Thursday, October 6, 2011

Estar Lejos

Sobre las distancias sociales y su relevancia política a propósito del caso Walter Oyarce


La familia Oyarce está cerca. Vive en San Borja. Su hijo, fanático aliancista, fue asesinado de una manera condenable e injustificable. Es uno más de los cientos que han muerto a causa de la violencia en el fútbol. Su muerte ha despertado la indignación nacional. El padre de la víctima es admirado por la forma como lleva el luto. A Walter le van a hacer un monumento entre Ate y La Molina, ahí donde se impone una reja que separa gustos sociales distintos. El caso ha generado comisiones investigadoras, gestiones judiciales y policiales de una velocidad inédita.

Aldo Miyashiro está muy cerca. Demasiado. Ha sido barrista de Trinchera Norte por años y, como cualquiera que se ha quitado el polo en una tribuna, entrelazó amistades con un mundo considerado lumpen para el "establishment". Su cercanía con los barrabravas lo descalifica, dicen sus críticos. Paga la “falta” de no delatar a sus fuentes periodísticas (¿Acaso quien entrevista a Artemio es cómplice del terrorismo?), pero en el fondo me parece que se le juzga por tener amigos de “mal gusto”, socialmente “incorrectos”.

El Ministro del Interior Oscar Valdés está cerca, pero a la vez lejos. Su primera reacción fue proponer un intercambio de camisetas entre jugadores de equipos rivales como (una) solución a la violencia en los estadios. Es más fácil echarle la culpa a la mediocre dirigencia del deporte más popular que proponer políticas concretas en materia de seguridad pública. Es más fácil poner los micrófonos a los científicos sociales “culturosos” que han gastado rollos en tratar al barrista como “el otro”, que enmendar la debilidad de un Estado para proteger a sus ciudadanos. Llevar el problema al ámbito de los valores o de lo simbólico, solo producirá campañas ingenuas y paternalistas del tipo "Adopta a un barrabrava". Menos psicoanálisis de masas y más políticas públicas, por favor.

José Luis Vilcapuma está en el más allá. Es uno de los 40 trabajadores de construcciones que ha muerto en lo que va del año por negligencias en los estándares de seguridad. En pleno corazón de Miraflores no se cumplen con las reglas de protección para estos obreros. Sus dirigentes sindicales están más preocupados en dar declaraciones políticas a favor del Gobierno, que en evitar más pérdidas humanas. El hecho apenas aparece de relleno en los noticieros amarillos. Al día siguiente nadie lo comenta en el Café Gianfranco o en la sala de periódicos de tu ONG favorita. Pero una familia en la Lima marginal llora su desaparición. Ya no existe. Y casi no existió para la prensa. El también es invisible.

¿Por qué las familias de obreros de construcción civil o de niños campesinos envenenados con alimentos distribuidos por el propio gobierno no generan los mismos aspavientos de indignación y gritos de justicia de las autoridades, de la prensa y de los regentes de la conciencia nacional? ¿Qué tiene el padre de Walter Oyarce, de Ciro Castillo Rojo o de Ivo Dutra que no tenga el padre del Mayor Bazán desaparecido en el Baguazo? Paradójicamente, si se hace justicia en el caso de Oyarce, de algún modo se hará injusticia con todos los casos postergados. Estar lejos, socialmente, de los que influyen y sustentan la política y la opinión pública agudiza la impunidad, pero sobre todo, cultiva el resentimiento de los que cínicamente llaman “ciudadanos de a pie”. Estar lejos, ofende.

Publicado en Correo Semanal, 6 de Octubre del 2011.

5 Comments:

Anonymous Juan Alfonso said...

Tanto tiempo ha venido el Estado peruano buscando igualdad de resultados a través de de políticas públicas "redistributivas" o dizque "inclusivas", que, según parece ha perdido de vista algo que sí debería garantizar que es la igualdad ante la ley.

October 6, 2011 at 11:39 AM  
Blogger Unknown said...

La izquierda habla de inclusión, y la derecha debería hablar de igualdad ante la ley. Pero vaya, con la derecha que domina el escenario político...Una pena.

October 6, 2011 at 11:41 AM  
Anonymous Un Fiscal del Más Allá said...

Victor Vich y Chanti están cerca de escribir cualquier pastrulada. El primero ya creo lo hizo en una columna de periodico, aun no lo leo: no es imprescindible

October 6, 2011 at 12:10 PM  
Anonymous Juan Alfonso said...

Así es, sin una derecha liberal como opción política, lo que queda al final en el escenario político peruano es una derecha que se define como una rara mezcla de mercantilismo y conservadurismo. Algo que la izquierda usa como piñata y llama neoliberalismo.

October 6, 2011 at 12:11 PM  
Blogger Nief CZ said...

Quizás resulte utópico lo que digo, pero el estado poco podrá hacer si se dedica a formular normas y leyes que resuelvan eficientemente el problema sobre el papel, la conducta social llega un poco más allá y responde con mayor facilidad a lo que las instituciones informales comunican; trabajo conjunto entre estado y clubes formulando políticas que realmente puedan ser cumplidas acompañadas de un mensaje "informal".
Lo de Uruguay y el cambio de camisetas no resulta interesante por el intercambio, sino por el mensaje que cumplió en ese momento, pero en estos casos, la repetición no es buena.

October 6, 2011 at 9:15 PM  

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