"Consejos de pata" para construir partidos
El Presidente del Congreso Daniel Abugattás ha sido brutalmente honesto: “no tenemos excusas, hemos fallado, no hemos hecho una evaluación adecuada”. Los casos de Celia Anicama, Amado Romero y del propio Omar Chehade, entre varios otros congresistas investigados por el Ministerio Público, han movido el piso al partido (¿?) de la “gran transformación”. En menos de cien días, se han dado de cara con la cruda realidad y han comprobado –vaya novedad—que no tienen la fórmula para renovar la política nacional. Desde la modestia e irresponsabilidad propias de un académico puro, ensayo a continuación algunos consejos al respecto.
El 2016 comienza ahora. Dejar la actividad política solo para comicios ha demostrado que pasa factura. Mire lo que le pasó a Toledo por tanto viajecito a Estados Unidos. Hay que meterle chamba al partido todo el año porque permite depurar oportunistas y prontuariados. No es posible que el proceso de selección de candidaturas sea solo durante los meses previos a la contienda electoral. Seamos francos: las “bases” no existen, pero sí cuadros individuales con naturales ambiciones políticas con quienes se requiere compartir rollo ideológico, pero también confianza interpersonal y lealtad al proyecto.
Conozca a sus pescados. No se limite a solicitar una hoja de vida y antecedentes penales. Se necesita un mayor conocimiento de los que integren las organizaciones políticas. Olvídese de tener “invitados”, por más guita que pongan en campaña. Esos son los más peligrosos porque no se les puede controlar. Son aventureros que tocan todas las puertas posibles y una vez elegidos es muy probable que sean los primeros en contribuir al desprestigio de su movimiento. Premie a sus militantes, a sus seguidores, a quien están en las buenas y en las malas.
Cuánto le cuesta, cuánto le vale. Casi todo el dinero invertido en política se gasta durante las campañas. Debería usar al menos un cuarto del aporte de sus amigos empresarios en el periodo no-electoral. ¿Es iluso? No. Por el contrario, resulta racional para construir una organización sostenible. Un empresario me preguntó si la compra de votos funcionaria en el Perú. Respondí que no por una sencilla razón: no hay partido que controle la distribución de los bienes y asegure la supervisión del intercambio clientelar. Se gastaría en vano. Hasta para hacer clientelismo se requiere de un partido, y eso no aparece de la noche a la mañana.
Los de arriba y los de abajo. No abandone la política en provincias y en regiones. ¿De dónde van a salir sus próximos cuadros nacionales sino es de la experiencia en alcaldías y consejos regionales? La política local y regional es su cantera, su Cantolao. No lo vea solamente como que se trata de presencia en regiones y así queda bien con los analistas. Es sobre todo una forma de generar patrones de carrera política, delinear una jerarquía de ascensos, y foguear a sus muchachos.
No culpe a la Ley de Partidos. De acuerdo, las leyes ayudan, pero creo que más importante que las reformas (lea a Tanaka), son las prácticas propias. La corrección política de la “democracia interna” y del “financiamiento partidario” parte del supuesto del político-buena-gente al punto que la legislación ni siquiera regula sanciones. A las leyes se les saca la vuelta, pero una sacada de vuelta más a la confianza ciudadana en los políticos ya no aguanta.
Publicado en Correo Semanal el 3 de Noviembre del 2011
El Presidente del Congreso Daniel Abugattás ha sido brutalmente honesto: “no tenemos excusas, hemos fallado, no hemos hecho una evaluación adecuada”. Los casos de Celia Anicama, Amado Romero y del propio Omar Chehade, entre varios otros congresistas investigados por el Ministerio Público, han movido el piso al partido (¿?) de la “gran transformación”. En menos de cien días, se han dado de cara con la cruda realidad y han comprobado –vaya novedad—que no tienen la fórmula para renovar la política nacional. Desde la modestia e irresponsabilidad propias de un académico puro, ensayo a continuación algunos consejos al respecto.
El 2016 comienza ahora. Dejar la actividad política solo para comicios ha demostrado que pasa factura. Mire lo que le pasó a Toledo por tanto viajecito a Estados Unidos. Hay que meterle chamba al partido todo el año porque permite depurar oportunistas y prontuariados. No es posible que el proceso de selección de candidaturas sea solo durante los meses previos a la contienda electoral. Seamos francos: las “bases” no existen, pero sí cuadros individuales con naturales ambiciones políticas con quienes se requiere compartir rollo ideológico, pero también confianza interpersonal y lealtad al proyecto.
Conozca a sus pescados. No se limite a solicitar una hoja de vida y antecedentes penales. Se necesita un mayor conocimiento de los que integren las organizaciones políticas. Olvídese de tener “invitados”, por más guita que pongan en campaña. Esos son los más peligrosos porque no se les puede controlar. Son aventureros que tocan todas las puertas posibles y una vez elegidos es muy probable que sean los primeros en contribuir al desprestigio de su movimiento. Premie a sus militantes, a sus seguidores, a quien están en las buenas y en las malas.
Cuánto le cuesta, cuánto le vale. Casi todo el dinero invertido en política se gasta durante las campañas. Debería usar al menos un cuarto del aporte de sus amigos empresarios en el periodo no-electoral. ¿Es iluso? No. Por el contrario, resulta racional para construir una organización sostenible. Un empresario me preguntó si la compra de votos funcionaria en el Perú. Respondí que no por una sencilla razón: no hay partido que controle la distribución de los bienes y asegure la supervisión del intercambio clientelar. Se gastaría en vano. Hasta para hacer clientelismo se requiere de un partido, y eso no aparece de la noche a la mañana.
Los de arriba y los de abajo. No abandone la política en provincias y en regiones. ¿De dónde van a salir sus próximos cuadros nacionales sino es de la experiencia en alcaldías y consejos regionales? La política local y regional es su cantera, su Cantolao. No lo vea solamente como que se trata de presencia en regiones y así queda bien con los analistas. Es sobre todo una forma de generar patrones de carrera política, delinear una jerarquía de ascensos, y foguear a sus muchachos.
No culpe a la Ley de Partidos. De acuerdo, las leyes ayudan, pero creo que más importante que las reformas (lea a Tanaka), son las prácticas propias. La corrección política de la “democracia interna” y del “financiamiento partidario” parte del supuesto del político-buena-gente al punto que la legislación ni siquiera regula sanciones. A las leyes se les saca la vuelta, pero una sacada de vuelta más a la confianza ciudadana en los políticos ya no aguanta.
Publicado en Correo Semanal el 3 de Noviembre del 2011
Salud
ReplyDelete¡Ojalá te hagan caso! Al menos en esos consejos. Es básico que «hagan» partidos de verdad, es básico que vuelvan a mirar a alcaldías, provincias y regiones (¿cómo es posible que los «partidos» del Congreso no pinten nada en el resto del Estado?), que hagan funcionar al partido desde dentro, con gente implicada, y que sean los premiados, y que los invitados, si los hay, sean «de verdad» invitados (personas de renombre que te jalas porque crees que políticamente aportan -no solo electoralmente-), y no gente que solo pone plata sobre la mesa para tener su número y postular.
En fin...
(¿Un político que honestamente fallaron con los candidatos elegidos? Bueno, es un punto para comenzar, una vez diagnosticado el problema, toca tratar la enfermedad, sino de nada vale ese reconocimiento.)
Hasta luego ;)
PD: La ley de partidos no ayuda nada, pero la falta de organización permanente no se debe a esta.