¿Tiene algo que ver el legado de la violencia política que se inició en la década del ochenta con los actuales conflictos sociales? He dudado mucho en sostener esta hipótesis en trabajos anteriores porque creo que los mecanismos que conectan los ochenta con la actualidad no quedan del todo claros. Creo que esta conexión mecánica y automática no existe: no podemos decir que dónde la guerra interna fue más cruel en el pasado se encuentran concentrados los conflictos sociales ahora. Eso no explicaría el “Moqueguazo” por ejemplo. Si fuese así los conflictos actuales se concentrarían exclusivamente en el “trapecio andino” o en el Huallaga. (En otros trabajos he probado estadísticamente la ausencia de esta relación).
Sin embargo, lo que quiero proponer en este texto, es una relación complementaria e importante para comprender los conflictos: la influencia de la herencia de la violencia senderista en el “radicalismo” que existe en amplios sectores excluidos. Me explico: la tradición política que se establece significativamente en zonas rurales alejadas de las capitales provinciales es la que imprime Sendero Luminoso en los ochenta. Es la violencia y el pragmatismo, la arbitrariedad que impone el más fuerte, es esta lógica política la que se instituye y se expande en las zonas excluidas del país, donde la tradición política democrática no ha podido hacerlo exitosamente.
No es que no hayan existido otras tradiciones políticas en las zonas rurales del país. El asunto es que la política senderista es la que penetra con mayor fuerza que el aprismo y la izquierda. Hasta 1979, donde el derecho de voto estaba circunscrito a los alfabetos (y excluía de este modo a los ciudadanos de zonas excluidas), no existían incentivos para construir organizaciones partidarias más allá de las capitales de provincia. El APRA, en su historia, ha crecido como un partido de capitales provinciales, en el mejor de sus casos. ¿Para qué crear comités partidarios o hacer política allá donde no hay votos? ¿Para qué hacer política en zonas donde la gente no vota?
Esta lógica cambió un tanto a partir de los setenta, donde la izquierda política busca la inclusión de los analfabetos (concentrados en zonas rurales), dado su trabajo político en gremios campesinos. Sin embargo, esta experiencia se truncó precisamente por la violencia. ¿Cuál es entonces el proyecto político que llega con fuerza por primera vez a los rincones “perdidos” del país donde no existía Estado ni tradición partidaria? Precisamente Sendero Luminoso. Los peruanos de estas zonas aprenden la práctica política del senderismo quizás como el paradigma de hacer política: a través de la violencia, del irrespeto a las instituciones y a las leyes, donde el principal enemigo es precisamente el Estado, la autoridad, la ley. Este “ánimo violentista y radical” del que se da cuenta en la actualidad ha sido aprendido por la práctica senderista de los ochenta. Allá en las alturas de Ayacucho, no llegaba el compañerismo ni la disciplina aprista, ni la conciencia progresista de los fragmentados y ensimismados partidos de izquierda, sino la prédica violentista de Sendero Luminoso. Violencia y política se convierten en sinónimos, se fusionan y se fundan en una sola práctica.
Luego en los noventas vendría y se superpondría a la violencia, el autoritarismo y el pragmatismo del autoritarismo fujimorista, cuyo gobierno precisamente tuvo la capacidad de llegar a esos rincones del país donde sólo Sendero lo había hecho antes. La confluencia es explosiva: violencia y pragmatismo, autoritarismo y arbitrariedad, rabia contra el Estado tradicional y el desprecio por la política convencional y democrática.
Ese ánimo radical, esa cólera y rabia que transpira en la conflictividad actual, se explica en cierto modo (y en ciertos lugares) como el resultado de la confluencia de estos procesos sociales: de la ausencia, pero sobre todo de la incapacidad de la tradición democrática por hacer política en los lugares excluidos, y quedarse y limitarse ahí donde es “más fácil”. A pocas semanas de cumplir cinco años del informe de la CVR, resulta sensato y obligatorio pensar los legados de la violencia a la luz de los hechos políticos actuales. Miren si no le conviene precisamente al APRA, que ningunea el Informe, aprender de estas lecciones, si no quiere que su segundo gobierno termine con una crisis social que parece crecer de manera inevitable.
Foto: (www.noalamina.org.pe)
Sin embargo, lo que quiero proponer en este texto, es una relación complementaria e importante para comprender los conflictos: la influencia de la herencia de la violencia senderista en el “radicalismo” que existe en amplios sectores excluidos. Me explico: la tradición política que se establece significativamente en zonas rurales alejadas de las capitales provinciales es la que imprime Sendero Luminoso en los ochenta. Es la violencia y el pragmatismo, la arbitrariedad que impone el más fuerte, es esta lógica política la que se instituye y se expande en las zonas excluidas del país, donde la tradición política democrática no ha podido hacerlo exitosamente.
No es que no hayan existido otras tradiciones políticas en las zonas rurales del país. El asunto es que la política senderista es la que penetra con mayor fuerza que el aprismo y la izquierda. Hasta 1979, donde el derecho de voto estaba circunscrito a los alfabetos (y excluía de este modo a los ciudadanos de zonas excluidas), no existían incentivos para construir organizaciones partidarias más allá de las capitales de provincia. El APRA, en su historia, ha crecido como un partido de capitales provinciales, en el mejor de sus casos. ¿Para qué crear comités partidarios o hacer política allá donde no hay votos? ¿Para qué hacer política en zonas donde la gente no vota?
Esta lógica cambió un tanto a partir de los setenta, donde la izquierda política busca la inclusión de los analfabetos (concentrados en zonas rurales), dado su trabajo político en gremios campesinos. Sin embargo, esta experiencia se truncó precisamente por la violencia. ¿Cuál es entonces el proyecto político que llega con fuerza por primera vez a los rincones “perdidos” del país donde no existía Estado ni tradición partidaria? Precisamente Sendero Luminoso. Los peruanos de estas zonas aprenden la práctica política del senderismo quizás como el paradigma de hacer política: a través de la violencia, del irrespeto a las instituciones y a las leyes, donde el principal enemigo es precisamente el Estado, la autoridad, la ley. Este “ánimo violentista y radical” del que se da cuenta en la actualidad ha sido aprendido por la práctica senderista de los ochenta. Allá en las alturas de Ayacucho, no llegaba el compañerismo ni la disciplina aprista, ni la conciencia progresista de los fragmentados y ensimismados partidos de izquierda, sino la prédica violentista de Sendero Luminoso. Violencia y política se convierten en sinónimos, se fusionan y se fundan en una sola práctica.
Luego en los noventas vendría y se superpondría a la violencia, el autoritarismo y el pragmatismo del autoritarismo fujimorista, cuyo gobierno precisamente tuvo la capacidad de llegar a esos rincones del país donde sólo Sendero lo había hecho antes. La confluencia es explosiva: violencia y pragmatismo, autoritarismo y arbitrariedad, rabia contra el Estado tradicional y el desprecio por la política convencional y democrática.
Ese ánimo radical, esa cólera y rabia que transpira en la conflictividad actual, se explica en cierto modo (y en ciertos lugares) como el resultado de la confluencia de estos procesos sociales: de la ausencia, pero sobre todo de la incapacidad de la tradición democrática por hacer política en los lugares excluidos, y quedarse y limitarse ahí donde es “más fácil”. A pocas semanas de cumplir cinco años del informe de la CVR, resulta sensato y obligatorio pensar los legados de la violencia a la luz de los hechos políticos actuales. Miren si no le conviene precisamente al APRA, que ningunea el Informe, aprender de estas lecciones, si no quiere que su segundo gobierno termine con una crisis social que parece crecer de manera inevitable.
Foto: (www.noalamina.org.pe)
Hola Carlos, te recomiendo esta entrada reciente de Stanislao Maldonado:
ReplyDeletehttp://asesinatoenelmargen.blogspot.com/2008/06/crisis-distributiva-la-vista-sobre-la.html
Saludos cordiales,
Pareciera que te falta cerro... primero no puedes generalizar no es lo mismo Ayacucho que Puno o Cajamarca. Y segundo no hablas de la rondas campesinas.
ReplyDeleteSaludes
Amazilia
Estimada anonima, quien dice que estoy generalizando...estoy soltando una hipotesis...Un amigo, Ricardo Caro, precisamente me llama la atencion sobre como me salto con garrocha las tradiciones de las comunidades campesinas. Solo que yo estoy hablando de un "proyecto politico con pretension nacional" (como lo fue Sendero y el fujimorismo), y no de tradiciones politicas locales.
ReplyDeleteMe falta cerro? mmmmmmm... Lo dejamos ahi. No te quiero abrumar.
ME PARECE INTERESANTE TU COMENTARIO SOBRE LA VIOLENCIA POLITICA , PIENSO TAMBIEN EN LOS NUEVOS ARQUITECTOS DE LA CONSTRUCCION DE ESTA VIOLENCIA POLITICA , AQUELLLOS QUE EN CADA PUEBLO O COMUNIDAD POR INTERESES PARTICULARES PROPUGNAN SOLUCIONES A DEMANDAS INDIVIDUALES Y BUSCAN BENEFICIOS PROPIOS MEDIANTE ACUERDOS , PARA SATISFACER ESAS DEMANDAS CON OTRAS ORGANIZACIONES PARTIDOS O GRUPOS RADICALES , PERO ME PREGUNTO LA SOLUCION ESTA EN HACER MAS SOLIDOS A LOS PARTIDOS POLITICOS Y QUE ESTOS LLEGUEN A CADA RINCON OLVIDADO DEL PAIS?
ReplyDeletehola jorobado, toda hipótesis puede ser refutada, así q parece q toda propuesta de relación causal queda a prueba por la corroboración empírica (bonito mecanismo para no comprometerse con las hipótesis sueltas que uno pueda soltar). No generalizas, hablas de un proyecto político nacional... osea que... ahora la radicalidad de una propuesta política nacional se explica por sendero (propuesta/oportunidad histórica situada en los 80's y algo de 90's) y incapacidad democrática por hacer política en lugares excluidos. Muchos supuestos (lugares excluidos... por favor, la política siempre estuvo en estos lugares solo q de formas particulares y en relación con la particularidad histórica de cada localidad), y correlaciones forzadas (sendero- proyectos políticos nacionales..; cheka el caso de bolivia y podrás ampliar la visión para comprender la realidad en su cumplejidad, mucha "nota" sobre el dato... muccha ciencia política de las apariencias. Por supuesto, todo lo dicho por mí está en suspenso... pues lo tuyo no es más q una hipótesis...
ReplyDeletehola jorobado, toda hipótesis puede ser refutada, así q parece q toda propuesta de relación causal queda a prueba por la corroboración empírica (bonito mecanismo para no comprometerse con las hipótesis sueltas que uno pueda soltar). No generalizas, hablas de un proyecto político nacional... osea que... ahora la radicalidad de una propuesta política nacional se explica por sendero (propuesta/oportunidad histórica situada en los 80's y algo de 90's) y incapacidad democrática por hacer política en lugares excluidos. Muchos supuestos (lugares excluidos... por favor, la política siempre estuvo en estos lugares solo q de formas particulares y en relación con la particularidad histórica de cada localidad), y correlaciones forzadas (sendero- proyectos políticos nacionales..; cheka el caso de bolivia y podrás ampliar la visión para comprender la realidad en su cumplejidad, mucha "nota" sobre el dato... muccha ciencia política de las apariencias. Por supuesto, todo lo dicho por mí está en suspenso... pues lo tuyo no es más q una hipótesis...; ah porsupuesto io también solo soy un jorobado malcriado
ReplyDeleteAnonimo, esta hipotesis mas bien es sociologica antes que politologica. Tengo que explicarte la diferencia?
ReplyDeleteLas hipotesis tambien hay que armarlas con responsabilidad. Y recuerda que este es un blog (donde cualquier puede escribir, hasta tu y yo, por ejemplo), y no un articulo academico.
hola jorobado, una pequeña diferencia... solo decía mucha ciencia política de la apariencia como forma irónica y de crítica a la visión que va tomando la ciencia política, por ejemplo desde tanaka: un bloggero que tiene sus hinchas, y sí pues todo el mundo puede escribir, pero cuando se trata de crear sentidos sobre la realidad, al menos yo creo que habría que tener mucho más cuidado (esto no para cualquier persona, sino para aquellos que se posicionan con su blog detallando su llamada autoridad del intelectual, he ahí mi énfasis en hacerte este comentario académico). Además, es claro que la hipótesis es "sociológica", aunque claro en ese rubro entra casi de todo y de cualquier forma.
ReplyDelete