Obama es "caviar"

Vamos a los datos: ¿por qué la victoria de ayer en Pennsylvania fue importante? Porque efectivamente termina siendo uno de esos estados que deciden triunfos finales. Veamos las estadísticas: históricamente es un bastión demócrata y es ahí donde suelen imponerse sobre los republicanos, inclusive cuando son éstos últimos los que ganan las nacionales. Un breve repaso: 2004 (Kerry 51%, Bush 48%), 2000 (Al Gore 54%, Bush 46%), 1992 (Clinton 45%, Bush 36%). Aunque en las dos primeras, Bush fue elegido a nivel nacional, los demócratas se impusieron en este estado, precisamente por su arraigo (“clivaje”) dentro de los “blue-collar” en las ciudades industriales principales como Philadelphia y Pittsburgh. Pero este elector Demócrata promedio también puede terminar votando por los Republicanos, si es que “su” candidato no cala dentro de esta base social. El ejemplo es 1998, cuando Dukakis obtuvo el 48% perdiendo por Bush con 51%. Lección: candidato Demócrata que no convence a sus bases obreras, corre el riesgo de perder la elección nacional. Obama se ve reflejado en el roche de Dukakis: demasiado elitista, por más “yes we can” que diga, su voto termina aferrándose al elector joven y “afroamericano”, pero le cuesta ahí donde está el gringo promedio, a quien agredió la semana pasada llamándolo “amargado, rencoroso” (“bitter”), metiendo una vez más la pata y avivando los fuegos “clasistas” que sí existen en este país.
Finalmente son estos “estados obreros” los que importan para los Demócratas y es precisamente donde Hillary Clinton se la lleva. Pennsylvania se suma a la estratégica victoria en Ohio (54%) y Michigan (55%), faltando otros estados similares como Indiana (esa la viviré en vivo y en directo), Kentucky y West Virginia (clave para entender la derrota de Al Gore versus Bush el 2000). Clinton tiene un argumento a su favor, porque si bien está por debajo en el número de delegados, puede convencer a un sector de ellos (a los “superdelegados” que son los que ocupan cargos importantes en puestos públicos) bajo el razonamiento que ella gana los votos que el partido Demócrata necesita.
El desenlace aún está abierto. Pero con los resultados de anoche, se comprueba lo impostado que resulta el discurso de Obama cuando la clase social importa, cuando no hay como apelar a la raza, sino a la economía, cuando el bolsillo manda. Quizás termine imponiéndose al final de cuentas (lo cual lo diferencia de nuestros caviares cholos que no ganan ni en el bingo de la Resi San Felipe) porque finalmente los “electores” de las primarias son ya de por sí una elite. Pero Obama le habla al gringo obrero promedio con la misma distancia que los caviares peruanos le hablan a un ambulante. O sea, en teoría se le deberían creer. Hablan bonito y “a favor de los necesitados”. Pero te miro la corbata, los zapatos y el dedo en la nariz, y no te creo hermano, aunque seas “negro”, no te creo, compare. Porque el voto no sólo se gana en los discursos, sino en la empatía, en la química, en el identificarte “como uno”, eso que le falta a Obama ante los blue collar, eso que le falta a los caviares frente al “pueblo peruano”. (Caviar, hermano, no te engañes, esos que van a tus talleres participativos y te hacen la patería terminan votando por Humala, por la Sarita.)
Otra para el caviarómetro: tienes tu pin de Obama?
Foto: The Economist
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