A cuatro meses de la revocatoria, el
panorama es muy adverso para Susana Villarán. Según Ipsos-Apoyo, el 65% de
limeños votaría por que deje el cargo. Este porcentaje es mayor en los sectores
más pobres (73% en el NSE E), medios-pobres (70% en el C) y mujeres (71%). La
desaprobación de su gestión (70%) está en crecimiento.
Para sortear esta situación, las
estrategias de victimización y polarización han sido ineficientes. Los capitalinos
reconocen como el principal motivo de los promotores de la salida anticipada a
los intereses económicos (33%) y ambiciones electorales (32%), lo cual no implica
que dejen de suscribir el proceso. Alcaldesa, olvídese de pelear con quienes
recolectaron firmas o apresuraron la consulta. Hacerse la víctima cuando se
está en el poder, no ayuda.
La vida es cruel, alcaldesa, y usted
necesita para sobrevivir el voto del fujimorista de a pie, del aprista que
compra medicamentos en Alfonso Ugarte, de quienes apoyaron a aquel que llama usted
“mafioso” a cada rato. ¿Qué hace entonces politizando y polarizando una
elección vecinal, poniendo en la misma publicidad “No al Indulto a Fujimori”?
Usted tiene que convocar, unir, hacer realidad su slogan “Una Lima Todos”.
Necesitamos una ciudad no solo para los Susy-causas que viven la alucinación del
mundo posmaterial, sino una que no excluya políticamente a aquel que no
concuerda con sus ideas (39% de los votarían por el SI) y no es tan regio como
sus amigos de la tele.
Su rival real es la crisis de
representación. Esa que se agudiza en la insatisfacción cotidiana de los
ciudadanos. La revocatoria es la conflictividad social que se vive en todo el
país, pero institucionalizada en reglas de juego previstas. Es la oportunidad
que tienen limeños, desorganizados social y políticamente, para expresar su
bronca por la inseguridad y la delincuencia (43% del SI) y por una ciudad mal administrada
(39% del SI). ¿Quién más que la alcaldesa como la cara de una Lima que no camina?
¿A quién van a culpar entonces las mujeres que llevan a sus hijos a la escuela
en combi o aquellas que viajan aferradas a sus carteras en el Metropolitano?
No es que seamos “autoritarios” e
"informales". Tampoco "plebeyos desinformados” que no conocen quién
es responsable de qué función. No vivimos enajenados de ver tanto “Al Fondo Hay
Sitio” -ese sería el argumento de los “brutos y achorados” de derecha e
izquierda-, sino que necesitamos a políticos que generen confianza y que lleven
Estado a todos los rincones de Lima. Que persigan las causas irresueltas (La
Parada) sin descuidar las cotidianas, esas que hicieron que Castañeda fuera
popular construyendo escaleras para quienes viven en cerros y llevando
asistencia médica a los más necesitados, cuando esta última no era su “función”.
Para que el NO gane tiene que abrirse a
nuevos públicos, escuchar menos a sus “ahijados” y “chiquiviejos” y más a sus críticos,
quienes quieren evitar una Lima sumida en el completo desgobierno. Si Humala lo
hizo en la campaña del 2011, ¿por qué usted no?
Publicado en El Comercio, 20 de noviembre de 2012.
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