El ciudadano participativo acude a las reuniones de la junta vecinal de su distrito todas las semanas. Durante los primeros seis meses del año concurre a las sesiones de deliberación del presupuesto participativo. En los otros seis se convierte en un miembro del comité de vigilancia ciudadana para fiscalizar el cumplimiento de los acuerdos refrendados por las actas de compromiso que su alcalde firmó en la pileta de su barrio. El ciudadano participativo durante todo ese tiempo recibe "capacitaciones" de promotores sociales, que a punta de plumones y paleógrafos, de manuales de vigilancia, le enseñan a ser aún más participativo.
El ciudadano participativo ha votado por los miembros del Consejo de Coordinación Local de su distrito y de su provincia, por los del Consejo de Coordinación Regional, ha contribuido con sus opiniones en las sesiones que definieron el Plan de Desarrollo Sostenible de su comunidad y el Plan Estratégico del Municipio para el año 2021. También ha participado en una iniciativa de referéndum provincial para cambiar de nombre a un río, ha presentado iniciativas de regulación para su comuna, ha acudido a los cabildos abiertos y ha exigido a voz viva sesiones de rendición de cuentas para fiscalizar a las autoridades y prevenir la corrupción. Dado que existen indicios de posible malversación de fondos, nuestro amigo participativo ha ido a la ONPE, ha comprado su "kit electoral" y ahora anda juntando firmas para promover una revocatoria.
Luego de haber medido la evolución de las provisiones legales de los cinco países andinos, nuestro país tiene el orgullo (¿?) de ser uno de los más participativos de la región, sólo superado por la chavista Venezuela. La avasallante legislación en materia participativa, que se ha incrementado notoriamente en los gobiernos de Paniagua y Toledo, supone un ciudadano participativo informado, deliberativo, activo, influyente y con capacidad de incidencia en el proceso de toma de decisiones en todos los niveles de gobierno. Pero, ¿es cierta tanta belleza? Es decir... ¿Existe el ciudadano participativo de carne y hueso?
Hace falta medir -al estilo de El Otro Sendero- los mecanismos de participación ciudadana en términos de horas-hombre para saber cuán costosa y eficiente es la participación. Aunque para algunos sería mejor no saberlo. Más fácil es repetir el sinsentido "solidarios y vigilantes" de Susana Villarán.
Publicado en Correo, 02 de abril del 2009:
saludos,
ReplyDeleteel problema a la base de su pregunta sobre la participación es sin duda el noto círculo vicioso entre perspectivas cualitativas y cuantitativas. Si a tal vicio metodológico le añadimos las tradicionales disticiones micro y macro, estamos ya frente al vicio del perfecto sociólogo, por nombrar tan sólo una categoría entre los más viciosos obviamente. Toda la primera parte de su artículo, es decir, la triste vida del "ciudadano participativo" es sin duda una perfecta ironía de uno de los lados del círculo vicioso mencionado. Es, para ser más precisos, una buena descripción del ojo del triste sociólogo cualitativo, el (pseudo) weberiano histórico-"comprendente". Sin embargo, en qué medida "medir" (valga la redundancia) el problema de la participación al estilo del Otro sendero, pueda ayuda a salir de este círculo vicioso lo deja entender Ud., pero no lo precisa ulteriormente. Ir "más allá", digamos, de una apelación a su contrapuesta estrategia cuantitativa. No olvide que la perspectiva cuantitativa americana no es menos viciosa de su "hermana" europea. Si observamos bien, podría escribirse exactamente lo mismo - una doble tristeza - del "ciudadano participativo" medido ahora a punta de horas-hombre (seguramente será el primer comentario vicioso que recibirá al respecto).
¿Cuál es la solución? Metodológicamente desde los años 80 ya se superó este círculo vicioso del Variable-Oriented/Case-Oriented. Se vea nuestro link de Compasss. Mérito, por lo demás, de un americano (Ch. Ragin). Si ahora dejamos los manierismos del método y vamos a ver la participación política tal cual, entonces las mejores soluciones propuestas hasta ahora son dos: abandonar completamente el problema de la participación tal cual, como bien dice el prof. S. Bartolini en el caso de la UE (se adapte debidamente la hipótesis al caso peruano). Suena irónico, pero así es. El grado de interdependencia entre sistema político y social es tan alto, que es suficiente se respeten los mínimos democráticos-procedurales (en el sistema político) y los mínimos asistenciales (la denominada "igualdad a la partida" del abuelo Sartori) para que el ciudadano participativo sea menos triste, más "civic culture", más "liberal de izquierda" y obviamente más obediente. Es el trabajo Micro del promoter. La otra solución es la perspectiva MESO: es una mezcla de las dos primeras Micro y Macro, con además (acá está la gran diferencia) el metodo Ragin. Mis saludos, GK.
Hace poco un funcionario público me contó una anécdota graciosa e interesante, que grafica muy bien el tema de la inversión de tiempo que requiere el "ciudadano participativo" que algunas leyes y ONG's exigen.
ReplyDeleteEste funcionario junto a otros van a hacer una verificación en campo de un programa de apoyo a pequeños productores, dentro del esquema de los ya conocidos "proyectos orientados por la demanda", que efectivamente exigen una población organizada y en cierto modo mas "participativa".
Pues resulta que el funcionario se encuentra con una chacra con mala tierra y terreno, pero con gran productividad. El campesino encargado de ella era muy trabajador y había logrado mejorar los niveles de bienestar de su familia. Sin embargo, a su lado, habia una chacra mas grande y mejor ubicada, pese a lo cual aparecia abandonada y sin produccion. Una mujer estaba sentada en la puerta de su casa, frente a la improductiva chacra.
Ante este contraste, el funcionario público se acerca a la mujer y le pregunta: "señora, ¿qué ha pasado con su chacrita que está tan descuidada?". La mujer contesta: "Es que mi esposo es dirigente". La respuesta de la señora deja confundido unos segundos al funcionario, hasta que ella continua: "Es que mi esposo es dirigente... y se la pasa todos los días en talleres".
Como dices tu: Say no more.
Un abrazo, nos vemos por aquí.
Rodrigo
Que gran ejemplo, Rodrigo. Ojala que el "ciudadano participativo" (dirigente, promotor, "caviar") no deje descuidado tambien otras "chacras". Nos vemos.
ReplyDeleteAsí es.
ReplyDeleteY el ciudadano participativo ¿A qué hora trabaja? o de repente lo hace en una ONG que vive de "participar" o enseñar a otros cómo "hacerlo".
Ahora bien, habría que estudiar lo que los economistas llaman problemas de acción colectiva. En otras palabras, no sólo averiguiar qué tan costoso es participar, sino también cuanto implica organizarse para hacerlo.
De acuerdo, drugo, ese es uno de los temas de fondo. Ahora, los problemas de accion colectiva no solo lo estudian los economistas, sino tambien sociologos y politologos.
ReplyDeleteTodo iba bien hasta esa referencia a "El otro sendero"... ¿Se ha revisado bien la metodología de esa publicación? ¿No es "El otro sendero" un "Desborde popular", con sus mismas falencias metodológicas?
ReplyDeleteAhora, para meterle más sazón, pregunta abierta... ¿es el sociólogo participacionista tan participativo como su ciudadano tipo? ¿acude a todas las reuniones de las juntas vecinales, de propietarios de vecinos, etc.?
veo que eres un sociólogo participativo de derecha!
ReplyDeleteSalud
ReplyDeleteEl problema de la legislación "participativa" es papel mojado. Un claro ejemplo es todo el tema de la iniciativa ciudadana y los referendos nacionales. Y junto a "papel mojado", también carece de la suficiente educación pública para que, en todo caso, se exija su cumplimiento. Encima es contradictoria, se nos exige participar (las elecciones son obligatorias, y eso que han bajado las penalizaciones por no votar...).
La verdad es que prefiero una sociedad "entrometida" y "participativa" (hablo de sociedad, no de cuatro gatos que hipotecan todo su tiempo, eso no es funcional), aunque no termine de funcionar bien (a nadie le interesa que lo haga en verdad) que otra totalmente pasiva, que como mucho levante su pomposo trasero cada 5 años a votar un presidente para que este haga y deshaga a su real antojo.
Por otro lado, hace tiempo en esta bitácora se adelantaron unas cuestiones que tenían que ver con esto -si mi memoria no me falla-, supongo que aun sigue investigando al respecto, ¿ha publicado algo de todo eso? ¿Dónde? La verdad es que es un tema que me interesa.
Hasta luego ;)
Meléndez también es participativo: voluntario de ONG, asistente de izquierdistas para sacar becas a EEUU.
ReplyDeleteAhora, escribe para los mafiosos ultraderechistas Agois y es el único que ataca a Villarán (por gusto): el único que le da bola.
En el 94 trabaje en un proyecto de reforestacion en las sierras de huancavelica. La unica manera de lograr la participacion de los comuneros era ofreciendoles sacos de arroz y sacos de semillas a cambio que le dedicaran atencion a los viveros forestales. Los cerros estaban perdiendo bosques y esto dañaba los cultivos de las zonas mas bajas. Haciamos jornadas comunales para hacer andenes y detener la erosion. Cuando las donaciones de alimentos se atrazaban no era posible asegurar la participacion de los comuneros. el 50% de los viveros se hecharon a perder.
ReplyDeleteEstimado Carlos Meléndez;
ReplyDeleteEs un artículo bastante agudo sobre las sonseras a las que nos conduce el democratismo totalitario. Si sus exigencias son libres, nadie las cumpliría; si son obligatorias, crean un Estado que atenta contra las libertades básicas que supuestamente defiende.
Leo con placer tu columna en Correo.
Carlos:
ReplyDeleteHay dos aspectos que también se deben tomar en cuenta en el análisis de costos y beneficios de la participación ciudadana. 1)El clientelismo político y su relación con el ciudadano participativo, la cual es (en promedio) directamente proporcional. Paradojicamente esto entorpecería un acceso "justo" a los servicios y bienes porque generaría lo que los economistas llaman "filtración" (Ejemplo: Vaso de Leche). 2)El discurso que traslada la culpa hacia el "beneficiario". Ya no tendría la culpa el Estado (al menos al 100%) sino el "ciudadano" por no participar. Es decir, ya no sólo el pobre es pobre sino que no le interesa participar para solucionar su situación.
Saludos
PD.- ¿Por qué no aplicas este post a la movida de Barranco? ¿Sólo cuando te rompen las pistas y te llenan el ambiente de combis te organizas?
Hay un libro "The Tyranny of participation" que trata de los problemas de la participacion "forzda", la poca responsabilidad de las ONGs de exigir la participacion en poblaciones muy pobres, la poca consulta en la parte de diseno y exigir la participacion solo para la ejecucion de cosas ya decididas, etc.
ReplyDeleteSon temas sobre los que las ONGs en el Peru parece no han reflexionado aun.
Y te pagan un bonus por echar caca a los caviares? A que viene la mencion a Villaran, a menos coloca un link a alguna cosa relevante que ella haya dicho sobre el tema.
Aunque la participacion tiene problemas, el individualismo a rajatabla que tu y parece tus jefes proponen tampoco es la solucion.
Estimado jorobado,
ReplyDeletees la segunda vez q dejo un comentario aca. LA primera fue cuando hace algun tiempo te aisalabas porque al parecer habias ofendido a personas con las q estabas agradecido. Ahi te dije que estando fuera debías saber q uno de los males del Perú es su informalidad, la misma que se expresa no sólo en no pagar impuestos sino en la prática "intelectual" de analizar y comentar temas de nuestra actualidad. Pensé esa vez que habías notado que abordar temas serios con esa mirada tan criolla y agresiva frente a colegas y políticos no era solución, era más de lo mismo, por más bueno que pueda ser el análisis se perdía en la agresión y la informalidad del discurso.
Hoy he abierto nuevamente tu blog y veo que, esta vez cobijado por un diario y por lo mordaz que quiere ser su director, te lanzas con un "sinsentido...de Susana Villarán". Claramente no hubo un cambio a partir de la reflexión que en ese momento asumiste.
Por algunos posts que te he leido claramente no eres de derecha pero vaya que le haces el juego. Está bien ser crítico con los afines, me pasa lo mismo, pero haciendo un análisis de las consecuencias de tus actos comprobarás que estás apoyando a un sector que, al parecer, no es de tu afinidad. A menos que me equivoque.
Saludos
No se para que venia a cuento mencionar a Susana Villaran en esta entrega, el "sinsentido", Jorobado, es mencionarla en este espacio.
ReplyDeletePero tambien me rio como algunos veneran a la Villaran. Merece respeto, sí, pero no veneracion misma Sarita Colonia. Ya calma, ahorita la dejo pues ella no es el tema de fondo.
El ciudadano participativo me parece una muestra mas de "wishful thinking" (no hay como expresar esto en español) donde primero se construye un estereotipo de "participacion" y luego se busca gente parecida al "modelo", para luego seguir la eterna mania sociologica de categorizarnos a todos y de poner etiquetas (el individuo no existe, solo hay masas por clasificar).
Lo mas feo es que al hablar de "ciudadano participativo" no se describen solo acciones sino tambien objetivos a seguir por dicho individuo (fiscalizar, cuestionar, tomar inicitativas). ¿Alguien ha analizado si ese estereotipo existe? Si algun ciudadano se sale del estereotipo ¿sigue siendo "participativo"? A revisarlo.
De acuerdo, se me paso la mano con la mencion a Susana Villaran, pero es que todos sus post terminan con una frase de "vigilantes", una suerte de concepcion del ciudadano-guachiman que deberia fiscalizar a sus autoridades 25 horas al dia (como dice el merengue). Esto ultimo tiene que ver con el "animo fiscalizador" que menciona Apaza.
ReplyDeleteSaludos
Carlos:
ReplyDeleteSusana Villarán es a los caviares lo que la Inka Kola para los peruanos. Susy es una Lovemark para los caviares. En cambio para otros, como nosotros es un producto básico, una gaseosa más del mercado político.
Por eso, la defensa a Susy es similar a la defensa de un peruano frente a chileno que dice que la Inka Kola sabe a pichi.
Saludos