El analista social se despierta temprano, madruga porque Raúl Vargas ayuda. Enciende la radio y escucha a otros analistas. Lee todos los diarios que le llegan a casa con el pan. Saca su propia línea y espera que algún medio (quizás sus patas de la misma radio) lo llamen para dar su opinión. ¿En qué se basan sus argumentos? Fácil: sale al balcón, moja su dedo con la punta de la lengua y ve hacia donde corre el viento. Su método es el teológico: hay ciertos supuestos incuestionables del evangelio del analista social peruano. Esos no se demuestran, se dicen a rajatabla, se deben cumplir de la misma manera. Estás son sus “sagradas escrituras”:
1. El Evangelio Según San Marx. La política es la superestructura, lo que importa son los medios de producción. Dime cuánto ganas y te diré por quién votas. Dime cuánto ganas y te diré cómo es tu novia. Es un atajo estructuralista sencillo producto de los sentidos comunes de su pasado político izquierdista, utilizado tercamente para perder todas las elecciones, pero que hábilmente sigue empleando para escribir su columna todas las semanas. “Si eres pobre, ahora eres populista, votas por Humala”. Tú como individuo no tienes decisión. Son las estructuras las que deciden por ti. La vida es el sino de tus ocho horas. Si las “traicionas”, te has enajenado, siéntete mal por eso. Quizás hasta de derecha. Como internacionalista, el mundo sigue dividiéndose entre el Imperialismo (esa derecha-big brother que controla la humanidad) y el proletariado, los marginales, los subalternos, los cholos, las “anticucheras”. Gringos go home! Creo en el sub-desarrollo, en la teoría de la dependencia, en la Cepal!
2. El Evangelio Según la herencia colonial. A Julio Cotler le pidieron que escriba un análisis de la dictadura de Velasco (se han preguntado por qué nadie le dice “dictadura” sino “gobierno revolucionario”?). A lo Barrington Moore, decidió rastrear la respuesta en la historia y se fue hasta la Colonia. El resultado: un clásico de las ciencias sociales. Sin embargo, el analista escribe su Clase, Estado y Nación todos los días. ¿Por qué somos subdesarrollados? Eso se explica con la Colonia. ¿Por qué el Estado es débil? Por la Colonia. ¿Por qué el Chino rata nos robó? Por la Colonia. ¿Por qué no tenemos una cultura política democrática? Por la Colonia, pues. Ya nadie lee a Cotler, pero todos lo citan (sin saberlo, que es lo peor). Existen atajos parecidos: La Guerra con Chile. Que la herencia colonial esté contigo.
3. El Evangelio Según la Pobreza. Salió del Evangelio marxista, pero ha logrado autonomía propia como factor que explica todos los males (y las escasas virtudes) del país. Es la esencia de lo políticamente correcto. ¿Por qué tenemos los gobernantes que tenemos? Porque somos pobres. ¿Por qué no hemos desarrollado una ética individual-liberal? Porque somos pobres. ¿Por qué somos pobres? Porque somos pobres, pues. Todo artículo, ensayo, monografía, entrevista, debe terminar en un llamado a la lucha contra la pobreza, a las políticas sociales, a la expiación pública de que todo lo que hacemos es insuficiente para combatirla, a la libertad de las “domésticas” a bañarse en Asia. No somos ciudadanos, somos pobres. La pobreza es la identidad con que se mide a aquél que no conocemos pero que intuimos que está ahí. ¿Qué es la pobreza? Pucha, no se, pero mi empleada, mi chofer, el guachimán de mi ONG, el jardinero (con quien hablo de vez en cuando porque soy inclusiv@), me ha contado que es así y asá. Palabra del señor conserje.
4. El Evangelio Según la Democracia. Queremos democracia. ¿Por qué? “No seas chusco, todos tenemos que quererla”. Eso incluye la infinidad de artículos que dicen que “queremos partidos representativos”, “instituciones sólidas”, “equilibrio de poderes”, “inclusión social”, etc. Toda tautología es democracia. Piense en una palabra bonita… ¿ya? Bueno también eso es democracia. Todo lo que suene nice entra en esta categoría. Pensar que antes fue la revolución, ahora negada tres veces, y los mismos que alguna vez se alzaron (de sus asientos congresales no más, no les daba para más) ahora son los defensores a vida o muerte, de una palabra que dicha tantas veces pierde su sentido, y puede ser cualquier cosa, desde la lucha contra la arbitrariedad de un gobernante (“Alan no es democrático”) hasta la forma de vida ordenada que queremos en el paraíso (“el tráfico de Lima es un ejemplo de lo poco democrático que somos”). Que la democracia sea contigo.
Mucha de las ciencias sociales que se hace (y se enseña) en el Perú parece seguir, lamentablemente, el camino del método teológico: la fuente de todo conocimiento, anterior y posterior, proviene de los evangelios. Los argumentos que se esbozan no se justifican en evidencias empíricas comprobables, las hipótesis –si las hay-- no se “testean”, las ideas simplemente siguen el patrón de mis lecturas favoritas, las mismas de siempre, que son verdades eternas, incuestionables. Muy pocos observan y sistematizan; muchos especulan y alucinan. Los analistas se sienten tocados por el espíritu de su divinidad favorita y no oses en cuestionarlos. ¿Es tan difícil pedir que los argumentos se basen en evidencias, en datos empíricos, o es un sacrilegio exigirlo?
1. El Evangelio Según San Marx. La política es la superestructura, lo que importa son los medios de producción. Dime cuánto ganas y te diré por quién votas. Dime cuánto ganas y te diré cómo es tu novia. Es un atajo estructuralista sencillo producto de los sentidos comunes de su pasado político izquierdista, utilizado tercamente para perder todas las elecciones, pero que hábilmente sigue empleando para escribir su columna todas las semanas. “Si eres pobre, ahora eres populista, votas por Humala”. Tú como individuo no tienes decisión. Son las estructuras las que deciden por ti. La vida es el sino de tus ocho horas. Si las “traicionas”, te has enajenado, siéntete mal por eso. Quizás hasta de derecha. Como internacionalista, el mundo sigue dividiéndose entre el Imperialismo (esa derecha-big brother que controla la humanidad) y el proletariado, los marginales, los subalternos, los cholos, las “anticucheras”. Gringos go home! Creo en el sub-desarrollo, en la teoría de la dependencia, en la Cepal!
2. El Evangelio Según la herencia colonial. A Julio Cotler le pidieron que escriba un análisis de la dictadura de Velasco (se han preguntado por qué nadie le dice “dictadura” sino “gobierno revolucionario”?). A lo Barrington Moore, decidió rastrear la respuesta en la historia y se fue hasta la Colonia. El resultado: un clásico de las ciencias sociales. Sin embargo, el analista escribe su Clase, Estado y Nación todos los días. ¿Por qué somos subdesarrollados? Eso se explica con la Colonia. ¿Por qué el Estado es débil? Por la Colonia. ¿Por qué el Chino rata nos robó? Por la Colonia. ¿Por qué no tenemos una cultura política democrática? Por la Colonia, pues. Ya nadie lee a Cotler, pero todos lo citan (sin saberlo, que es lo peor). Existen atajos parecidos: La Guerra con Chile. Que la herencia colonial esté contigo.
3. El Evangelio Según la Pobreza. Salió del Evangelio marxista, pero ha logrado autonomía propia como factor que explica todos los males (y las escasas virtudes) del país. Es la esencia de lo políticamente correcto. ¿Por qué tenemos los gobernantes que tenemos? Porque somos pobres. ¿Por qué no hemos desarrollado una ética individual-liberal? Porque somos pobres. ¿Por qué somos pobres? Porque somos pobres, pues. Todo artículo, ensayo, monografía, entrevista, debe terminar en un llamado a la lucha contra la pobreza, a las políticas sociales, a la expiación pública de que todo lo que hacemos es insuficiente para combatirla, a la libertad de las “domésticas” a bañarse en Asia. No somos ciudadanos, somos pobres. La pobreza es la identidad con que se mide a aquél que no conocemos pero que intuimos que está ahí. ¿Qué es la pobreza? Pucha, no se, pero mi empleada, mi chofer, el guachimán de mi ONG, el jardinero (con quien hablo de vez en cuando porque soy inclusiv@), me ha contado que es así y asá. Palabra del señor conserje.
4. El Evangelio Según la Democracia. Queremos democracia. ¿Por qué? “No seas chusco, todos tenemos que quererla”. Eso incluye la infinidad de artículos que dicen que “queremos partidos representativos”, “instituciones sólidas”, “equilibrio de poderes”, “inclusión social”, etc. Toda tautología es democracia. Piense en una palabra bonita… ¿ya? Bueno también eso es democracia. Todo lo que suene nice entra en esta categoría. Pensar que antes fue la revolución, ahora negada tres veces, y los mismos que alguna vez se alzaron (de sus asientos congresales no más, no les daba para más) ahora son los defensores a vida o muerte, de una palabra que dicha tantas veces pierde su sentido, y puede ser cualquier cosa, desde la lucha contra la arbitrariedad de un gobernante (“Alan no es democrático”) hasta la forma de vida ordenada que queremos en el paraíso (“el tráfico de Lima es un ejemplo de lo poco democrático que somos”). Que la democracia sea contigo.
Mucha de las ciencias sociales que se hace (y se enseña) en el Perú parece seguir, lamentablemente, el camino del método teológico: la fuente de todo conocimiento, anterior y posterior, proviene de los evangelios. Los argumentos que se esbozan no se justifican en evidencias empíricas comprobables, las hipótesis –si las hay-- no se “testean”, las ideas simplemente siguen el patrón de mis lecturas favoritas, las mismas de siempre, que son verdades eternas, incuestionables. Muy pocos observan y sistematizan; muchos especulan y alucinan. Los analistas se sienten tocados por el espíritu de su divinidad favorita y no oses en cuestionarlos. ¿Es tan difícil pedir que los argumentos se basen en evidencias, en datos empíricos, o es un sacrilegio exigirlo?
Jorobado, faltó el novísimo "Evangelio según Zizek" (que coge de varios otros evangelios, de Marx, de la Pobreza), para explicar por qué los pobres están que la rompen con Grupo 5 y han tomado por asalto la televisión, por qué Alan García inventó el baile del teteo, por qué el Chino se duerme en su juicio y por qué Waldir no mete goles. Todo ya está explicado y predicho, amén.
ReplyDeleteEl Evangelio segun Zizek lo he dejado para los antropologos, estudiosos de la cultura, etc... Yo preferi centrarme en los mas politicos, pero de acuerdo contigo. Ahi tambien hay sus verdades incuestionables. Como ves, llegue tarde a la Semana Santa. Saludos.
ReplyDeleteCarlos, muy buen post!
ReplyDeleteEn nuestro país todos son analistas sociales. De eso no te olvides, el lenguaje especializado de las ciencias sociales lo usan indiscriminadamente. Ya es parte del lenguaje cotidiano, se ha democratizado jajaja.
La chamba que es para sociólogos o antropólogos ha hace un abogado o un ingeniero casi sin ningún problema (y pueden hacerlo mejor que un sociólogo? Hay de todo!).
Tal vez las ciencias sociales se parezcan al "verdadero" perodismo, no el que aprendes en la Bauzate o en la San Martín, etc., sino el que se aprende en la cancha, a punta de ensayo y error y con el estres del cierre de plazos, de fechas, etc.
Por eso, la naturaleza de los analistas sociales es diversa. Tenemos un ingeniero agrónomo que fue catedrático, luego fue "terrorista", luego reconciliador, y desde siempre es analista, politólogo; inclusive cuando aparecía en la tv (ya no aparece mucho porque ahora es ollantista) le ponían "sociólogo" como profesión. He aquí un converso no? jeje!
Así muchos otros siguen los Evangelios que describes. Y sobre tu pregunta final, voy a darme el trabajito de ir a la biblioteca de sociales y ver desde el año 2000, por lo menos, cuantas tesis de licenciatura usan metodología cualitativa vs. cuantitativa...
Saludos!
Estimado, precisamente la falta de evidencia hace que se digan barbaridades. Creo que no es tanto cuanto de cualitativo o cuantatitivo es nuestro trabajo, sino cuanta informacion empirica se usa para justificar los argumentos. Por eso se dan los casos de "senderologos" que nunca entrevistaron a un senderista, o antropologos indigenistas que nunca hicieron una encuesta a los supuestos "indios". El resultado: los analistas dicen lo que dicen sus evangelios y no lo que dice la realidad. Les falta calle, les falta cerro. Un abrazo.
ReplyDeleteChispas creo que encontramos las mismas imágenes para nuestros posts, jajaja.
ReplyDeleteSaludos,
Carlos P.
PD: Creo que falta el evangelio según Mainwaring y Coppedge, jejeje.
Habla, estimado. Por lo menos yo puedo decir que yo colgue primero a Marx.
ReplyDeleteMainwaring y Coppedge dicen lo que dicen en base a evidencias. Seguir ese paradigma es teologico? No creo. Pero si lo fuera, no tendria ningun problema en ser El Monaguillo (al estilo JB..."padre, ya cayo").
Saludos a la gente, portense bien, y sigan las enciclicas de Tanaka.
Estimado Jorobado,
ReplyDeleteHay otros evangelios que son muy importantes. Son los referentes de nuestros ultraliberales criollos, aquellos que siguen a pie puntillas los mandamientos de Von Misses, Hayek o los Friedman.
Para estos apóstoles todo lo soluciona el libre mercado; si los países son atrasados, es porque no tienen suficiente libre mercado; todos los problemas de una sociedad se explican, según este evangelio, porque el Estado ha interferido en las sacrosantas "fuerzas del mercado"; si a algún gobierno se le ocurre implementar políticas sociales para paliar la pobreza es porque es populista, colectivista, comunista, chavista o cosas por el estilo. Este es el evangelio según el libre mercado o según el Estado mínimo.
En el genial La estructura de las revoluciones científicas, Thomas Kuhn describe al científico típico como dogmático, alguien que suele ser muy hábil para aplicar la teoría de su ciencia particular para resolver problemas científicos como si fueran "enigmas" o acertijos (en sus propios términos, quien es parte de la Ciencia Normal)... y además establece los paralelos de la educación científica y la educación teológica. Pienso que en general siempre serán los menos (y de lejos) los críticos que busquen cuestionar los dogmas que imperan en sus respectivas disciplinas...
ReplyDeleteExcelente articulo, creo que es un reto a ser sincero y objetivo con las opciones políticas.
ReplyDeleteMuy bueno
♫y todos los siglos
ReplyDeletede colonialismo español
que no en balde
te han hecho cobarde♫
(S.R)
Cotler escuchaba trova?