Juan Manuel Santos acaba de cumplir 100 días como Presidente de Colombia sorprendiendo a propios y extraños. Si la mayoría consideraba que su gobierno sería la continuación del uribismo (o un "uribismo sin Uribe"), no podría estar más equivocada. Si bien es cierto no hay cambio alguno con respecto a la administración económica (el desempleo es una agenda pendiente), a nivel político viene impulsando reformas tan decisivas para el país como la Ley de Víctimas (Uribe se negaba a reconocer la posibilidad de un Estado perpetrador que causara víctimas como resultado del conflicto interno) y la Ley de Tierras (titulación de tierras a campesinos para frenar cultivos ilícitos). Si a ello le sumamos la iniciativa por investigar los casos de corrupción del gobierno de su predecesor (teóricamente su mentor) y su acercamiento diplomático a Venezuela (ha calificado a Chávez de su "mejor nuevo amigo"), estamos ante una "agenda liberal por sorpresa" (como el politólogo colombiano Miguel García parafrasea el argumento de neoliberalismo por sorpresa de Susan Stokes).
Efectivamente, Santos (cofundador del Partido de la U) parece volver a sus orígenes liberales, no sólo asumiendo la plataforma política de los rojos, sino también abriéndoles las puertas de la burocracia estatal. Así como Uribe resucitó al Partido Conservador, Santos buscaría hacer lo mismo con el Partido Liberal. Su alianza con Germán Vargas Lleras (ex liberal, líder de Cambio Radical y ministro del Interior) se puede interpretar como un revival de los liberales, precisamente ahora que César Gaviria ha perdido peso dentro de este partido. Una vez más, los que daban por muerto a los partidos tradicionales, se equivocaron.
Mientras tanto, la oposición de izquierda se ha quedado descolocada. El Polo Democrático ha centrado sus fuerzas en los casos polémicos de la gestión de Uribe. El Partido Verde tiene congresistas pero no organización, y está ensimismado en sus problemas internos. Por el contrario, Santos se ha abierto un flanco al interior de la alianza gobiernista, dado que los más molestos con estas reformas pertenecen al uribismo duro. Uribe no ha roto públicamente con Santos (discursivamente ambos siguen siendo aliados y ambos necesitan mantener las formas), pero se espera una ofensiva del propio ex presidente a inicios del 2011.
Aunque quizás sea prematuro, la sorprendente propuesta socialdemócrata de Santos (mantener el modelo económico, pero garantizando los derechos civiles) puede ser un espejo para mirar el futuro de nuestro país. Sin embargo, en el medio local se sigue entrevistando todas las semanas a Mockus (que no dice nada nuevo) y se pasa por alto (consciente o inconscientemente) las alternativas positivas que se pueden gestar desde una derecha responsable, a la que el 61% de colombianos califica de excelente.
Publicado en Correo, 20 de Noviembre del 2010.
Efectivamente, Santos (cofundador del Partido de la U) parece volver a sus orígenes liberales, no sólo asumiendo la plataforma política de los rojos, sino también abriéndoles las puertas de la burocracia estatal. Así como Uribe resucitó al Partido Conservador, Santos buscaría hacer lo mismo con el Partido Liberal. Su alianza con Germán Vargas Lleras (ex liberal, líder de Cambio Radical y ministro del Interior) se puede interpretar como un revival de los liberales, precisamente ahora que César Gaviria ha perdido peso dentro de este partido. Una vez más, los que daban por muerto a los partidos tradicionales, se equivocaron.
Mientras tanto, la oposición de izquierda se ha quedado descolocada. El Polo Democrático ha centrado sus fuerzas en los casos polémicos de la gestión de Uribe. El Partido Verde tiene congresistas pero no organización, y está ensimismado en sus problemas internos. Por el contrario, Santos se ha abierto un flanco al interior de la alianza gobiernista, dado que los más molestos con estas reformas pertenecen al uribismo duro. Uribe no ha roto públicamente con Santos (discursivamente ambos siguen siendo aliados y ambos necesitan mantener las formas), pero se espera una ofensiva del propio ex presidente a inicios del 2011.
Aunque quizás sea prematuro, la sorprendente propuesta socialdemócrata de Santos (mantener el modelo económico, pero garantizando los derechos civiles) puede ser un espejo para mirar el futuro de nuestro país. Sin embargo, en el medio local se sigue entrevistando todas las semanas a Mockus (que no dice nada nuevo) y se pasa por alto (consciente o inconscientemente) las alternativas positivas que se pueden gestar desde una derecha responsable, a la que el 61% de colombianos califica de excelente.
Publicado en Correo, 20 de Noviembre del 2010.
Por vez primera, 100% de acuerdo. Santos es, por el momento, una sorpresa muy positiva. Que siga así. Ya lo había adelantado en una entrevista con RMP su amigo Alfredo Barnechea: Santos no es Uribe, tiende mucho más al centro.
ReplyDeleteY cuanto más veo de Mockus, me parece menos interesante - al punto de ser francamente insoportable.