Mañana los uruguayos elegirán a su nuevo Presidente quien, según todas las encuestadoras, será el ex guerrillero Tupamaro José “Pepe” Mujica (Frente Amplio). Mujica, de acuerdo con las proyecciones, pasará ligeramente el 50% de los votos válidos, lo suficiente para imponerse a Luis Lacalle (Partido Nacional) quien a pesar de haber crecido en casi 16 puntos porcentuales con respecto a su votación de la primera vuelta, sólo llegará al 42% de las preferencias este domingo, lo que no será suficiente para repetir una victoria electoral presidencial (recordemos que el candidato de los “blancos” fue presidente desde 1990-1995).
De acuerdo con diversos analistas, la campaña hacia la segunda vuelta fue de pocas emociones y estuvo signada por graves errores de uno y otro bando, haciendo que la evolución de las preferencias avance prácticamente por inercia. Lacalle quiso explotar la idea de inestabilidad económica ante una eventual victoria de Mujica, pero una torpe campaña publicitaria terminó generando más temores hacia su propia candidatura. Lacalle planteó un recorte del gasto público (con una moto-sierra en mano), lo cual fue aprovechado por la izquierda que lo tradujo en una amenaza de recorte de los planes sociales, y de gastos en educación y en salud.
Mujica no estuvo tampoco exento de desaciertos. Se fue de boca muchas veces atacando a sus propios compañeros de izquierda, criticando a gobernantes de otros países (los Kichner, por ejemplo), o con propuestas que implicaban riesgos sobre la propiedad privada. Sin embargo, su simpatía popular y el contexto económico favorable para el oficialismo atenuaron los excesos de quien al parecer será el próximo presidente uruguayo.
La izquierda va a gobernar por segunda vez (y consecutiva) en la historia uruguaya, lo cual hace sólo diez años era impensable en un país que había sido dominado por el oligolopio político entre “blancos” y “colorados”. Estos cambios políticos parecen ser el correlato de transformaciones sociales más significativas. Un país cuyas elites tradicionales han entrado en declive, parece promover un recambio hacia una dirigencia nacional más inclusiva, pero también podría ser el sinceramiento de un país que ya no es lo que fue. En palabras de un amigo uruguayo sobre la inminente victoria de “El Pepe”: “Hijo mío, no estudie, no trabaje, dude de la democracia, no se bañe, hable como un borracho de bar. Existe un pequeño país sudamericano en el cual Usted aún puede ser elegido su líder”. ¿Es Mujica la expresión de una “democratización social” de las élites uruguayas o la evidencia del final de la “Suiza de América”?
Publicado en Correo, 28 de Noviembre del 2009.
Especial sobre las elecciones uruguayas en El Pais de Uruguay.
Video de contra-campaña del Frente Amplio sobre el "moto-sierra" Lacalle:
De acuerdo con diversos analistas, la campaña hacia la segunda vuelta fue de pocas emociones y estuvo signada por graves errores de uno y otro bando, haciendo que la evolución de las preferencias avance prácticamente por inercia. Lacalle quiso explotar la idea de inestabilidad económica ante una eventual victoria de Mujica, pero una torpe campaña publicitaria terminó generando más temores hacia su propia candidatura. Lacalle planteó un recorte del gasto público (con una moto-sierra en mano), lo cual fue aprovechado por la izquierda que lo tradujo en una amenaza de recorte de los planes sociales, y de gastos en educación y en salud.
Mujica no estuvo tampoco exento de desaciertos. Se fue de boca muchas veces atacando a sus propios compañeros de izquierda, criticando a gobernantes de otros países (los Kichner, por ejemplo), o con propuestas que implicaban riesgos sobre la propiedad privada. Sin embargo, su simpatía popular y el contexto económico favorable para el oficialismo atenuaron los excesos de quien al parecer será el próximo presidente uruguayo.
La izquierda va a gobernar por segunda vez (y consecutiva) en la historia uruguaya, lo cual hace sólo diez años era impensable en un país que había sido dominado por el oligolopio político entre “blancos” y “colorados”. Estos cambios políticos parecen ser el correlato de transformaciones sociales más significativas. Un país cuyas elites tradicionales han entrado en declive, parece promover un recambio hacia una dirigencia nacional más inclusiva, pero también podría ser el sinceramiento de un país que ya no es lo que fue. En palabras de un amigo uruguayo sobre la inminente victoria de “El Pepe”: “Hijo mío, no estudie, no trabaje, dude de la democracia, no se bañe, hable como un borracho de bar. Existe un pequeño país sudamericano en el cual Usted aún puede ser elegido su líder”. ¿Es Mujica la expresión de una “democratización social” de las élites uruguayas o la evidencia del final de la “Suiza de América”?
Publicado en Correo, 28 de Noviembre del 2009.
Especial sobre las elecciones uruguayas en El Pais de Uruguay.
Video de contra-campaña del Frente Amplio sobre el "moto-sierra" Lacalle:
Carlos:
ReplyDeletePara que aclares al público y al director del medio que te acoje:
¿Qué eran los Tupamaros? ¿En que se parecen y diferencian de Sendero Luminoso y el MRTA?
Saludos
Creo que lo que dijo Aldo Mariátegui en la editorial de hoy Martes 1 de Diciembre tiene sentido:
ReplyDelete"Un lector me pregunta por qué me parece tan penoso que los uruguayos hayan elegido a Pepe Mujica como jefe de Estado. Se lo resumo: es como que aquí un Víctor Polay canoso y con cara de anciano bueno termine de Presidente del Perú en el 2021. No hay mayor diferencia entre este tupamaro y el emerretista".
Quizás vale precisar que el MRTA --aunque lo ha propuesto-- no ha conseguido participar de la política formal; y los ex Tupamaros se metieron al Frente Amplio.
Creo que conozco a ese "amigo".
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