Thursday, September 13, 2012

Preguntas incómodas


A veinte años de la caída de Abimael Guzmán continúa la disputa por los méritos políticos de su derrota. Para algunos, Alberto Fujimori no tuvo injerencia en su captura porque alentó una estrategia anti-subversiva distinta, basada en la eliminación selectiva (véase por ejemplo lo que sostiene Claudia Cisneros). Siguiendo esta lógica, el homenaje debería recaer en quienes impulsaron el GEIN. De este modo, los que le niegan mérito a Fujimori, terminan dándolo “por default” a Alan García, bajo cuyo gobierno se creó este grupo operativo. Al final, nadie sabe para quién trabaja.

Usted, con mucha razón, dirá que los únicos que merecen reconocimiento son los oficiales de inteligencia policial. Pero cuando hablamos de “memoria histórica”, llevamos la interpretación de los hechos al campo de la política. Y así como se asignan responsabilidades políticas por los crímenes, también se designan los méritos respectivos por los triunfos. Hemos avanzado en lo primero; lo segundo se ha convertido en una batalla.

El Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (IFCVR) se pensó como el fin, pero se ha convertido en el pretexto. Aunque es un documento avanzado, no ha cumplido con su objetivo de reconciliar. Por el contrario, azuza los ánimos. No ha pasado la prueba de la politización. Sus defensores asumen posiciones tan fundamentalistas como sus críticos. Se enfatizan los disensos cuando lo que urge es identificar puntos en los que estarían de acuerdo tanto Diego García-Sayán como Rafael Rey. 

La apropiación del IFCVR por la izquierda, en nombre de la “defensa de la verdad”, polariza tanto como el ataque de la derecha autoritaria. Ambos han convertido a sus rivales políticos en “los enemigos del país”. Todo defensor de Derecho Humanos es “pro-terruco” y todo crítico de la CVR es “facho”. Por eso se requiere una continuación (no re-escritura) que incluya voces democráticas excluidas y preguntas incómodas. Quizás sea el Acuerdo Nacional la instancia que deba asumir este reto.

¿Por qué no se exige un mea culpa público a esa izquierda que hacia finales de los ochenta todavía organizaba guerrillas en el Altiplano y a esos empresarios que armaban paramilitares en el norte chico? ¿Por qué no se dice que algunos izquierdistas y apristas miraban con tolerancia al MRTA?

Asumamos que la historia es contradictoria. Que el creador de la CVR, Valentín Paniagua, defraudó a muchos cuando negó que el gobierno de Fernando Belaúnde fuera responsable de la mayor cantidad de víctimas. Que Alan García dio el testimonio más solvente en las audiencias públicas y que el APRA es el único partido que lleva un registro ordenado de sus mártires. Que Alberto Fujimori esté preso justamente, pero ¿acaso no es el mismo que llevó al Estado a las zonas más violentas? ¿El hecho que su gobierno terminara en la peor corrupción de nuestra historia debe borrar sus aciertos en la reconstrucción del país? 

Estas son el tipo de preguntas que necesitamos. La premisa para construir una verdad que una a todos, es cuestionar la que creemos intocable.

Publicado en El Comercio el 11 de Setiembre del 2012.

2 Comments:

Anonymous Harald said...

"¿Por qué no se exige un mea culpa público a esa izquierda que hacia finales de los ochenta todavía organizaba guerrillas en el Altiplano y a esos empresarios que armaban paramilitares en el norte chico?" Porque, en una epoca en el que el estado estaba a menudo ausente y en el que, cuando estaba presente, sus representantes cometian abusos grotescos a niveles que rivalizaban a los de SL, los "ronderos", sean estos de izquierda o quasi-paramilitares o ninguno de los dos, eran y son vistos, en el peor de los casos, con mucha ambiguedad. (Ojo, estoy hablando de ronderos en si, no de escuadrones de la muerte paramilitares a la "Comando Rodrigo Franco".) Obviamente que hay muchas cosas que tienen que ser discutidas: que el PUM haya organizado (si bien recuerdo) ronderos en contra de SL en Puno es algo que muy poca gente fuera de la izquierda conoce (en verdad, creo que que se sepa *mejoraria* la imagen del PUM en la poblacion general e incluso en la intelectualidad); muchos ronderos tambien cometieron serios abusos; en ciertas zonas, las rondas eran simplemente un nuevo brazo de los militares - una especie de outsourcing ("disminuyo mis costos y me desentiendo de los abusos"), etc. Pero me parece que lo mas sano aqui es decir: por qué no se discute mas? Si se habla de mea culpas *antes* que haya tal discusion, se esta asumiendo sus conclusiones - casi un petitio principii.

September 14, 2012 at 7:48 AM  
Anonymous Anonymous said...

Yo sin ser de izquierda, si veo un gran valor al Informe Final de la CVR. Sin embargo, coincido contigo en algunos "vacíos" y/o "tergiversaciones" hechas adrede.
Salomón Lerner F., es un gran tipo pero no supo equilibrar ese terrible tufo antifujimorista que tienen las conclusiones, las cuales además no son congruentes con la data. Existe desde un error tan grueso como remitir a la foto del famoso letrero de Cipriani que supuestamente decía que no atendía reclamos de DDHH (la foto no existe aparentemente), hasta condenar a AF como el mayor violador de DDHH cuando por el contrario es justo en su gobierno donde las FFAA empiezan una lucha más profesional y con menos violaciones. Creo que las preguntas que propones son algunas de las más pertinentes que debemos hacernos.

November 2, 2012 at 3:00 PM  

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