Friday, October 12, 2012

Las Tres Izquierdas


Dejando a un lado distinciones ideológicas (unas más proclives a las políticas de mercado que otras), propongo una (¿otra?) clasificación de la izquierda peruana, considerando sus lógicas de comportamiento político: la insurrecta, la movimientista y la electoral. (El politólogo Guillermo Trejo realiza un ejercicio similar al analizar la izquierda mexicana).

La insurrecta tiene raíces revolucionarias. Su objetivo fundacional era conquistar el poder a través de las armas. La ola democratizadora pasó por América Latina pero no por lo que queda de esta izquierda. Sus métodos siguen siendo subversivos y anti-establishment. Se ubica por fuera del sistema político y no comparte sus reglas de juego, llegando a versiones terroristas como Sendero Luminoso.  Su auto-marginación la lleva a encontrar aliados de su misma especie, ya sean rebeldes new age como los etnocaceristas o ilegales como los narcotraficantes.

La movimientista está en las calles. Se origina en la creencia que el movimiento popular puede crear “un nuevo orden” (sic). Precisamente en las movilizaciones sociales se encuentran las semillas de la “democracia participativa”, un constructo espirituoso que busca legitimar una presencia pública alternativa a la que se gana en las urnas. Su hábitat es la “sociedad civil”, pero no por ello deja de tener capacidad de presión política. Su actividad actual más notoria son las protestas en contra de la inversión minera y tiene en la agenda ambientalista la identidad movilizante (coyuntural) después de otros intentos fallidos como el discurso étnico o el cocalero.

La electoral está en la calle. Cada cinco años desde 1980, cree en el milagro de un nuevo partido, de un utópico candidato único con arrastre popular, de una nueva confluencia. No ha tenido la capacidad de producir una renovación de cuadros que vaya de la mano con un discurso actualizado y atractivo. Probó de todo, hasta la vía del atajo del outsider militar, cuya “traición” ha convertido a sus militantes sin partido en emos políticos. Ha regresado a los papelógrafos para trazar el derrotero de un nuevo experimento. Fuerza Ciudadana es su última “creación heroica”. 

Hace unas semanas, Jaime de Althaus se preguntaba por qué no nos tocó una izquierda moderna. La pregunta no debe restringirse al plano programático, sino también considerar las estrategias políticas. En América Latina, cuando la izquierda electoral ha tenido la habilidad de vincularse con la movimientista, ha logrado encauzar una fuerza política que defienda la agenda de la lucha de la desigualdad desde el Estado, pero dentro de la moderación de las reglas democráticas. Pero cuando la izquierda de las calles es ganada por la insurrecta, las posibilidades de proyectos autoritarios y violentos son mayores.

Con la influencia de la izquierda sediciosa en sindicatos (CONARE-SUTEP) e intentos inclusive de incursionar en la arena electoral (MOVADEF), la principal responsabilidad de su crecimiento cae en la incompetencia de la izquierda electoral. Esa misma que al celebrar la re-reelección de un presidente autoritario como Hugo Chávez, se aleja más de una izquierda democrática e institucionalista y se vuelve tan “bruta y achorada” como la insurrecta. 

Publicado en El Comercio, 9 de Octubre del 2012.

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