Saturday, October 3, 2009

El aprista ortodoxo

El tiempo no pasa. El mundo no se mueve. La historia no avanza. Esas parecen ser las premisas desde las que Nelson Manrique evalúa insistentemente al “Apra del siglo XXI”. En el último mes, Manrique ha escrito tres artículos con una misma idea (1, 2, y 3), a mi entender inválida. El historiador sostiene que la actual política económica del gobierno de Alan García es una suerte de traición a los preceptos fundacionales de Haya de la Torre. Considera que “El Alan del perro del hortelano” no puede estar más lejos de la visión del país que propugnaba Haya de la Torre en El Anti-imperialismo y el APRA. De acuerdo, pero ¿y qué? ¿Por qué el APRA del siglo XXI tendría que seguir teniendo las mismas líneas ideológicas de hace ochenta años? ¿Por qué tendríamos que tener como parámetro de evaluación la fidelidad a pie juntillas a un texto escrito bajo distinto “espacio-tiempo histórico”? Me parece certero mostrar la incoherencia (lo cual no es ninguna novedad), pero utilizar esta “inconsistencia” para evaluar la actual política del aprismo no me parece válido.

A mi entender, es legítimo que las plataformas políticas cambien, se transformen, evolucionen, estemos o no de acuerdo con ellas. Sería absurdo que las propuestas políticas se mantengan anquilosadas en el pasado. Siguiendo el estilo argumentativo de Manrique, por ejemplo, deberíamos criticar a lo que queda de la izquierda peruana de “inconsistente” por no seguir sosteniendo la lucha armada como una alternativa viable en el siglo XXI. Ello es obviamente un absurdo, tan absurdo quizás como para un aprista seguir sosteniendo la internacionalización del Canal de Panamá.

Un elemento para la sobrevivencia de los partidos políticos es precisamente su capacidad de adaptación ideológica. Ello parece ser una constante en los partidos latinoamericanos que han sobrevivido a la caída del muro y al cambio de siglo. El Partido Justicialista argentino es el más claro ejemplo de un partido “obrero” capaz de aplicar un paquete de reformas neoliberales. De Perón a Menem, en términos ideológicos hay un abismo; pero precisamente en la audacia del cambio y en la habilidad para facilitar la convivencia de distintas posiciones, se explica que siga siendo el partido más sólido de Argentina.Finalmente, tampoco es ninguna novedad los virajes pragmáticos del Aprismo a lo largo de su historia, lo cual obviamente generó más de una escisión entre los que propugnaban la línea ortodoxa y los que eran más sensibles al cambio. Manrique parece haberse unido al primer grupo (aunque no tenga carnet, al menos eso creo).

pd. Publicado el 3 de Octubre en Correo. Por error en la versión online del diario, la columna salió publicada bajo la autoría de "Periodista Correo" sin precisar mi nombre ni el hecho que soy un colaborador y no un periodista de este diario. En la versión impresa la referencia es la acertada.

13 comments:

  1. Salud

    Bien, por supuesto que las formaciones pueden cambiar (no necesariamente «deban» hacerlo), pero entiendo que se muestre este cambio como «traición» por la insistencia de García de señalar sus posturas actuales como la correcta interpretación de Haya de la Torre (personaje que fue cambiando poco a poco también, pero ni de lejos llegó al punto del APRA actual), en otras palabras, si Alan dice que esto es «hayayismo», hay que recordarle que no, que no lo es.

    Por otra parte, el APRA pre-campaña y campaña electoral tampoco es «el mismo» que ahora está gobernando (para muestra, la postura sobre el TLC con EUA, o las posturas en favor de marchar y ahora la persecución de las marchas sindicales -donde antes Alan pateaba por coger la pancarta-), no es que el partido haya cambiado en una reflexión interna e ideológica, es que ni se parece al del 2005 comandado por la misma persona, y eso suena a un oportunismo que chirría demasiado.

    Tampoco se puede comparar una reivindicación concreta-coyuntural, una estrategia o táctica con un fundamento ideológico.

    Hasta luego ;)

    PD: ¿Los artículos publicados en Correo no deberían ir a la otra bitácora?
    :P Es broma, que conste.

    ReplyDelete
  2. Jomra,

    Interesantes tus precisiones estimado. Sólo agregaría que los partidos no necesariamente cambian como resultado de debates ideológicos y programáticos al interior de éstos; sino por decisiones de sus élites. Y eso es claramente lo que pasa en el caso del Apra, al parecer, sobre todo tratándose de una organización con un sistema de toma de decisiones altamente centralizado.

    Con respecto al oportunismo, acaso así no ha sido la política "hayista"?

    pd. Buena broma, sobre todo porque la pensé antes de colgar el artículo. Saludos.

    ReplyDelete
  3. Si no consideraste lo que dice jomra es que haces un análisis superficial de lo que escribe manrique y a partir de ahí creas una serie de ideas mejor dicho repites (cada vez pareces mas un eco de ti mismo) conceptos que crees que son audaces y provocadores pero mas parecen servir para tu automarketeado ego.

    Por lo demás es innecesaria la aclaración si la nota la escribistes tu o un periodista de correo aldo mariategui podría suscribirla y no se notaria la diferencia

    ReplyDelete
  4. MIG,

    Lo único superficial acá es tu ataque personalizado. Yo expongo argumentos contra argumentos. La crítica es una forma de respetar a los colegas, sobre todo tratándose de un ex profesor (hay otros claro que no se merecen respeto alguno, pero este no es el caso). Finalmente, ese rollo de "automarketeado ego" es ineficaz si quieres cuestionar mi argumentación. Finalmente, a mi me resulta innecesario seguirte respondiendo...

    ReplyDelete
  5. Creo que tu crítica es tangencial o necesitaría algunas precisiones. Primeramente, toda ideología mantiene ciertos principios básicos, fundamentales, que la autodefinen: que hacen que “X”, a pesar del cambio y del devenir histórico, siga siendo “X”. Partiendo de esta premisa, una crítica como la tuya debe responder primero a cuáles son los principios ideológicos fundamentales del APRA, y de acuerdo a eso ver si el discurso ideológico de Alan García es o no es una “traición” (que fea palabra) a la ideología aprista. Es obvio pues que eso de “la internacionalización del Canal de Panamá” no forma parte de los principios de la ideología aprista, sino más bien es el enmarcado de la base de dicha ideología en un momento histórico determinado. Una discusión como la tuya o Manrique deben escudriñar primero en lo fundamental de dicha ideología, pues es evidente que los enmarcados de la misma cambian, se transforman, se adaptan al “espacio-tiempo histórico”; sin embargo, si una ideología se reconoce como la misma a lo largo del tiempo, es porque mantienen ciertas pautas básicas que la autodefinen como tal. Escudriñar si esa continuidad se da o no se da en el discurso e ideología de Alan García es el quid del asunto, a mi humilde parecer.

    Inco.

    ReplyDelete
  6. Creo que tu crítica es tangencial o necesitaría algunas precisiones. Primeramente, toda ideología mantiene ciertos principios básicos, fundamentales, que la autodefinen: que hacen que “X”, a pesar del cambio y del devenir histórico, siga siendo “X”. Partiendo de esta premisa, una crítica como la tuya debe responder primero a cuáles son los principios ideológicos fundamentales del APRA, y de acuerdo a eso ver si el discurso ideológico de Alan García es o no es una “traición” (que fea palabra) a la ideología aprista. Es obvio pues que eso de “la internacionalización del Canal de Panamá” no forma parte de los principios de la ideología aprista, sino más bien es el enmarcado de la base de dicha ideología en un momento histórico determinado. Una discusión como la tuya o Manrique deben escudriñar primero en lo fundamental de dicha ideología, pues es evidente que los enmarcados de la misma cambian, se transforman, se adaptan al “espacio-tiempo histórico”; sin embargo, si una ideología se reconoce como la misma a lo largo del tiempo, es porque mantienen ciertas pautas básicas que la autodefinen como tal. Escudriñar si esa continuidad se da o no se da en el discurso e ideología de Alan García es el quid del asunto, a mi humilde parecer.

    ReplyDelete
  7. Me parece que lo importante aquí es si esa "traición" del Apra a su primera ideología le hizo bien o mal al país. Yo pienso que con todo y todo le hizo bien. No creo que nadie con dos dedos de frente extrañe al Apra de su primera hora. El que de la ideología del "Antiimperialismo y el Apra" solo haya quedado un discurso puramente retórico y sentimentalón para darle cierto toque social al partido de la estrella en algún proceso electoral, es lo mejor que le ha ocurrido a la política peruana. No sé por qué se escandilizan algunos por acá de tal cambio.

    ReplyDelete
  8. Si el Apra hubiese tenido un discurso transparente no hubiese ganado las elecciones. Necesitaba tener un discurso que mantenga cierta retórica progre para mantener a su electorado de siempre, y otro en donde estén presentes temas como libre mercado, tlc, para ganar a los votantes de derecha. Eso es lo que hace todo partido tanto aquí como en Suecia.
    O recuerden los discursos de Obama que por más conmovedores que hayan sido, la mayor parte de ellos eran puro gas.

    ReplyDelete
  9. Creo que -una vez más- Carlos Melendez da en el clavo. La "crítica" de Nelson Manrique no es neutra, y eso es lamentable. No estuvo de acuerdo con el aprismo de "El anti imperialismo y el APRA" antes y menos lo está ahora con la buena gestión del 2do gobierno de Alan García. Es decir, ni chicha ni limonada.
    Lo importante del tema me parece que son dos cosas: a) el reconocer que cada escenario y coyuntura socio-política requiere una evaluación y respuesta (justamente el espacio-tiempo-histórico que propugnaba Haya de la Torre ante la torpe sordera de nuestra izquierda y parte de la academia) y b)constatar una vez más la lamentable supervivencia de las taras y prejuicios de odios pasados (antiaprismo o anticomunismo, por ejemplo) en personas que son del mundo académico.
    El caso del APRA es un ejemplo paradigmático permanente de como sus élites y comenzando por el propio Haya, en cuanto libro escribió y discurso dió despues del famoso Antimperalismo, por explicar y fundamentar las razones de sus "virajes" políticos e ideológicos. El último libro o panfleto de García va justamente en ese camino. Podrá haber mayor proeba de civismo político en el Perú en los últimos 70 años?. Cada cual tiene el derecho de opinar, criticar o avalar esas decisiones o rumbos. Lo que es inadmisible, es usar esas "contradicciones", sólo para seguir atacando interesadamente al enemigo político de siempre...y todavía vestido con el ropaje de la academia y la independencia.

    ReplyDelete
  10. Creo que -una vez más- Carlos Melendez da en el clavo. La "crítica" de Nelson Manrique no es neutra, y eso es lamentable. No estuvo de acuerdo con el aprismo de "El anti imperialismo y el APRA" antes y menos lo está ahora con la buena gestión del 2do gobierno de Alan García. Es decir, ni chicha ni limonada.
    Lo importante del tema me parece que son dos cosas: a) el reconocer que cada escenario y coyuntura socio-política requiere una evaluación y respuesta (justamente el espacio-tiempo-histórico que propugnaba Haya de la Torre ante la torpe sordera de nuestra izquierda y parte de la academia) y b)constatar una vez más la lamentable supervivencia de las taras y prejuicios de odios pasados (antiaprismo o anticomunismo, por ejemplo) en personas que son del mundo académico.
    El caso del APRA es un ejemplo paradigmático permanente de como sus élites y comenzando por el propio Haya, en cuanto libro escribió y discurso dió despues del famoso Antimperalismo, por explicar y fundamentar las razones de sus "virajes" políticos e ideológicos. El último libro o panfleto de García va justamente en ese camino. Podrá haber mayor proeba de civismo político en el Perú en los últimos 70 años?. Cada cual tiene el derecho de opinar, criticar o avalar esas decisiones o rumbos. Lo que es inadmisible, es usar esas "contradicciones", sólo para seguir atacando interesadamente al enemigo político de siempre...y todavía vestido con el ropaje de la academia y la independencia.

    ReplyDelete
  11. El APRA no ha "traicionado", creo yo, los principios de Haya de La Torre. Recordemos la "convivencia" con la UNO de 1963-1968, y las escisiones que generaron al "Apra Rebelde"... al contrario, J.C. Mariategui desde 1928 temia que Haya se dedicase a "reelaborar" por completo la doctrina de su partido cuando le conviniera, y esa enseñanza queda en el APRA actual. Más que "traicion" es un oportunismo criollon y pendejo que los apristas han practicado hace decadas.

    Cierto, Manrique puede alegar que el Alan 2006-2009 no se parece al Haya 1930-1945, pero cabe indicar que el mismo Haya fue un maestro de la "inconsistencia" y que inclusive las circunstancias de entorno han cambiado... por eso mismo no imagino a Manrique pidiendo publicamente la lucha armada estilo Sierra Maestra para que la izquierda criolla llegue al poder. Nos diria que eso "Ya no es válido" o un "Eso pudo ser antes, pero no ahora".

    Y si salimos de Perú, preguntemos al PSOE español si "algo" ha cambiado en su programa desde la Guerra Civil 1936-1939 y la guerrilla antifranquista hasta la pateria pro-monarquica de Felipe Gonzales en 1985... o vacilarnos que los democratas de EEUU elijan a Obama de candidato el 2008 mientras en 1920-1950 los democratas del "Deep South" llenaban las filas del KKK (y mas bien los Republicanos del norte eran acusados de "partido pro-negro")... ¿Alguien en el Brasil de 1985 creia que Lula da Silva seria presidente sin nacionalizar la economia? Pues ya es presidente hace años. Y no la nacionaliza. Lula tambien quedaria entonces como otro ejemplo de traidor.

    Lo mas saltante es que se ignore el enorme esfuerzo de Haya desde 1960 para ocultar (o quitar brillo) sus ideas de 1930-1945 y no asustar así a sus aliados de la oligarquia... ese hecho basta por si solo para justificar al actual "Perro del Hortelano" procapitalista.

    Tal vez el analisis de Manrique sea interesante, pero yerra al tomar como modelo de "coherencia" a un hombre y un partido que rara vez fueron coherentes. El analisis de la realidad circundante debe tenerse en cuenta... tal vez eso haga mas facil estudiar al Amauta Mariategui: murio joven y por eso sus escritos nunca se adaptaron a una realidad que se transformaba decadas despues de su muerte. Y es más facil de analizar las cosas que no se mueven.

    ReplyDelete
  12. Confrontacional (por su innecesario antiaprismo) y un poco enredado -creo- el cometario de Luis Apaza. Veamos:
    Suscribo todas las menciones de "cambio" político que recuerda (el cambio de PSOE, el cambio de nuestra izquierda criolla de la lucha armada a añorar el congreso de ahora, el tema de republicanos y demócratas en EEUU, etc.) Pero justamente esos ejemplos de cambio o evolución política abonan al argumento esgrimido por Carlos Melendez!! y que son la base para señalar la incosistencia de la interesada (no interesante) crítica de Nélson Manrique.
    Y sobre los cambios y "virajes" del APRA, son, por el contrario, un ejemplo del ejercicio de la política en las circunstancias en las que ésta se desarrollaba. Por supuesto que en cada coyuntura habían otras opciones. Lo gracioso son las denostaciones interesadas de los antiapristas que no buscan comprender sino juzgar esas elecciones desde otra óptica ideológica. No creyeron en el "Antimperialismo y el APRA" y ahora para atacar a García, desempolvan el texto.
    Aun más, los movimientos de énfasis ideológicos del APRA siempre se han hecho dentro de un registro de democracia política. Del Programa del 31 al artículo del "Perro del Hortelano" puede haber énfasis diferentes y debatibles; pero será posible leer éstas diferencias sólo en el análisis de los textos y no confrontarlos con los cambios que se han dado en la realidad social?
    Finalmente sobre Mariátegui, su extraordinaria y profusa producción, no estuvo excenta de cambio (claro y saludablemente que si!!), de su "edad de piedra" a su madurez, de su Sorelisnismo a un Leninismo Gramsciano, de afiliarse a la II Internacional, a terminar solo e incompredido.
    Dudemos siempre de las quietas estatuas de sal que tanto adora Nélson Manrique.

    ReplyDelete
  13. Un buena retórica comparada de historia de las doctrinas políticas, por lo demás en una tribuna adapta a la comunicación política y a la propaganda, no sostituye, sin duda, un buen análisis puntual de teoría y evolución de los partidos políticos. Al César lo que es del César. Tal es el caso del Sr. Manrique. Paradigmático de vuestra falta de profesionalización por lo demás: los sociólogos hacen de politólogos, los periodistas se convierten en analistas, los poetas, en sociólogos. El recurseo académico podría ser un buen tema de estudio aquí. Para poder presentar legítimamente una crítica puntual y precisa (constructiva sería mucho pedir) a un gobierno de turno (cualquiera sea este) se necesita perder el tiempo con la retórica de las "traiciones ideológicas", saltando sibilinamente entre diacronismos cualitativos (largas citas puntuales), epistolarios, memorística apodíctica y sincronismos de coyuntura a efecto-lector ("¿quién está más cerca del Haya?" "¿Qué tal lo hace García como hipotética reencarnación de Haya?"). Finalmente su buena dosis de doxografía (Chávez, Lula, etc.). Lo más digno de nota es que toda esta interesante evaluación histórico-ideológica (he aprendido mucho sinceramente) términa en una hagiografía cultural Haya-Mariategui. ¿Qué pasó? Al final me quedo con una una buena arenga entre las manos (y el evangelio de los siete ensayos).

    Si el autor autoriza a su lector al desorden de esta forma, entonces se podría responder legítimamente con las mismas palabras de Manrique: "orden analítico y método son demasiado importantes para las ciencias sociales - no sólo para los sociopolitólogos- como para merecer esta especie de tercera muerte a la que se condena un buena crítica politológica, que todos leen, pero nadie hace".

    Dicho constructivamente ahora: el análisis de la adaptación ideológica, Carlos, es, sin duda, una buena pauta, si observamos en particular en qué manera los partidos denominados tradicionales han superado completamente el lastre monotemático y monoideológico de los clivajes de clase. Los partidos siguen analizándose desde los años 60 (en parte por culpa del "recurseo") con la misma retórica sociológico-estructuralista de los partidos de cuadros y masas. Buenos tiempos (para Manrique), pero insuficientes desde R.Katz y P.Mair para adelante. El mejor indicador básico que un partido evoluciona eficazmente es que llega al poder según las reglas de juego de su régimen y punto, si luego demuestra accountability y responsiveness, mucho mejor todavía. No creo que sea ni el caso de Mariategui, ni de sus epígonos y émulos. ¿fue entonces, es ahora el caso puntual del Apra como partido (leadership, electores, electos, org.) Y como partido de gobierno (sistema e institución)? esta es el nexo evolutivo por observar, creo yo y el marco necesario para plantear una pregunta pertinente (más aún en una tribuna periodística). El resto es doxografía.

    ReplyDelete

Lo que tu me deseas, te deseo el doble: