The Truman Love (o el amor en los tiempos del facebook)
Domingo, 11.30 am. Ingreso a mi cuenta del Facebook. Nuevamente ocurre lo que ha venido sucediendo en las últimas semanas: insufribles comentarios de fotos entre una pareja de amigos, separados por la distancia, pero unidos por el chat y el skype, gritando a los cuatro vientos, al yahoo y al google, que se adoran, que se aman, que “eres la mujer más linda del mundo, periquita”, que “que lindo se te ve sin barba, mi panzoncito”. Mientras tanto los 53 amigos en común, somos testigos de sus besuqueos virtuales, de los apaparrachos a través de los Hugs y de los Kisses que se mandan disciplinadamente every day, somos el público cautivo de la novela que comenzó cuando pasaron de su status de “single” al “in a relationship”, de los avatares producto de la larga estadía de ella en Paris y la resistencia de él en Lima (todos nos entristecimos cuando por cuatro interminables días ambos tuvieron “it’s complicated”), nos enternecimos cuando confirmaron en los movie tests que son el uno para el otro (un envidiable 92% de compatibilidad), nos solidarizamos cuando ambos simultáneamente se suscribieron a una causa (they helped a cause La mejor comida: la peruana)y nos sonrojamos cuando los cotejamos en “What sexual position are you?”.
El amor en los tiempos del facebook es una suerte de Truman Show, aquella película protagonizada por Jim Carrey, donde la vida simple y mundana de un muchacho de a pie era observada por millones de televidentes, que compartían los devaneos de un simple mortal. La vida del común y silvestre convertida en un espectáculo. El facebook se ha convertido en una suerte de réplica virtual de esa idea. Existe para espectaculizar nuestra cotidianeidad, para convertirnos en el personaje principal de una historia (nadie se acepta como supporting role), para que nos observen, a través de fotos y de videos, con soundtracks incluidos, dentro de los contextos a los que pertenecemos y que son recreados a partir de las redes de amigos que suscribimos. El facebook explota nuestro egocentrismo y nos sumerge en esos ego trips interminables.
A través del Facebook, las relaciones de pareja, como cualquier otro aspecto de nuestras vidas, se convierten en la historia que queremos contar de ellas. Nos volvemos exhibicionistas de nuestras biografías y por lo tanto creamos nuestras propias ficciones: se revelan los picos de felicidad, nuestros besos de película, nuestra sonrisa perfecta ante la cámara, nuestra postal detrás de un sunset o de la torre Eiffel, el recorrido de nuestros pasos por el mundo, el lado que queremos que los otros vean, admiren, envidien; mientras que los “otros” siempre son fieles fisgones de la telenovela que nosotros mismos creamos. Queremos ser una sonrisa Kolynos a pesar que nuestra vida pueda ser un escenario de utilería. Nunca saldran los amores fallidos, el chico que no te dio bola, el grito que te dio el jefe, los kilos de mas.
La vida real no es el facebook, ni el hi5, ni el Messenger, ni el blog. Pero como quisiéramos que así sea, no?
El amor en los tiempos del facebook es una suerte de Truman Show, aquella película protagonizada por Jim Carrey, donde la vida simple y mundana de un muchacho de a pie era observada por millones de televidentes, que compartían los devaneos de un simple mortal. La vida del común y silvestre convertida en un espectáculo. El facebook se ha convertido en una suerte de réplica virtual de esa idea. Existe para espectaculizar nuestra cotidianeidad, para convertirnos en el personaje principal de una historia (nadie se acepta como supporting role), para que nos observen, a través de fotos y de videos, con soundtracks incluidos, dentro de los contextos a los que pertenecemos y que son recreados a partir de las redes de amigos que suscribimos. El facebook explota nuestro egocentrismo y nos sumerge en esos ego trips interminables.
A través del Facebook, las relaciones de pareja, como cualquier otro aspecto de nuestras vidas, se convierten en la historia que queremos contar de ellas. Nos volvemos exhibicionistas de nuestras biografías y por lo tanto creamos nuestras propias ficciones: se revelan los picos de felicidad, nuestros besos de película, nuestra sonrisa perfecta ante la cámara, nuestra postal detrás de un sunset o de la torre Eiffel, el recorrido de nuestros pasos por el mundo, el lado que queremos que los otros vean, admiren, envidien; mientras que los “otros” siempre son fieles fisgones de la telenovela que nosotros mismos creamos. Queremos ser una sonrisa Kolynos a pesar que nuestra vida pueda ser un escenario de utilería. Nunca saldran los amores fallidos, el chico que no te dio bola, el grito que te dio el jefe, los kilos de mas.
La vida real no es el facebook, ni el hi5, ni el Messenger, ni el blog. Pero como quisiéramos que así sea, no?
Labels: Ficciones
5 Comments:
interesante análisis Mel...
agregame a tu facebook pa chequear, jaja!!
Crees que te voy a agregar? No seas loco, pes. Jajaja... Saludos Juanpi.
todo porque no quieres q vea a las alumnitas que has agregado y los comments q haces en sus fotos, jajaja!!
saludos!!
"tu envidia es mi progreso" (cae a pelo, no?)
quién diría, quién diría...
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