Me cuentan que en la entrevista que le hace Jaime Bayly a Santiago Roncagliolo, éste menciona –creo que ya lo ha hecho antes—que fue empleado doméstico en el extranjero cuando se había aventurado como peruano-en-el-exilio-que-empieza-desde-cero. Un amigo, Arturo Maldonado, me pregunta por el messenger, si es que ahora haber “limpiado casas para salir adelante” es “estar in”. Asimismo recuerdo que en las citas biográficas de otro joven escritor peruano contemporáneo, Daniel Alarcón, dice haber vivido, entre varios lugares, en San Juan de Lurigancho. Un amigo en común, a quien no puedo citar porque no me ha autorizado, me dijo algo así como: “Que pendejo Daniel, ese on cada vez que viene a Lima se queda en el depa de su familia frente al Golf, y si pues, de vez en cuando se va para Canto Grande, pero nada, tiene una jatazo en San Isidro”.
Yo he leído tanto a Roncagliolo como a Alarcón y me parecen buenos narradores. Es más, suelo defender al primero contra el carga montón que se le hace por el éxito que ha tenido. Se que muchos están haciendo hasta un libro inmenso de fe de erratas sobre La Cuarta Espada (Yo he propuesto que mejor inviertan ese tiempo en hacer las fe de erratas del Informe Final de la Comisión de la Verdad). En estas críticas se transpira harta envidia, que simplemente refleja eso de que “no hay peor enemigo de un peruano que otro peruano”.
Tanto Roncagliolo como Alarcón son pitucos. Lo cual no tiene nada de malo, por si acaso. Además son exitosos y buenos narradores ante los celos de muchos. Pero vamos, dramatizar y decir que el primero ha sido “empleado doméstico” y que el segundo “ha vivido en San Juan de Lurigancho”, me parece un abuso, y hasta podría ser una ofensa para los que han sido toda su vida “empleadas del hogar” y para los que toda su vida invierten dos horas en combi para salir de la Avenida Wisse vía Puente Nuevo hacia sus trabajos. O sea, fácil que Santiago se prestó como mozo en algunas cenas en casa de señores españoles y que Daniel pasó algunas noches en casa de las “pirañas” que estudiaba como antropólogo, pero de ahí a sostener lo que señalan resulta un despropósito. O sea, no sean pendejos.
No pongo en discusión la calidad literaria de sus obras, ni tampoco su calidad como personas. Mas bien, creo que ambos son buena gentes (Con Daniel he intercambiado un par de cordiales correos, y he trabajado con el padre de Santiago, por si acaso). Sin embargo, a partir de sus casos quiero preguntar por qué etiquetan y dramatizan aquellas experiencias de esa manera? Como atinadamente preguntan algunos amigos: “Acaso te hace mejor persona haber sido “empleado domestico en el extranjero”?” “Te hace mejor persona haber “vivido” en San Juan de Lurigancho? Por qué tienen (tenemos) que inventarnos una experiencia popular, sufrida –“sufre peruano sufre”—para que nuestro trabajo (y nuestro éxito) sea visto de mejor manera? O sea, Roncagliolo siempre va a ser el chico que estudió en La Inmaculada y Daniel el que se crió en Nueva York. Y eso está bien. Es de la puta mare. Bien por ellos. Más bien le han sacado un buen provecho. Pero por qué buscar impresionar con la experiencia popular y de clase baja. Es acaso una suerte de culpa y de buscar decir “yo soy como cualquier otro compare”? Se busca acaso legitimar la obra literaria, el mérito profesional de esa manera, cuando de por si, artísticamente ya es legitima?
Foto: rtvmiajadas.blogspot.com
Créditos de la foto adornando un poste de la Calle Calama en Quito: míos, of course.
ReplyDeleteOye, y qué orgullo que mi divago salga al lado de virtú e fortuna, ja!
Beso, y que viva el sarcasmo, las oenegés, la gente progre, la democracia, la equidad, la región andina, jaime baily, tongo, mi mamá y tu mamá también (en buena onda, sabes que lo digo en buena onda).
a ver a ver a ver carlos: yo también creo que roncagliolo es un excelente narrador, y su libro pudor me pareció muy bueno y su libro abril rojo me pareció malazo y su último cuarta espada, pues, fue una estafa.
ReplyDeletey claro, me siento aludido, porque el que hizo la lista de las erratas fui yo. por lo que sí molesta que digas frescamente que en mi crítica se transpira también "harta envidia". ¿cómo llegas a tal conclusión? sería interesante que lo muestres. es decir, si digo que el trabajo periodístico fue malo y que el producto final está lleno de incorrecciones (no políticas) y que puede provocar distorsiones en los lectores, ¿mi opinión es producto de la envidia? por favor, carlos. más seriedad.
abrazos
Estimado Roberto:
ReplyDelete1. No estaba pensando en ti cuando me referia a los criticos de Roncagliolo, sino a pares suyos, o sea otros escritores que se arañan porque no pueden publicar en editoriales internacionales. Que yo sepa, tu no tienes pretensiones literarias.
2. Por el contrario, la lista de erratas a la Cuarta Espada me parece saludable (te lo he dicho) y mas bien creo que habria que hacer una al Informe de la CVR (donde muchos trabajamos), donde hay metidas de pata que son bien serias y de mayor preocupacion porque se trata de una narracion oficial, y no el producto del oficio de un escribidor.
3. En tu critica no aprecio "envidia", para nada. Parece que tienes un "issue" con Roncagliolo, pero no creo que sea envidia.
4. Gracias por visitar mi blog.
Un abrazo causita,
Por qué buscar erratas en La Cuarta Espada y no en Abril Rojo? Que nunca haya existido el fiscal distrital Chacaltana sería una errata?
ReplyDeleteLa violencia política es también material para literatos, los cuales la pueden usar de insumo para crear una ficción.
No creo que el libro sea un documento periodístico y sí una novela.
Si la novela es buena o mala es otra discusión, pero creo que no se la debe evaluar por su corrección histórica.
tener tu blog, no te hace mejor persona!!!
ReplyDeleteTu envidia es mi progreso.
Concuerdo completamente con las afirmaciones de Carlos, por ejemplo él vivió sus últimos meses en el Perú en un departamento en San Isidro a dos cuadras de Farmax y ¿ya ven?, no es mejor persona por eso, ¿no?.
ReplyDelete(El que se pica pierde)
El Guille
Un grande Guille, por cosas como esas es que no te busque en la pichanga cuando estuve en Lima. Jaja. Nada, fueron solo unos dias y muy de paso. Un abrazo y gracias por visitar mi blog.
ReplyDeletepd. Casarse en la Avenida Peru no te hace mejor persona, tampoco.
Ja ja, buena discusion! Pero es que es tan charm decir que uno es del rico Comas o de la brava Luri, si o no? Por acanga en las Europas Nordicas donde estudio (becado pa que se lo sepan) me encanta ver los ojitos desorbitados (y azulitos) de algunas chibolitas, cuando les digo que en mi barrio habia que ser pandillero (en realidad, un par de vagos mas y yo). Que orgullosos estamos de ser Peruanos, no?
ReplyDeleteAnonimo de las Europas Nordicas, debo solidarizarme con la estrategia empleada por el peruano orgulloso de su peruanidad en el extranjero (todo sea por los ojos azules y desorbidatos). Gracias por visitar mi blog desde tan lejos.
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