Todos nos llenamos la boca con el sambenito de “no hay
Estado” pero pocos con capacidad de decisión saben exactamente lo qué
significa. El soldado Ollanta Humala es uno de esos cuantos privilegiados que
conoció ese Perú perdido en las comisuras de los mapas. “El Ejército llega a un
sitio a defender el Estado de derecho, pero en este caso no había Estado”.
Humala sabe lo que implica “ser Estado” ahí donde no existe: “El oficial tenía
que hacer las veces de juez, de fiscal, de padre, de cura, de hermano…eso no
estaba escrito en ningún manual”.
En el libro de entrevistas “Ollanta Humala. De Locumba a
Candidato a la Presidencia de Perú” (Ocean Sur, 2009), el actual Presidente reflexiona
sobre el detalle de su experiencia como oficial que combatió en zonas de lucha
anti-subversiva, ahí donde como capitán se convertía en “el Estado”: “El Estado
estuvo ausente en las zonas de emergencia y su único instrumento eran las
fuerzas del orden, representadas por subtenientes y tenientes bisoños, en el
mejor de los casos por capitanes”.
Humala ahora es el Jefe de un Estado que –como él sabe-- no
existe. “La población –nota: no dice la “ciudadanía”—percibe la ausencia del
Estado cuando no hay nadie que norme la vida comunal”. No es casual que en la
ceremonia oficial de liberación de los rehenes, Humala sacara del closet su
uniforme castrense. Es la forma cómo reconoce el abandono y la tragedia de las
zonas donde subsiste Sendero y gobierna el narcotráfico, es la manera cómo sabe
“vestirse de Estado”.
Sin embargo, su experiencia anti-subversiva no parece ser
suficiente guía para terminar de una vez con Sendero Luminoso: “(Los
senderistas) tenían una fuerza combatiente de años en la zona, con personal
curtido en el conocimiento del terreno, nuestra gente no”. Pero más importante
aún es que se trata de una organización clandestina que “ejerce el control
poblacional, pero no el territorial”, que hasta ahora se sigue mimetizando en
las sociedades donde opera. ¿Cómo así las columnas terroristas desaparecieron
entre las comunidades luego del secuestro de Techint? ¿Cómo así a pesar del
“cerco militar” la Operación Libertad sigue sin terminar?
El hecho que los principales recursos del Sendero reloaded provengan
del narcotráfico no los “farcariza” como el análisis simplista pretende encasillar.
Hay elementos que se mantienen: el trabajo “político” en las comunidades aledañas
a su intervención militar, la presencia de sus operadores políticos camuflados
entre la gente, la intimidación a la ciudadanía para evitar “soplones”.
Las políticas del gobierno se concentran en el
plano bélico, con un excesivo triunfalismo que ahora se convierte en costo
político. Al optimismo económico de García, le ha seguido el optimismo anti-subversivo
de Humala --post-caída de Artemio-- cuando el país aún no resuelve
completamente los problemas estructurales de siempre. La tarea parece quedarle
grande a un soldado Presidente cuando subsisten “otros” Senderos –MOVADEF, la
prédica de los radicalismos en las universidades, los discursos anti-sistémicos
en movilizaciones sociales—que una estrategia militar lamentablemente mira por
encima del hombro.
Publicado en El Comercio, el 17 de Abril del 2012.
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