –justificadamente o no—del empeño periodístico por desacreditarlo como legislador (ya sea por deméritos en su función, por presuntos delitos cometidos, o simplemente por simple discriminación social). Considero que la forma cómo se ha venido ejerciendo esta crítica es perjudicial para el fortalecimiento de la democracia en el país porque no se hace un claro deslinde entre los congresistas como funcionarios electos que ocupan temporalmente dichos cargos de la institución legislativa como un pilar de la democracia.

El cuestionamiento desordenado y poco inteligente a los congresistas –guiado por un afán amarillista— va destruyendo paulatinamente la confianza en esta institución. El hecho que pongamos en duda la calidad de nuestros representantes, no debería hacernos perder la fe en la utilidad y funcionalidad clave del primer poder del Estado. Lastimosamente, al no hacer esta distinción, la prensa involuntariamente (¿o no?) contribuye a minar su legitimidad. Quisiera exagerar, pero en este sentido, un gran sector de la prensa continúa practicando una prédica anti-política y anti-institucional que está a la altura de la más perversa versión del fujimorismo. Que no nos extrañe entonces si el cierre de un poder democrático –el Congreso—termina siendo considerado como una causa popular en un futuro. Bajo estas circunstancias, obviamente, cualquier tipo de reforma política teóricamente sensata –ampliación del cuerpo legislativo, bicamericalidad, etc.— que podría tener efectos positivos en la calidad de la representación nacional, resulta inviable en la práctica.

Los periodistas tienen una alta capacidad de influencia en la construcción de la opinión pública, pero tengo la impresión que muchos no están a la altura de esta responsabilidad. Se prefiere el escándalo, el descalabro político, la noticia grotesca que busca atacar y hacer leña del árbol caído. Quizás la mayoría de nuestros congresistas sean indefendibles; pero el Congreso como institución es imprescindible. Hay “campañas ciudadanas” en contra de congresistas, pero ninguna resalta la importancia de la función legislativa. No basta con exigir tener “mejores representantes” –¿es que acaso debería sorprendernos que siendo penúltimos en educación en Sudamérica tengamos un congresista que responde que el primer hombre en la Luna fue “un astronauta”?—porque éstos no caen del cielo. Pero no vamos a pedirle peras al olmo, ya que nuestros críticos están más preocupados en la portada (¿o en el post?) del día que en la democracia como tal.

Publicado en Correo, 14 de Noviembre del 2009.

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Saturday, November 7, 2009

Sobre “arrepentidos” y confesiones

¿Puede un ciudadano peruano que participó en acciones terroristas --ya sea voluntariamente o “por obligación”-- participar en política formal luego de haber cumplido su condena y/o haberse sometido a la Ley de Arrepentimiento? Considero que sí. Sin embargo, esta posibilidad, a la luz del caso Malpartida, ha causado revuelo durante la semana, despertando indignaciones (Basombrío) y desprecios (Caro). ¿Por qué? ¿Cuáles han sido las características del proceso de desmovilización de subversivos en el país?

El declive del accionar de Sendero Luminoso se debió a una derrota militar y no fue un producto de un acuerdo político. A diferencia de otros casos –como el M19 en Colombia--, el abandono de las armas por parte de un gran sector de subversivos fue promovido por una estrategia de “arrepentimiento” desde un gobierno crecientemente autoritario (Fujimori), y desde la perspectiva de un vencedor militar que concentraba el poder y hegemonizaba el sistema político. El proceso de “desmovilización” no fue transparente y estuvo guiado por los intereses políticos del fujimorismo. No fue colectivo, sino en muchos casos se realizó a través de negociaciones individualizadas. No es casual que, en varias oportunidades en el interior del país, encontré a ex cuadros “arrepentidos” trabajando a favor de la maquinaria clientelar del fujimorismo. Ante la falta de mediadores políticos, el fujimorismo absorbió de todo (ex cuadros de izquierda, ex apristas), incluyendo a ex miembros de Sendero Luminoso y del MRTA (ver región San Martín).

Sería iluso pensar que miles de peruanos que integraron estos grupos terroristas desaparecieron como por arte de magia. Del mismo modo, sería ingenuo ignorar que estos cuadros plegaron su experiencia en la movilización a cualquier fuerza política, sobre todo si existían similitudes autoritarias (fujimorismo) o ideológicas (grupos radicales de izquierda). El escándalo ahora remece al PNP, pero no creo que otras fuerzas políticas estén exentas de esto, sobre todo en los niveles locales y regionales.

Pero así como se reclama las “confesiones” de los terroristas vencidos, debería exigirse de igual manera las confesiones de los grupos para-militares que violaron de igual manera los derechos humanos de nuestros compatriotas. ¿O es que acaso no hubo también empresarios que organizaron sus propios grupos armados? ¿O es que acaso partidos políticos “democráticos” no dieron armas a sus militantes para “tomar el poder” o para “contestar militarmente” al terrorismo? ¿O es que acaso reconocidos “demócratas” no escondieron en sus domicilios arsenales militares? Agenda pendiente para periodistas acuciosos (¿O es que no se meten con la gente-como-uno?) y para ONG de derechos humanos (¿O es que no les “conviene” ser coherentes y defender los derechos de ex subversivos?).

Publicado en Correo, 7 de Noviembre del 2009

Enlaces: (Luego dicen que no coincido con mis amigos "caviares" y que Correo no es plural).

Caviar de Cianuro sobre la presencia de "arrepentidos" en las filas del fujimorismo.
Alberto Adrianzén sobre el silencio de las organizaciones de derechos humanos para defender consecuentemente a Malpartida.

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