El 5 de abril de 1992 Alberto Fujimori ejecutó uno de los golpes más duros contra nuestra frágil institucionalidad democrática. El denominado “auto-golpe” ha sido un hito en la historia política del Perú y de América Latina. Precisamente, con él se detiene la “tercera ola” de democratización de nuestra región y se inicia un tortuoso camino de regímenes políticos autoritarios e híbridos.
Sin embargo, este tipo de medidas autoritarias no pueden comprenderse (ni recordarse) en su real magnitud si no se colocan otros elementos. El “auto-golpe” es aún más significativo para entender nuestra frágil democracia precisamente porque tuvo un alto respaldo popular. El 12 de abril, a una semana del suceso, Apoyo realizó una encuesta en Lima sobre el apoyo al “auto-golpe” y, como se pueden apreciar en los cuadros, el 71% aprobó la disolución del Congreso, y el 89% la “reestructuración” del Poder Judicial (primer cuadro). Cuando una semana después, se replicaron estas preguntas en otras ciudades importantes del país, los resultados fueron más contundentes. En Arequipa el respaldo llegó al 88%, en Iquitos al 80%, en Cusco al 75% y Piura al 77%, lo cual echa por tierra aquellos argumentos que señalan que la oposición al fujimorismo en provincias, a diferencia de Lima, fue principista.
Por el contrario, fue la clase media y media alta urbana la que tuvo algunos reparos a la medida anti-democrática y anti-constitucional. En una encuesta del 15 de abril de 1992 realizada por Apoyo a empresarios, el 79% de los hombres de negocios encuestados definió el régimen como "dictatorial" (aunque el 68% aprobaba la medida). Este dato es importante si contrastamos la opinión de la élite con la del común de los limeños, quienes en un 51% siguieron considerando el régimen como “democrático” (segundo cuadro) y que en un 60% estaban en desacuerdo con una posible vacancia a Fujimori (tercer cuadro).
¿Qué sucede en un país para que una medida autoritaria como la eliminación del balance de poderes, la anulación de las autoridades sub-nacionales y la pérdida de garantías sea (y continúe siendo) tan popular? ¿Es posible justificar de algún modo semejan daño a las normas e instituciones que rigen la vida democrática de un país? ¿Han cambiado estas condiciones 18 años después? Para tomar consciencia del 5 de abril y sus consecuencias en nuestra historia, no basta con recordar los hechos, sino entender sus preocupantes justificaciones.
Sin embargo, este tipo de medidas autoritarias no pueden comprenderse (ni recordarse) en su real magnitud si no se colocan otros elementos. El “auto-golpe” es aún más significativo para entender nuestra frágil democracia precisamente porque tuvo un alto respaldo popular. El 12 de abril, a una semana del suceso, Apoyo realizó una encuesta en Lima sobre el apoyo al “auto-golpe” y, como se pueden apreciar en los cuadros, el 71% aprobó la disolución del Congreso, y el 89% la “reestructuración” del Poder Judicial (primer cuadro). Cuando una semana después, se replicaron estas preguntas en otras ciudades importantes del país, los resultados fueron más contundentes. En Arequipa el respaldo llegó al 88%, en Iquitos al 80%, en Cusco al 75% y Piura al 77%, lo cual echa por tierra aquellos argumentos que señalan que la oposición al fujimorismo en provincias, a diferencia de Lima, fue principista.
Por el contrario, fue la clase media y media alta urbana la que tuvo algunos reparos a la medida anti-democrática y anti-constitucional. En una encuesta del 15 de abril de 1992 realizada por Apoyo a empresarios, el 79% de los hombres de negocios encuestados definió el régimen como "dictatorial" (aunque el 68% aprobaba la medida). Este dato es importante si contrastamos la opinión de la élite con la del común de los limeños, quienes en un 51% siguieron considerando el régimen como “democrático” (segundo cuadro) y que en un 60% estaban en desacuerdo con una posible vacancia a Fujimori (tercer cuadro).
¿Qué sucede en un país para que una medida autoritaria como la eliminación del balance de poderes, la anulación de las autoridades sub-nacionales y la pérdida de garantías sea (y continúe siendo) tan popular? ¿Es posible justificar de algún modo semejan daño a las normas e instituciones que rigen la vida democrática de un país? ¿Han cambiado estas condiciones 18 años después? Para tomar consciencia del 5 de abril y sus consecuencias en nuestra historia, no basta con recordar los hechos, sino entender sus preocupantes justificaciones.
No se puede entender el 5 de Abril sin estudiar previamente el período histórico de 1980-1992, un orden de cosas que nadie extraña y solo los necios defienden. Que no se repitan ambos episodios.
ReplyDeleteTotalmente de acuerdo Fabber. Mis próximos posts y columnas brindarán información sobre el periodo previo, con algunas sorpresas precisamente sobre los "necios".
ReplyDeleteCarlos, la intuición nos dice que si un golpe similar se diera en el Perú este año, o en años venideros, contaría con similar apoyo popular. O en todo caso la opinión pública replicaría las cifras que pones a la mano. Espero equivocarme je.
ReplyDeleteDifícil predecirlo, Milanta. Creo, sin embargo, que hoy hay más consciencia democrática que hace veinte años.
ReplyDeleteBasta leer el libro de Carlos Parodi publicado por el CIUP para entender desde una perspectiva económica y social la justificación el autogolpe de 1992... una suerte de llamada de orden al caos.
ReplyDeletePero solo ingenuos creyeron en el orden al final, pues solo concentro todos los poderes en unas camarillas, y sin prensa ni nadie que les controle, el emborracharse con ese inmenso poder estaba ya determinado. No vuelvan a creer en pseudocincinatos, no existen ni en la derecha ni en la izquierda.
ReplyDelete¿Se esta insinuando que el golpe sirvio para poner en "orden" el pais cuando vivia una ola de protesta social y violencia politica?
ReplyDeleteLos datos del post no explican nada por si solos, a lo sumo pretenden dar a entender que el autogolpe fue asimilado positivamente, mas no va al fondo del asunto: las justificaciones.
¿No sera que el nexo populista con la poblacion ya era lo suficientemente fuerte como para crear esos resultados?
Saludos,
Jason
Jason, el post no busca explicar nada. El tema es de tremenda profundidad para ser tratado a la ligera. Acá sólo busco alcanzar unos datos para el debate.
ReplyDeleteHay muchos temas en discusión alrededor del apoyo a medidas autoritarias en el Perú. Espero discutir algunas de ellas en los próximos posts.
Resulta fácil hacer criticas respecto a lo que significó el auto-golpe de 1992 luego de 18 años de haber ocurrido. En ese sentido, un análisis desapasionado sería lo ideal pero dado que sus consecuencias y vigencia política aún están presentes eso no se puede del todo. Más prudente y pertinente es analizar en todo caso las consecuencias... que pertenecen a nuestro tiempo.
ReplyDeleteEl gran éxito del fujimorismo fue convencer de que el golpe era necesario. No sé por qué, pero juego fichas a que esa posición mantiene popularidad.
ReplyDelete¿Mayor conciencia democrática? Quizás. O tal vez se asume que la situación actual del país no amerita una medida de esa naturaleza.
Slds.
en el 92 las encuestas demostraban una poblacion con pobre conocimiento de la democracia y, lo que es peor, poco aprecio/apego por ella.
ReplyDeletehoy, las encuestas muestran poco aprecio por la honradez o un alto respaldo a hacerse de la vista gorda a la corrupcion.
Claro que el golpe era necesario para lo que los peruanos habiamos vivido hasta ese momento; analizar ex-post, conociendo lo que sucedio después no tiene mayor sentido respecto a establecer si era "necesario" o no. Nadie puede asegurar que sin golpe se hubiesen resuelto los problemas que se resolvieron sin lugar a dudas. Lo cierto y concreto es que luego del golpe, con los poderes concentrados y luego la reeleccion de 1995, los problemas urgentes que la poblacion reclamaba resolver se resolvieron.
ReplyDeleteDe acuerdo con lo manifestado: la necesidad del golpe se basa en lo vivido durante 1980-1992 y yo iria incluso mas lejos: 1968-1992
Tampoco debemos olvidar que quienes estuvimos de acuerdo con el golpe (no voy a jugar ahora a decir que no estuve de acuerdo) estamos muy lejos de tener las mismas motivaciones: ese concepto de "orden" significa muchas cosas diferentes para cada quien
Saludos cordiales
Dario Enriquez
Montreal, Canada
Interesantes precisiones. No olvidemos que la cultura democrática peruana era (y es aún) muy frágil y que la mayoría de la población (de todos los niveles socioeconómicos) reclama solucióna problemas urgentes inclusive si se usa como herramienta un autoritarismo dictatorial.
ReplyDeleteRecuerdo que en abril de 1992 inclusive los más severos críticos del autogolpe reconocían los fracasos y miserias de nuestra "legitimidad democrática 1980-1992" pero pedían que las reformas fujimoristas fueran menos radicales (recuerdo a Henry Pease y Luis Bedoya coincidiendo que "hay un severo dolor de cabeza, pero no decapiten al enfermo"). O sea, de acuerdo en el fondo pero no en la forma. Y temo que esta insólita concesión de dos demócratas se sustenta en la enorme popularidad del autoritario Fujimori.
Cabe reseñar además la débil respuesta democrática de las masas. Reacciones estilo "hondureños por Zelaya" casi no hubo. Y no sólo por temor a las FFAA, sospecho que la desconexión "partidos tradicioales-población" ya existía (y con fuerza) mucho antes del 5 de abril... recordemos que en 1990 aparecieron los primeros "outsiders" de la historia electoral peruana.
Otro dato: el voto aprista de 20 meses antes abarcaba el 22% y la izquierda (aunque partida) llegaba al 13%, pero inclusive esta masa de votantes que llegaba al tercio de la población tampoco se manifestó en forma contundente contra en golpe ¿Cómo es posible que el sistema de partidos perdiera tantos adherentes en menos de dos años? ¿Nuestro pueblo admite y acepta las dictaduras con tal que sean "eficientes"? ¿Y qué falló en nuestra democracia para que esto suceda?
Hola.
ReplyDeleteEl golpe de 1992 se justificaba como una necesidad histórica frente a la situación de anarquía y violencia social. No se justificaba por razones relativas al consenso, ni a la democracia, y menos por presuntos valores institucionales. La "necesidad histórica" es un tipo de exigencia que no se puede tipificar, pues es excepcional. No se puede predecir y, en un sentido último, tampoco se puede repetir. Por eso, los cálculos respecto del pasado, a lo más, sirven para desbaratar la conciencia erronea de la historia, no para dar recetas sobre lo que ha de hacerse en el futuro.
VSR
Jason, a inicios de los noventa los militares fueron recibidos con aplausos en San Marcos. Muchos sanmarquinos de esa época respaldaron medidas autoritarias como la intervención de la universidad. ¿Cúantos sanmarquinos y por qúe respaldaron estas medidas?, ¿Qué pasó en esa época?: Son cosas que debemos intentar responder.
ReplyDeleteSaludos
PD. Aquí un link donde salen fotos de San Marcos en los ochenta y noventa:
http://universidadyviolenciapolitica.blogspot.com/search/label/san%20marcos
Franklin, San Marcos no se encuentra aislado del ambiente. Creo que tanto tú como yo sabemos que San Macos no se caracteriza por ser uniforme en sus posiciones.
ReplyDeleteA lo que me refería cuando dije que tal vez la aprobación del golpe en las encuestas se deba al nexo de populista entre el líder y la población, era que la aprobación de esta hacia el golpe se debía pues a que los lazos clientelares establecidos en la campaña de Fujimori y durante sus primeros años de gobierno llevaron a la población a creer ciegamente en los atributos y en la oferta del líder, en este caso en Fujimori. Lo que involucraría que el golpe sea visto como parte de la estrategia “salvadora” empleada por el mesías chinito en un contexto en el que la democracia peruana estaba ya de capa caída, pues por un lado era minada en su legitimidad por un partido antisistema como SL, y por otro lado chinito vio la oportunidad precisa para acabar con una democracia que ya no era su negocio, este ya había ganado las elecciones, y cayó en la tentación del poder absoluto dando el auto golpe. Otra característica clave de este tipo de representación populista es la ausencia de cualquier tipo de mediación institucional entre el líder y la población, en otras palabras "la noche de los partidos políticos", no olvidemos que el discurso de Fujimori fue anti político y anti partido.
Ahora, ¿Era necesario el auto golpe? ¿O más bien sirvió para satisfacer el puro apetito personal de chinito y compañía? Creo que no era necesario porque la población no era en ese momento enemiga del orden social, SL estaba ya muy debilitado en el 92, y cuando tu sacas los tanques y los pones frente a palacio o en una universidad no estas asegurando el orden social, estas creando uno en función a la violencia e imponiendo tus reglas del juego. He ahí la diferencia entre una democracia y una dictadura. El que haya amigos de aquella segunda entre los bloggers, bueno, es tan irremediable como que en San Marcos hubiera un grupo que haya aplaudido la intervención.
Saludos,
Jason
Los requisitos para intervenir militarmente las universidades públicas se flexiblizaron cuando aún había congreso (antes del autogolpe). Haber estado a favor de medidas fujimoristas en esa época no implica necesariamente simpatizar con dictaduras.
ReplyDeleteJason, importa poco ser bloggers anónimos o tener nombre e idelogía confesa. Creo que el reto esta en investigar la época evitando (mientras se pueda) las posiciones ideológicas de cada uno.