¿Por qué ganaron Humala y Fujimori?
Una primera lectura de los resultados electorales nos lleva a interpretar la victoria de Humala como la expresión de un rechazo al modelo económico y echarle la culpa al gobierno por haberse concentrado en el optimismo y no haber hecho nada para cambiar ese estado de ánimo "triste y derrotista" de los peruanos andinos (sic). Sin embargo, la respuesta no es tan sencilla como para activar inmediatamente nuestros sentimientos de culpa y voltear la página.
Sigo sosteniendo que las explicaciones deterministas en lo económico no bastan para entender el triunfo humalista. En el intercambio que tuve con Sinesio López, él terminó acertando el resultado, pero no necesariamente por las razones que adujo (igual pagaré la apuesta este martes en la PUCP). Si seguimos su argumento, no sólo los insatisfechos habrían salido de su estado de "disonancia cognitiva", sino que a la vez las clases medias urbanas se habrían enajenado el 10 de abril. ¿Cómo explicar sino el alto porcentaje de voto "antisistema" en Lima, Trujillo y Piura? (o como contraejemplo, el respaldo de PPK en el "sur radical").
La clave de la victoria de Humala sería su estrategia electoral: comenzar "tarde" la campaña, dejando que sus madrugadores rivales se desgasten; aparecer más moderado, matizando su imagen radical para seducir a las clases medias; y trascender el discurso de la economía hacia la lucha Correocontra la corrupción y por la seguridad. Hizo lo que muchos analistas no pensábamos que podía hacer: salir del corsé economicista que un grupo de sus asesores le habían encajado.
La victoria de Fujimori sí resultó hasta cierto punto predecible por los politólogos: en un escenario de fragmentación política, el 20% de voto duro es un capital para pasar a la segunda vuelta (sin contar el voto oculto que salió de su escondite). Porque, aunque duela a muchos aceptarlo, el fujimorismo es lo que más se parece a un partido político (de acuerdo con Levitsky). Ok: es personalista, no mantiene una organización (ni siquiera siglas), pero ha trascendido el intercambio clientelar de los noventas, el agradecimiento de sus beneficiarios, y ha empezado a generar mística, seguidores, militancia. Fuerza 2011 tiene fujimoristas. Gana Perú no tiene humalistas.
Tanto Humala como Fujimori representan la demanda por Estado.El primero como promesa y como cambio, la segunda como evaluación retrospectiva del gobierno de su padre. Un Estado que se traduzca en seguridad y en programas sociales (y no un Estado promotor de aerolíneas, por ejemplo). Pero es a la vez, en ambos casos, una inclusión autoritaria y potencialmente clientelar. Porque nos hemos olvidado que los últimos diez años han sido de conflictividad social, cuyo protagonista es el "perro del hortelano", que salió a votar para exigir más Estado, pero con mano dura.
Publicado en Correo, 16 de Abril del 2011.
Sigo sosteniendo que las explicaciones deterministas en lo económico no bastan para entender el triunfo humalista. En el intercambio que tuve con Sinesio López, él terminó acertando el resultado, pero no necesariamente por las razones que adujo (igual pagaré la apuesta este martes en la PUCP). Si seguimos su argumento, no sólo los insatisfechos habrían salido de su estado de "disonancia cognitiva", sino que a la vez las clases medias urbanas se habrían enajenado el 10 de abril. ¿Cómo explicar sino el alto porcentaje de voto "antisistema" en Lima, Trujillo y Piura? (o como contraejemplo, el respaldo de PPK en el "sur radical").
La clave de la victoria de Humala sería su estrategia electoral: comenzar "tarde" la campaña, dejando que sus madrugadores rivales se desgasten; aparecer más moderado, matizando su imagen radical para seducir a las clases medias; y trascender el discurso de la economía hacia la lucha Correocontra la corrupción y por la seguridad. Hizo lo que muchos analistas no pensábamos que podía hacer: salir del corsé economicista que un grupo de sus asesores le habían encajado.
La victoria de Fujimori sí resultó hasta cierto punto predecible por los politólogos: en un escenario de fragmentación política, el 20% de voto duro es un capital para pasar a la segunda vuelta (sin contar el voto oculto que salió de su escondite). Porque, aunque duela a muchos aceptarlo, el fujimorismo es lo que más se parece a un partido político (de acuerdo con Levitsky). Ok: es personalista, no mantiene una organización (ni siquiera siglas), pero ha trascendido el intercambio clientelar de los noventas, el agradecimiento de sus beneficiarios, y ha empezado a generar mística, seguidores, militancia. Fuerza 2011 tiene fujimoristas. Gana Perú no tiene humalistas.
Tanto Humala como Fujimori representan la demanda por Estado.El primero como promesa y como cambio, la segunda como evaluación retrospectiva del gobierno de su padre. Un Estado que se traduzca en seguridad y en programas sociales (y no un Estado promotor de aerolíneas, por ejemplo). Pero es a la vez, en ambos casos, una inclusión autoritaria y potencialmente clientelar. Porque nos hemos olvidado que los últimos diez años han sido de conflictividad social, cuyo protagonista es el "perro del hortelano", que salió a votar para exigir más Estado, pero con mano dura.
Publicado en Correo, 16 de Abril del 2011.
Entrevista con Jaime de Althaus el 21 de Marzo (a 3 semanas de la primera vuelta). Específicamente sobre pronósticos para la segunda vuelta ver Min 15.30:
Labels: Elecciones Presidenciales 2011