Thursday, October 20, 2011

El indignado confundido

Sobre las protestas en Wall Street y su repercusión en el Perú


Un fantasma recorre el mundo. El fantasma de la indignación. Desde la Primavera árabe hasta el Otoño gringo, pasando por la Puerta del Sol de Madrid, hasta los “pingüinos” ya grandecitos de Chile. Cualquier paro, marcha, “flashmob” es interpretado bajo esta consigna. En este contexto, la convocatoria de Occupy Wall Street (OWS) llegó a Lima generando expectativas, aliados y detractores. ¿Cómo analizamos esta ola de protestas autodenominada “Revolución global”?

Primero centrémonos en el enmarcado de las movilizaciones. OWS es una protesta que ataca al sistema de relaciones económicas que ha dejado de funcionar. Cuestiona la brecha entre representación política y distribución de la riqueza. En el Perú somos precursores en el uso del término “indignación”. Pero la motivación de OWS no nace porque el chofer de Humala se sube a una vereda o porque Mocha no renuncia. No es la indignación clasemediera desde el Café Gianfranco. Los reclamos de OWS están más cerca al Moqueguazo que a las “intervenciones en la realidad” (sic) de los “hipsters” de ciencias sociales. Solo que los primeros son etiquetados como Perros del Hortelano, y los otros como Indignados.

En segundo lugar, se exagera cuando se refiere a su presunta novedad. Al tener la dificultad de plantear plataformas de lucha con políticas concisas, y con una configuración cambiante de seguidores dentro de los Estados Unidos (imagínense fuera de él), la internacionalización de OWS fácilmente se difumina entre las prédicas antisistémicas de siempre. Solo basta ver quiénes acudieron a la Plaza San Martín el #15OCT: Alfa y Omega, Patria Roja, anarquistas de toda la vida y medioambientalistas antimineros. Indignados con “palestinas” en el cuello, los menos.

Del mismo modo se sobreestima la utilidad del uso de las “nuevas tecnologías”. Eduardo Villanueva (secundado por sus followers) afirma que no se hubiera podido adoptar una narrativa global “de indignación” sin el uso de los medios sociales. Para empezar, dudo que se trate de una narrativa homogénea. Más bien no sé si por ignorancia o por desinformar premeditadamente, algunos periodistas quieren vender las luchas por democratización en Arabia como parte del mismo fenómeno que el OWS. Ahora, la historia está repleta de ejemplos de movilizaciones que generaron rápidamente “efectos de contagio”: las guerras de independencia en América Latina y la expansión de la insurgencia guerrillera, solo dos casos, se hicieron en tiempos de palomas mensajeras que no trinaban. Se pintan gorriones en el aire con la cantaleta de la inmediatez de la globalización.

Además, se calla sobre el poder desmovilizador de las redes sociales. Twitter y Facebook también pueden generar incentivos para la pasividad ya que dan la sensación de la participación al alcance de un click, pero, si no hay razón de fondo, no involucra. Por el contrario, produce una perversa “división del trabajo” que segrega y discrimina, en el que el “ciudadano global” convoca indignado desde su laptop en un Starbucks y el anarquista resentido sale a Jr. Quilca a seguirle echando la culpa de todo a Alan García.

El resultado es un indignado confundido: desde comunistas de la vieja guardia hasta Camilas de Pando, salen a protestar (real o virtualmente) sin saber bien por qué. En medio de la plaza o frente al monitor, olvidan que Humala está en el poder y en el fondo temen darse cuenta que no ganaron las elecciones sino que votaron por una promesa de cambio casi inverosímil. Solo les queda mirar al Smartphone y sentirse más tontos que nunca.

Publicado en Correo Semanal, 20 de Octubre del 2011.

Crédito del video: Alvaro Corzo reportando desde NY.

1 comment:

  1. Hola Carlos. Interesante comentario. Pero creo que estas pensando "los medios sociales" como los aplicativos de Internet (Facebook y Twitter). El mísmo error de periodistas. Me parece que los medios sociales siempre han jugado un papel importante.

    Señalas que "la historia está repleta de ejemplos de movilizaciones que generaron rápidamente 'efectos de contagio'", pero dime acaso un libro, una carta, las pinturas, la fotografía, el cine, la radio, todos ejemplos de medios sociales y masivos de aquella época ¿no intervinieron en las antiguas movilizaciones?

    Así mismo, no creo que con este tipo de movilizaciones estemos hablando de "nuevas movilizaciones", tan nuevas que podríamos pensar en un cambio de paradigma teórico sobre lo que ya se dijo de las movilizaciones sociales y políticas; pero seguramente en algún momento ocurrirá. ¿O todo es para siempre? Y lo que vivimos hoy está siendo tan prostituido comercialmente que nadie (incluso los académicos) está observando los límites y desafíos para observar estos entornos complejos. Tal vez ni las ciencias sociales están preparadas para comprenderlas.

    Saludos

    Frank

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