Thursday, January 10, 2008

El Intelectual de ONG



De paso por Lima, de vacaciones, me encontré con algunos ex alumnos de la especialidad de Ciencia Política de la PUCP, donde fui jefe de prácticas de cursos de teoría política. En mis conversaciones con los chicos de las dos promociones a las que dicté, siempre ha salido a colación las quejas por algunos profesores. Siempre sucede: yo hacia lo mismo en mis épocas de estudiante… Sin embargo, lo que me parece un tema particular a resaltar en esta oportunidad es que en dichos diálogos se percibe una suerte de temor: el ingreso de “intelectuales de ONG” en espacios donde debería predominar el “intelectual académico” que es la figura del tradicional catedrático universitario, más riguroso, serio y sensato, que es el tipo que ha predominado en la PUCP.

Me llama la atención la definición del “intelectual de ONG”, personaje que he conocido vivamente por mi paso por algunas de estas instituciones. Lo que me parece resaltable es la imagen que se tiene de él desde el mundo universitario. Quisiera hacer una suerte de descripción del “intelectual de ONG”. No voy a referirme a los que no pertenecen a mi generación porque no tengo los elementos como para ser objetivo en mis apreciaciones. Pero si podría precisar como muchos de mis compañeros coetáneos generacionales, se han venido convirtiendo en esta figura en el que se sienten reflejados –para bien o para mal—un sector de los estudiantes de Ciencia Política.

El “intelectual de ONG” de mi generación ha salido principalmente de la facultad de sociales --especialmente de sociología o antropología-- o de derecho de la PUCP. Como la vida universitaria no estuvo politizada a través de partidos políticos, casi todos comparten un “pasado político” común en las marchas contra la “dictadura fujimorista”. Ocuparon cargos en los centros federados de letras, sociales, tercios estudiantes, asambleas de estudiantes, etc., se pintaron las manos de blanco, conocieron el centro de Lima gracias a Fujimori, perdieron la voz, la cordura a veces, se emocionaban pateando las rejas del Congreso, algunos lloraron por las bombas lacrimógenas y también porque la vida se les iba en la lucha contra la “dictadura”. Eso si, hablaban muy bonito y se les veía muy bien en televisión. Académicamente no eran muy buenos, pero se ganaban los méritos en las actividades extracurriculares.

El fin de la vida universitaria coincidió con el fin de la “dictadura” –no creo que conozcan el término “autoritarismo competitivo”--, lo cual dio paso al inicio de la vida profesional. El intelectual de ONG ha tenido una fobia a trabajar en el Estado, casi siempre visto como algo contaminado, impuro (salvo en los espacios que abrió el gobierno de transición-políticamente correcto de Paniagua). La vida les fue abriendo las puertas de la especialización: los abogados derecho-humanistas y los sociólogos interesados en la violencia política terminaron en la CVR, los más sensibles al medio ambiente y al derecho “de las minorías” en ONG medioambientalistas o luchando contra el abuso de las mineras, los interesados en las instituciones democráticas en la observación electoral o asistiendo programas de capacitación con dirigentes sociales y políticos, los mas románticos trabajando con sindicatos, los que demostraban tener “cerro” terminaron inmiscuidos en la promoción de presupuestos participativos en algún pueblo perdido del mapa o en un proyecto que algo tenia que ver con descentralización. Obviamente, como resultado del auge (y caída?) de los estudios de género, “muchos y muchas” pasaron a engrosar las filas de ONG feministas en programas contra la violencia a la mujer y promoción de leyes de cuotas.

El intelectual de ONG en cada una de sus especialidades, desarrolla una o dos ideas fuerza, no más. Las palabras clave son: “memoria histórica”, “desarrollo sustentable”, “democracia participativa”, “fortalecimiento de la democracia” y la critica frecuente es contra el “Estado neoliberal”, “contra el TLC”, “contra la derecha imperialista”, etc. Como no fueron muy rigurosos académicamente, aunque algunos cursaron postgrados de meses en especialidades sui generis como “Derechos Fundamentales” (¿?), leen un par de artículos de revistas clave de acuerdo con el tema –New Left Review, Nueva Sociedad, Le Monde Diplomatique--, escriben sus propios artículos –básicamente resúmenes de los anteriores—en Quehacer o Ideele, y se reúnen con sus símiles mayores en grupos de reflexión, talleres, listas de interés, repitiendo una y otra vez las mismas ideas de sentido común progresista. Los más bacanes publican libros con títulos de una creatividad a la altura de sus citas bibliográficas: desde el legendario “El Pueblo es Así y también Asa” hasta mas contemporáneos como “No pero si: minería y desarrollo”, “TLC: vida o muerte?”, etc.

Una de las personas mas influyentes en mi formación, sociólogo del IEP, me decía hace varios años que yo “corría el riesgo” de convertirme en “estrellita de ONG”, en alguien que desarrolla un par de ideas fuerza, arma un rollito creativo, algo contestario pero dentro de los cánones progresistas de los mayores (para no desentonar del todo), con ideas para justificar muy bien proyectos ante la cooperación internacional, y con la solvencia suficiente para llevar a cabo programas de desarrollo en Lima y provincias. Retomando aquellas conversaciones, discrepo porque en su crítica había un tono peyorativo hacia el status del “intelectual de ONG”. Yo creo haber sido por varios años uno de ellos y quizás volveré a serlo. Cumplen una función porque existe todo un mundo de desarrollo alternativo que requiere de este expertise de nivel intermedio. No caben dudas al respecto. Además su debilidad académica es compensada con su riqueza vivencial, con su alta capacidad para interpretar los procesos sociales y construir vías alternativas de desarrollo. Son pues el eslabón perdido entre el intelectual y el activista, una suerte de “intelectual orgánico” contemporáneo. Lo que me parece delicado es la posibilidad de que este tipo de profesional 1) vaya ganando espacio en la cátedra universitaria en asuntos ajenos a sus especialidades (como la teoría política, por ejemplo) replicando las debilidades de su formación académica, y 2) se convierta en el modelo predominante de profesional para las nuevas generaciones. Con respecto al primer punto, algunos “alumnos y alumnas” me contaban como en un curso sobre teoría feminista se pasaron hablando de experiencias privadas bajo el molde de una terapia de grupo con el pretexto de que “lo privado es político” (y para ocultar que la profesora no había preparado clases). Con respecto al segundo, alguno me ha confesado que en sus primeras practicas pre-profesionales “hueveo de lo lindo, no tengo horario, hablo todo el día de política, tengo el msn prendido, actualizo mi hi5, reviso mi correo, edito un par de artículos y ya esta”. Es así de fácil?

6 comments:

  1. Estimado Carlos:
    La mejor definicion del intelectual de ONG esta en la magnifica introduccion del libro de Guillermo Rochabrun "Batallas por la Teoria". No lo tengo a la mano y no la recuerdo, pero facil podria ser una pregunta del "Caviarometro". Temo que tus comentarios son certeros, la agenda intelectual no siempre va por los temas mas relevantes sino por aquellos que se financian. Como defiende Rochabrun en su texto, es importante abrir un espacio academico con sana competencia, critica y menos temor a disentir. Que bueno que los alumnos perciben la necesidad del cambio. Felicitaciones por el Blog.

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  2. Hola, felicidades por tu blog. En cuanto al tema del post, soy alumna de la especialidad (nunca llegue a tenerte como jp) y comparto el malestar con algunos de mis companheros respecto a como se maneja el tema de las plazas de profesores que nos dictan. Ciertamente, intuimos que algunas argollas impiden la entrada de algunos otros profesores con ideas distintas y mas frescas que las suyas a lo que se suma una mala gestion de temas como los de las practicas preprofesionales, que hasta donde me han comentado, son en su mayoria en ongs que se ocupan de los mismos asuntos que se nos reiteran.
    Una pregunta, en tu entrada senhalas que estos intelectuales de ONG cumplen la funcion de servir de expertise para el mundo de desarrollo alternativo.... en verdad no entendi esto puedes explicar?
    Por otro lado... no crees que tambien es peligroso que estos - sin el menor animo despectivo- intelectuales de ong ideologicen/ adoctrinen un poco a los alumnos con ciertas de sus posturas? De hecho creo que es imposible evitar el sesgo intelectual de cada quien, sin embargo pareciera que en la especialidad solo existiera ese sesgo de intelectual de ong, lo que termina uniformizando un tipo de pensamiento en la mayoria del alumnado.
    Saludos, Mallory

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  3. Hola, interesante tu blog hay algunas ideas compartidas especialmente en lo referido a la deficiente formacion en teoria politica y a ese pseudo academismo de algunos que son profesores sin haber publicado un solo articulo relevante en alguna revista academica internacional. Las argollas es un mal que parece insuperable en el Peru.
    saludos
    eduardo

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  4. Gracias por los comentarios. De acuerdo con Eduardo D., quien ademas se encuentra en Colombia por estos dias y se ha quedado con la sana envidia de ver como en un medio academico de un pais vecino --andino, con violencia politica, etc-- se puede tener un sano dialogo e intercambio de ideas prescindiendo de la angurria que en el Peru lleva a algunos "intelectuales" a creerse propietarios de ciertos temas, lo cual termina mas que peremnizando la "argolla", haciendo mas mediocre el medio academico. Esto va para otro post, pero hagamos una lista de cuantos se creen los duenios de ciertos temas a pesar que sus "especializaciones" y su "produccion academica" (ahi coincido plenamente con Eduardo H.) no esta a la altura de la supuesta autoridad en el tema con la que se presentan.

    Con respecto a Mick&Mallory, en primer lugar me da gusto que hayan llegado al blog. Un poco la idea de este es que sirva de discusion entre los alumnos. Con respecto a la frase criptica que coloque en el texto (era una "chiquita" para algunos), me explico: querramos o no existe un mercado de ONGs y de la cooperacion internacional del que puedes vivir si quieres toda la vida. Es legitimo hacerlo. Este mercado necesita "intelectuales de ONG" que sepan diseniar proyectos, implementarlos, evaluarlos, etc... Son necesarios, porque hay ciertos temas en que una intervencion alternativa a la estatal es necesaria (ojo: "alternativa", algunos abusan y quieren reemplazar al estado, tampoco tampoco). El problema es que no lo es todo y muchos alumnos con pretensiones academicas, terminan siendo absorbidos por la dinamica del conocimiento aplicado y el sueldo mensual. Asi como hay alumnos que criticaban esa ausencia de profundidad en las clases de teoria a la que hago referencia en el post, tambien se que hay otros a quienes les parecio excelente que se discuta en clase sobre la primera experiencia sexual (y terminen el curso de teoria politica feminista sin saber siquiera quien es Mary Wollstonecraft. "Have you ever heard about her?")

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  5. Esta es mi queja-catarsica!

    De acuerdo con lo que comentas. Aprovecho para sumar ( de las malas experiencias o "suerte" en la pucp), el hecho de que algunas "proptotipos" de profesor han vendido su nombre más no sus horarios a la universidad (como si no se tuviera un compromiso, reglamento y salario de por medio).. Y las benditas evaluaciones parecen no tener efecto..

    Aunque también hasta los profesionales de ONG por su "agenda" fallan. una pena en general.

    saludos,

    Caetana

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  6. mmm tienes razón ..pero no totalmente....no me gustan los intelectuales de ONGs pero es bueno tener a un par dentro de la universidad porque MUCHAS VECES los académicos se pierden en sus libros y teorías (no sólo aquí..en todo el mundo).......los alumnos podrán tener mejor conocimiento..con una mezcla de ambos ..
    slds,
    ro

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