Lima quedó chica, papá. Ya no está Chacalón que cuando cantaba, bajaban los cerros. Lima está en otra parte. En Paterson, por ejemplo: El otro día estaba chilling yo por Paterson New Jersey, la Main estaba llena de jebitas todas sexys. Lima y las limeñas, una peruana que estaba buena, estaba sexy. La bronca ya no es entre criollos y andinos, sino entre Peruvians y Boricuas, cuando por ejemplo estos últimos intentan gilear a “tu flaca”: No le tengo miedo a tu mariachi que está en nada, mami ven conmigo que te llevo a mi pollada. Pero siempre la limeña, chica de su casa, moviéndose como Zambita-ya-tu-sabes en Vocé y cantando con voz de Agua Bella-yo-no-fui, le hace el pare al atrevido: Yo no puedo mirarte, tengo mi novio celoso, tampoco puedo llamarte, vete que es peligroso. El Boricua faltoso y contumaz (“me gusta su mirada, su sonrisa y sus tetas”) insiste por el valor nacional (“vamos que te llevo a otra pollada”), pero ella nancy,nicanor, peruana fiel carajo! Yo no puedo trampearle, tengo mi novio celoso, así quisiera no debo (vesta …), vete que te rompe tu coso. Y así finalmente aparece el Peruvian que es bien arrebatao: nene, cuál es tu cau cau, mira que te aplico mi tumbao, sabes que yo vengo del Callao. El chalaco inmigrante –ahora sabemos su origen especifico-- no arruga, le hace el pare, protege a su jeba, defensa criolla, zafa zafa compare!: “Oye boricua, tú que pensabas, que te ibas a llevar a mi jeba, oe mira tu estás muy huevón”
A pesar del desencuentro, finalmente todos somos Raza, hermano. La historia termina con un llamado a la hermandad latinoamericana (propio del reggaetón, que luego de Chávez –querramos o no-- ha sido un elemento de generación de identidad latinoamericana en los últimos años): “Vamos mis latinos levantando las manos, vamos disfrutando de la música mi hermano, con esta fusión de boricua y peruano”, unidad que no discrimina clases (“vamos cantando a los pobres y a los ricos”), ni procedencias (“así seas de la selva, de la costa o eres serrano”).
Adiós a las historias del Tísico, del Carreta, del cada domingo a las 12 después de la misa (que lejana suena). La cultura criolla –en versión achorada-- también se transnacionaliza (Ávila, donde quiera que estés, no me vengas con la enésima etnografía de la procesión del Señor de los Milagros en Paterson), puede penetrar armónicamente en el establishment gringo (la carta del Friday’s ha incluido definitivamente un Peruvian Chicken –leáse, pollo a la brasa--, ya lo probaste, Buttler o no sales de tu casa?), y lo que queda de tradicional (como la boda de Juan Diego Flórez –nótese el detalle Flórez y no Flores) se toma en joda, se mete chacota (durante la transmisión de la boda en vivo por RPP el reportero pregunta: Y usted con quien ha venido señora? He venido con mi perrito Pekines cruzado). Neo-criollismo? O es el achorado-bozziano?
Antropólogos, acá tienen para otra tesis! Qué diría Zizek? Que el gozo de la transgresión y el símil del baile del teteo presidencial con la Kumbia-tón es el resultado de un crecimiento económico sin distribución y pauperización de las clases criollas….andá. Fácil le meten hasta al antropólogo monotemático de la migración internacional. Qué dirán los “chantis”? (Compare, te has convertido en un paradigma, gracias por la correa), ¿Cuál es tu cau cau?
Ps. El tema es creación de Arturo Barrientos, que allá a inicios de los ochenta, tenía un grupo bien fresa que se llamaba Autocontrol. A las pruebas me remito: http://youtube.com/watch?v=pxx5OjHHBB0
A pesar del desencuentro, finalmente todos somos Raza, hermano. La historia termina con un llamado a la hermandad latinoamericana (propio del reggaetón, que luego de Chávez –querramos o no-- ha sido un elemento de generación de identidad latinoamericana en los últimos años): “Vamos mis latinos levantando las manos, vamos disfrutando de la música mi hermano, con esta fusión de boricua y peruano”, unidad que no discrimina clases (“vamos cantando a los pobres y a los ricos”), ni procedencias (“así seas de la selva, de la costa o eres serrano”).
Adiós a las historias del Tísico, del Carreta, del cada domingo a las 12 después de la misa (que lejana suena). La cultura criolla –en versión achorada-- también se transnacionaliza (Ávila, donde quiera que estés, no me vengas con la enésima etnografía de la procesión del Señor de los Milagros en Paterson), puede penetrar armónicamente en el establishment gringo (la carta del Friday’s ha incluido definitivamente un Peruvian Chicken –leáse, pollo a la brasa--, ya lo probaste, Buttler o no sales de tu casa?), y lo que queda de tradicional (como la boda de Juan Diego Flórez –nótese el detalle Flórez y no Flores) se toma en joda, se mete chacota (durante la transmisión de la boda en vivo por RPP el reportero pregunta: Y usted con quien ha venido señora? He venido con mi perrito Pekines cruzado). Neo-criollismo? O es el achorado-bozziano?
Antropólogos, acá tienen para otra tesis! Qué diría Zizek? Que el gozo de la transgresión y el símil del baile del teteo presidencial con la Kumbia-tón es el resultado de un crecimiento económico sin distribución y pauperización de las clases criollas….andá. Fácil le meten hasta al antropólogo monotemático de la migración internacional. Qué dirán los “chantis”? (Compare, te has convertido en un paradigma, gracias por la correa), ¿Cuál es tu cau cau?
Ps. El tema es creación de Arturo Barrientos, que allá a inicios de los ochenta, tenía un grupo bien fresa que se llamaba Autocontrol. A las pruebas me remito: http://youtube.com/watch?v=pxx5OjHHBB0
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Lo que tu me deseas, te deseo el doble: