El Ciudadano-Twitter
Tengo cuenta en Twitter desde hace unos meses y creo que puedo sintetizar los mensajes de los twitteros peruanos (¿limeños?) en tres cadenas de discusión: Castañeda, Kouri, Masías, blablablá; los españoles, los chilenos, los apristas, los fujimoristas, blablablá; y más recientemente El Papa, curas pedófilos, Cipriani, blablablá. La rabia contenida del sacrificado limeño que no tiene “los gobernantes que se merece” explota todos los días con la misma ilusión de quién manda un mensaje en botella al mar del ciberespacio.
En los últimos días se organizó una de esas “campañas cívicas” desde Twitter y Facebook (ya me siento Marco Sifuentes haciendo la crónica 2.0 de la semana) para “protestar” (mamita qué miedo!) contra la demora en la entrega del Metropolitano por el alcalde de Lima; campaña que ingeniosamente (¿?) denominaron “Lentopolitano” (se echó de menos la creatividad Toronja). Dicha campaña tuvo como a uno de sus promotores a la periodista Rosa Palacios, quien desde su cuenta de palomilla (perdón, de gorrión) llamó a la “protesta virtual”. Convertida en la Pizango del Twitter, consideró tal proeza como una “gran experiencia”, convocó a la payaso Wendy Ramos (la Yola 2.0 de los twitteros-burbujitos) y la resumió bárbaramente: “No se necesita más que un teclado para llamar la atención sobre un derecho”.
No, queridos followers. En este país donde todos los meses mueren compatriotas por reclamar sus derechos (sí, esos que la derecha llama “radicales”), sus dizque protestas virtuales por el tráfico limeño me resultan tan insignificantes como ingenuas. Tanto sus momentos 2.0 como los bloqueos de carreteras no se solucionan elevando el grito de guerra (virtual o real), sino exigiendo y promoviendo el funcionamiento de las instituciones creadas para solucionarlos. Pero claro, me olvidaba de su otra debilidad: atacar al Congreso. Juegan a ser post-materiales, sin ser siquiera liberales. El twitteo ciudadano aislado es tan indolente como el teteo político, si los reclamos justos no pasan por las instancias decisorias (el Concejo limeño, en este caso). Creer que con el Twitter se hace patria o que sólo el Twitter salvará al Perú es una ilusión, de esas que se acaban con la batería de la laptop.
Publicado en Correo, 24 de Abril del 2010
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