La seguridad pública y la izquierda.
Cuando el gobierno de Ollanta Humala se plantea resolver la inseguridad ciudadana, la pregunta de fondo es si un gobierno de izquierda está preparado para enfrentarla. A la derecha le queda claro el tipo de intervención y es más, siempre ha enarbolado el tema de seguridad en sus plataformas políticas, al punto que se le asocia a una forma de solucionar estos problemas. En América Latina, ante amenazas a la seguridad pública, proyectos políticos de derecha lograron construir respaldo popular en base a una respuesta represiva, militarizada y de mano dura ante los peligros de violencia, ya sean de carácter subversivo o delincuencial. Fujimori y Uribe son los más claros ejemplos de cómo, por un lado, una respuesta gubernamental a la violencia puede capitalizarse políticamente, pero a la vez, de cómo el monopolio de la violencia puede desbordar al propio Estado y convertir a éste en un agresor más.
¿Qué puede ofrecer un gobierno de izquierda como solución a la inseguridad?
Un informe de INFOS compara el ofrecimiento del candidato Humala en estos temas. En el Plan de Gobierno de GANA Perú se propugna “una visión progresista” de la seguridad ciudadana, centrada en la prevención del delito por encima del control y la represión. Es decir, comprender sus causas en problemas estructurales de la sociedad tales como pobreza y marginación. Por ejemplo, el congresista oficialista Javier Diez Canseco plantea “construir una sociedad con valores distintos al neoliberalismo salvaje…familias con una vida decente y sin las brutales inequidades y exclusiones de hoy” (sic). Por otro lado, en la Hoja de Ruta se planteaba un enfoque centrado en el incremento de recursos tanto humanos como de infraestructura para la lucha contra la delincuencia. El ofrecimiento del Ministro del Interior Valdez de disponer el cuerpo policial exclusivamente a asuntos de seguridad pública y de mejorar el sistema de inteligencia abonan a la vertiente represiva que es más de lo que ya hemos tenido en los últimos años, y no marca diferencia con los fracasos de los gobiernos anteriores en esta materia.
¿Existe una tercera vía en materia de seguridad? Se debe plantear el tema de la seguridad estrechamente vinculado con el de presencia del Estado. La exclusión no es solo económica y social, sino también de protección estatal que debe brindar el gobierno. El camino de la privatización de la defensa ante la inseguridad (services privados) tiene altas probabilidades de degenerar y de que se vaya de las manos a sus impulsores. Y presencia estatal en materia de seguridad no es solamente más comisarías y policías; sino, por un lado, una burocracia civil especializada (y no repleta de ex agentes de inteligencia) y, por otro, preciso ejercicio del Estado de Derecho, lo cual implica un trabajo coordinado entre Interior y Justicia, pero también con un Poder Judicial más dinámico en el procesamiento de las sanciones.
La respuesta progresista es bien intencionada, pero parte de la premisa que tiene que cambiar al mundo primero. La respuesta militarizada –no es casual el número importante de ex militares en el Ejecutivo—es efectista y parcial. Una combinación de ambas (que es lo que hasta ahora representa Humala) no es suficiente para un problema que viene creciendo en perjuicios y preocupación, sino se piensa este sector en términos de inclusión estatal. No bastan más pistolas, si no hay nuevas ideas.
Publicado en
Correo Semanal, 11 de Agosto del 2011.