La transición insulsa
La "transición" referida ha sido sobredimensionada. Los gobiernos interinos constituyen momentos excepcionales dentro de la dinámica de los sistemas políticos. Son contextos donde los actores se encuentran en repliegue y por lo tanto las iniciativas que se plantean son limitadas. No se puede proponer grandes reformas que alcancen consistencia en el futuro bajo este contexto atípico, por una sencilla razón: se trata ante todo de salidas improvisadas. Los gobiernos interinos no suelen ser terreno fértil si no son producto de un acuerdo político que incluya a todas las fuerzas, incluyendo a la oposición y a los "chicos malos".
No hay reforma sin pacto (Tomo I Enciclopedia de Petete) y la apertura política iniciada el 2000 se hizo sin dos actores claves como el fujimorismo y el aprismo (el Acuerdo Nacional vino después), y con un voluntarismo político que tuvo más de ingenuo que de visionario. El resultado fue una democratización fake, con una descentralización sin partidos enraizados en el interior y con un participacionismo sin una sociedad civil fuerte. Las consecuencias de este voluntarismo miope las vemos hoy: la descentralización ha debilitado aún más a los partidos y la única participación ciudadana que tenemos es des-institucionalizada y violenta (a través de conflictos sociales).
El gobierno provisional de Paniagua tuvo sus aciertos. No meterse con el modelo económico fue el principal (aunque ello contradice la tesis de AA que señala que una "transición completa" implicaría un cambio del modelo neoliberal). En materia de Derechos Humanos creo que están sus aportes (aunque polémicos); sin embargo, sus gestores no siguieron una línea coherente al respecto (recuerdo la cara de horror de Susana Villarán luego del discurso de Paniagua en la Audiencia Pública sobre Partidos de la CVR).
En conclusión, AA exagera magnificando dicho gobierno interino como el gestor de una gran transformación. Si le ponemos esa valla, no la pasa simplemente porque las reformas que inició han tenido resultados contrarios a los esperados por deficiencias en su propio origen. Coincido con AA en que se mantiene un modelo autoritario, funcional a los intereses dominantes. Pero no es correcto sobredimensionar los méritos de Paniagua. Eso sería como celebrar un 6-0 sobre Chile en un amistoso o el pase a una semifinal de la Copa América en la que los demás llevaron suplentes.
Publicado en Correo, 27 de Noviembre del 2010
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