¿Qué hacemos con tantas mesas de diálogo? ¿Qué hacemos para que las mesas no sean “mecidas”? ¿Qué hacemos con la conflictividad social que va a seguir latente? Difícil responder y no morir en el intento. Las salidas idealistas (mayor inclusión, cambio de modelo económico, mayor redistribución, reconocimiento de la multiculturalidad, presencia estatal, etc.) tomarán tiempo (en el mejor de los casos). Las alternativas más concretas son dos: Acuerdo Nacional y la profundización de la reforma descentralista. No hay voluntad política para la primera, y todo parece indicar que la estrategia del nuevo gabinete irá por la segunda.
Estas ideas fueron sustentadas brevemente en la siguiente nota publicada en el boletín electrónico del CIES.
Mesas sin patas. Intermediación de la conflictividad sin institucionalización
La estrategia recurrente de parte del gobierno para atender las demandas sociales que alcanzan niveles de conflictividad ha sido la formación de mesas de diálogo y de Comisiones de Alto Nivel entre las autoridades del Ejecutivo y miembros de las organizaciones sociales involucradas. Esta aparente salida, que parece tener consenso desde diversos sectores políticos, es una medida insuficiente sino cuenta con un respaldo institucional que le dé viabilidad al procesamiento de las demandas que plantea resolver...
Artículo completo aquí.
El gran reto es ¿Como llevar desarrollo al tiempo que sea rentable a los más de 61.000 centros poblados que son habitados solo por 11 personas? ¿Se puede o no se puede hacer?
ReplyDeletehttp://www.elcomercio.com.pe/noticia/314324/mas-61000-centros-poblados-son-habitados-solo-11-personas_1
Claro, creo que trabajar sobre conceptos ideales ha hecho que la poblacion crea que puede materializarlo.
ReplyDeleteSin embargo, por el mismo hecho de ser conceptos que tratan de explicar como deberian ser ciertas relaciones entre el poderpolitico y la sociedad, sin haber pasado por procesos historicos de formacion de la identidad, creo k seguiremos en este mismo dilema... (por ahora)
Parece que las "mesas" se han tornado en una simple "mecida" donde se puede postergar la solucion de conflictos, dañando de paso la institucionalidad democratica tantas veces proclamada. Algunos no entienden que cada fracaso de las "mesas de dialogo" legitima el discurso de quines desprecian la democracia porque ésta "es inútil" y "no resuelve los problemas" y por tanto se deberia apostar fichas a "un gobierno fuerte y decidido". No se sorprendan el 2011.
ReplyDeleteEl Peru ya no es el de antes, si no empiezas siquiera a ejecutar una probable solucion, entonces la gente te bloquea las carreteras. Asi de simple. Tal vez la iniciativa deberìa estar en la inciativa del gobierno central, pues es obvio que los gobiernos regionales y locales no pueden hacer funcionar mecanismos institucionales para resolver conflictos, o no quieren hacerlo... peor aun en regiones donde la propia autoridad local tiene poca aceptación y nulo liderazgo (véase Ancash y Puno, por ejemplo). Hasta cabe preguntarse ¿para que hemos descentralizado? al final todos reclaman que las soluciones vengan desde Lima, a pesar que el gobierno local respectivo posee la plata del canon o del presupuesto (la cual se roba o despilfarra).
La idea principal del artículo es que el Estado usurpa el lugar de los gobiernos regionales y las instancias previstas por el Acuerdo nacional cuando son estos últimos, los elementos más idóneos, en momentos de crisis y protesta social, para resolver las demandas y reivindicaciones de las organizaciones populares y movimientos sociales.
ReplyDeleteEsto conlleva a que las mesas de diálogo pasen de instancias para-estatales a instancias sin institucionalidad. Es decir de “mesas de diálogo” a secas a “mesas sin patas”.
Considero que hay un buen tramo de la argumentación que no esta muy bien tratado, el pasaje de la “para-estatalidad” (“mesa de dialogo” a secas) (e incluso esta caracterización es problemática puesto que no se entiende como la mesa de dialogo actúa como si fuese el Estado (para-) y termina sin institucionalidad ¿Cómo? ¿Acaso debemos recordar que las mesas de diálogo no se constituyen solo a partir del Estado, sino con la participación de los movimientos populares y organizaciones sociales? Para ellos, en todo caso, no se trata de “mesas” para-estatales ni de mesas sin institucionalidad alguna, sino mas bien de mesas que representan al Estado y con las cuales se llegan a Actas de acuerdo) a la ausencia de institucionalidad (“mesa sin patas”)
Por todo esto, unas cuantas preguntas:
¿Por qué el Estado acapara la escena política de esa manera? El argumento de “la intención de disminuir la conflictividad social” no convence; si fuese así, el Estado, desde esa perspectiva, se estaría saboteando y, por ende, deslegitimándose. Convirtiéndose así en “organizador de la protesta” (Tanaka dixit) Es algo que no se entiende. Además, la posición del gobierno después de los sucesos de Bagua con su doble discurso, entre confrontación y conciliación, no permite más abonar en ese sentido. Pienso más bien que ha pasado de “ganar tiempo” defendiendo ciertas posiciones a la confrontación franca y sincera.
¿Cómo se puede continuar llamando “mecida” (comprendo muy bien que se recurra al imaginario popular, pero…) a algo que constituye ya un modus operandi del Estado? Y para abrir más el debate, ¿Cómo se puede continuar llamando “mecida” a algo que constituye ya una tendencia histórica? Las cuestiones del centralismo y del proceso de (no) descentralización no son nada nuevas.
¿Sobre que bases se podría argumentar que los gobiernos regionales y el Acuerdo nacional son instancias más legítimas o legitimadoras que el propio Estado Peruano?
¿Porque desde el Estado – ya no hablemos de “abandonar” – se bloquea abiertamente el proceso de descentralización?
En fin, creo que todas estas cuestiones no son ajenas a la cuestión de la democracia que ha sido, es y será siempre una cuestión planteada en el país. A mi parecer, no se puede hablar de “mesas” ni de “Acuerdos” ni de “descentralizaciones” sin plantearse la cuestión de las relaciones de poder en el Perú contemporáneo. Cuestión que rebasa un análisis “institucionalista” y que obliga a preguntarse entre las diferentes relaciones en las diversas instancias centrales de poder, esto es, economía, estado, sociedad y cultura.
Saludos
Eduardo Malpica